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Incluso sesenta a\u00f1os despu\u00e9s del Tratado del El\u00edseo, las buenas relaciones entre Alemania y Francia no pueden darse por sentadas. Se necesita una inversi\u00f3n continua para el entendimiento mutuo, especialmente en tiempos como estos. <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n
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Reconciliaci\u00f3n en Verdun: Fran\u00e7ois Mitterrand y Helmut Kohl en septiembre de 1984 frente a las tumbas de los soldados ca\u00eddos en el campo de batalla. <\/h2>\n Wolfgang Eilmes \/ Epa<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
La ceremonia del 22 de enero en el gran anfiteatro de la Universidad de la Sorbona de Par\u00eds tuvo un doble prop\u00f3sito. Por un lado, record\u00f3 los sesenta a\u00f1os de historia del Tratado del El\u00edseo y coloc\u00f3 simb\u00f3licamente a Emmanuel Macron y Olaf Scholz en las filas de sus ilustres antecesores. Por otro lado, conten\u00eda la promesa de mejorar la eficiencia de la cooperaci\u00f3n franco-alemana.<\/p>\n
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Las im\u00e1genes significativas y las acciones simb\u00f3licas han jugado un papel importante en las relaciones franco-alemanas desde que Charles de Gaulle y Konrad Adenauer se reunieron para una misa conjunta en la Catedral de Reims el 8 de julio de 1962. Este lugar sagrado de la coronaci\u00f3n francesa fue bombardeado por el ej\u00e9rcito alem\u00e1n en septiembre de 1914, incendiado y destruido en gran parte. Entre 1974 y 1980, las fotograf\u00edas atestiguan la amistad personal entre Helmut Schmidt y Val\u00e9ry Giscard d’Estaing, que se manifest\u00f3 a nivel internacional. Los dos pol\u00edticos se convirtieron as\u00ed en iconos de la gesti\u00f3n de crisis econ\u00f3mica y financiera. Y cuando Helmut Kohl y Fran\u00e7ois Mitterrand se dieron la mano en el campo de batalla de Verd\u00fan en septiembre de 1984, parec\u00eda como si, con un solo gesto simb\u00f3lico, estuvieran poniendo fin a la era sangrienta del nacionalismo de una vez por todas.<\/p>\n
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Petit-d\u00e9jeuner con poder simb\u00f3lico: Val\u00e9ry-Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt desayunan juntos en Bruselas en 1977. <\/h2>\n Bernard Charlon \/ Gama Rapho<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
De hecho, a lo largo de los a\u00f1os, los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania y Francia han sabido desplazar las im\u00e1genes antiguas con su lenguaje simb\u00f3lico de reconciliaci\u00f3n y amistad. El juego de d\u00e9cadas de humillaci\u00f3n y degradaci\u00f3n simb\u00f3lica mutua, desde el Sal\u00f3n de los Espejos de Versalles hasta el vag\u00f3n de tren del mariscal Foch, es ahora parte de los sedimentos de la historia. Ya no es el 18 de enero de 1871 ni el 18 de enero de 1919, ni la Batalla de Sed\u00e1n ni el Armisticio caracterizan hoy la cultura de la memoria. Ahora es el 22 de enero de 1963 y se firma el tratado de amistad franco-alem\u00e1n en el Palacio del El\u00edseo.<\/p>\n
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Rozando lo kitsch, pero con un mensaje claro<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
En enero de 1963 la constelaci\u00f3n de poder era diferente a la actual. La Rep\u00fablica Federal luch\u00f3 por la respetabilidad y la igualdad de trato. Adem\u00e1s, Adenauer pretend\u00eda utilizar el nuevo equipo para proteger a sus nerviosos vecinos de una entente con Mosc\u00fa y mantenerlo en la alianza. Por el contrario, De Gaulle quer\u00eda avanzar en su idea de una \u201cEuropa de las patrias\u201d, que deber\u00eda centrarse en una cooperaci\u00f3n internacional intensiva. El Tratado del El\u00edseo ten\u00eda la intenci\u00f3n de traer de vuelta al continente a Alemania, que \u00e9l sent\u00eda que estaba demasiado orientada hacia los EE. UU. El eje Par\u00eds-Bonn constituir\u00eda entonces la fuerza motriz de una Europa autoafirmativa.<\/p>\n
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Unidos en lugar de enfrentarse: Konrad Adenauer y Charles de Gaulle inspeccionan un desfile militar franco-alem\u00e1n en 1962. <\/h2>\n camarero<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
En consecuencia, el contrato preve\u00eda un intercambio bilateral regular a la altura de los ojos. La introducci\u00f3n de reuniones peri\u00f3dicas entre los de gobierno \u2013\u201ctantas veces como sea necesario y en principio al menos dos veces al a\u00f1o\u201d\u2013 y entre las administraciones ministeriales \u2013cada tres meses a cada mes\u2013 \u201csellaba\u201d de inmediato la reconciliaci\u00f3n iniciada por la sociedad civil. despu\u00e9s de la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo menos a trav\u00e9s de gestos espectaculares que a trav\u00e9s de mecanismos obligatorios de consulta e intercambio \u00abantes de cada decisi\u00f3n sobre todas las cuestiones importantes de pol\u00edtica exterior y principalmente sobre cuestiones de inter\u00e9s com\u00fan, para lograr en la medida de lo posible una actitud paralela\u00bb.<\/p>\n
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La cooperaci\u00f3n regular se ha expandido a muchas otras \u00e1reas en las \u00faltimas d\u00e9cadas. Las relaciones franco-alemanas se han convertido en una red muy unida en todos los \u00e1mbitos, desde la econom\u00eda y las finanzas hasta la defensa y la cultura. Los intercambios de j\u00f3venes, los hermanamientos de ciudades y otros foros de encuentro han fortalecido el conocimiento mutuo de los vecinos que han sido enemigos durante mucho tiempo.<\/p>\n
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Sesenta a\u00f1os despu\u00e9s de la firma del tratado, \u00bfera realmente necesaria una conmemoraci\u00f3n?<\/p>\n
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S\u00ed, porque las im\u00e1genes y los s\u00edmbolos crean una superficie memorable con una est\u00e9tica de cultura del recuerdo, a veces rayana en el kitsch pol\u00edtico, pero siempre con un mensaje claro. La colaboraci\u00f3n eficaz requiere una representaci\u00f3n simb\u00f3lica para hacer frente a la realidad cotidiana (a veces banalidad) de las relaciones franco-alemanas. Incluso en los tiempos de la llamada \u00abenemistad hereditaria\u00bb hab\u00eda innumerables y ricas relaciones econ\u00f3micas, culturales y personales m\u00e1s all\u00e1 de Versalles y los vagones de ferrocarril. Entre 1871 y 1945, alemanes y franceses sintieron que ten\u00edan mucho m\u00e1s en com\u00fan de lo que habr\u00edan sugerido la pol\u00edtica y la guerra; que b\u00e1sicamente formaron una comunidad de destino transnacional, aunque \u201ca contre c\u0153ur\u201d, inevitable en la era del nacionalismo.<\/p>\n
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Un tratado de amistad: Konrad Adenauer (izquierda) y Charles de Gaulle firman el Tratado del El\u00edseo en enero de 1963.<\/h2>\n Acciones y personas de Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
Por el contrario, no debemos cerrar los ojos hoy ante el hecho de que, a pesar de las reuniones conjuntas del gabinete y de una asamblea parlamentaria franco-alemana, existen muchas diferencias, desconfianza constante y, lamentablemente, una brusca crueldad que se esconde bajo la superficie del lenguaje simb\u00f3lico basado en la amistad. . Por ejemplo, \u00bfqu\u00e9 pensar del esp\u00edritu del Tratado de Aquisgr\u00e1n firmado el 22 de enero de 2019, cuando el gobierno alem\u00e1n respondi\u00f3 un a\u00f1o despu\u00e9s a la afirmaci\u00f3n que all\u00ed se documentaba, \u201ccu\u00e1n importante es la cooperaci\u00f3n transfronteriza\u201d y la \u201cmovilidad\u201d? , por abruptamente y cerr\u00f3 la frontera germano-francesa sin previo aviso? Independientemente de si esta medida fue efectiva en relaci\u00f3n con la epidemia emergente de corona o no (las dudas al respecto estaban y est\u00e1n justificadas): revel\u00f3 una reducci\u00f3n instintiva de la concepci\u00f3n pol\u00edtica del espacio a la estrechez de la frontera nacional. Eso no era adecuado a la realidad europea ni a la amistad franco-alemana, y caus\u00f3 un da\u00f1o considerable.<\/p>\n
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La situaci\u00f3n es similar hoy en d\u00eda con la sospecha instintiva en Francia de que los alemanes sucumbir\u00edan a su viejo \u00abimpulso hacia el este\u00bb tan pronto como la pol\u00edtica y los negocios se interesaran por sus vecinos del este. Cuando el canciller Scholz pronunci\u00f3 un discurso sobre Europa en Praga a fines de agosto de 2022 y, fue un error, no mencion\u00f3 la importancia de la cooperaci\u00f3n franco-alemana para la construcci\u00f3n europea, el llamado \u00abcomplejo Rapallo\u00bb volvi\u00f3 r\u00e1pidamente – en la memoria del trauma dejado en Francia por el Tratado de Rapallo germano-sovi\u00e9tico-ruso de abril de 1922.<\/p>\n
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