{"id":458191,"date":"2023-02-12T15:30:53","date_gmt":"2023-02-12T15:30:53","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/antakya-nunca-volvera-a-ser-la-misma\/"},"modified":"2023-02-12T15:30:55","modified_gmt":"2023-02-12T15:30:55","slug":"antakya-nunca-volvera-a-ser-la-misma","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/antakya-nunca-volvera-a-ser-la-misma\/","title":{"rendered":"\u00abAntakya nunca volver\u00e1 a ser la misma\u00bb"},"content":{"rendered":"


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Gran parte de Antakya, la antigua Antioqu\u00eda, ha sido arrasada. Muchos residentes abandonan la ciudad resignados. La situaci\u00f3n de seguridad se est\u00e1 deteriorando. Por el momento, nadie puede imaginar c\u00f3mo ser\u00eda un nuevo comienzo.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Emir Kocaker saca una pantalla de televisi\u00f3n de su apartamento destruido. El joven de 20 a\u00f1os y su padre Ugur regresaron a la casa gravemente da\u00f1ada por primera vez desde el terremoto para recoger algunas pertenencias. Gracias al escritorio protector, la computadora solo recibi\u00f3 algunos rasgu\u00f1os. Es casi ir\u00f3nico que tambi\u00e9n sobreviviera una caja de huevos crudos.<\/p>\n

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Ya no hay acceso directo a la casa de los Kocakers. La estrecha calle lateral donde viv\u00eda la familia est\u00e1 completamente enterrada. Pero a\u00fan puedes llegar al edificio vecino. Desde all\u00ed, los dos hombres pueden escalar a trav\u00e9s de una pared derrumbada hasta el mont\u00f3n de escombros que una vez fue su hogar. El auto, el orgullo del padre, est\u00e1 enterrado bajo pesadas rocas.<\/p>\n

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\u201cAfortunadamente, toda nuestra familia sobrevivi\u00f3. Pero nuestro barrio, nuestra vida, ya no existe\u201d, dice Ugur Kocaker. Encontraron refugio en el pueblo, con familiares de su esposa. Cuando se le pregunta c\u00f3mo van a continuar las cosas, el hombre de familia se encoge de hombros. \u00abAhora somos refugiados\u00bb. Luego, padre e hijo suben al auto prestado y se van.<\/p>\n

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\"La <\/div>
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La sala de oraci\u00f3n de la Mezquita Habibi-Neccar, que sirvi\u00f3 como iglesia hasta la conquista \u00e1rabe de Antakya en el siglo VII y luego se convirti\u00f3 en la primera mezquita en Anatolia, ha sido destruida.<\/h2>\n

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\"Zeyno <\/div>
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Zeyno Burar se ha mudado con unos vecinos al patio de la Mezquita Habibi-Neccar.<\/h2>\n

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refugio en la mezquita<\/span><\/h2>\n

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Muchos residentes est\u00e1n empacando sus cosas estos d\u00edas en Antakya, la ciudad milenaria en el Orontes, en el extremo sur de Turqu\u00eda. En el sinuoso casco antiguo, donde viv\u00edan los Kocakers, pero tambi\u00e9n en otros barrios, ves gente por todas partes que lleva sus pertenencias restantes en bolsas y maletas y simplemente quiere irse por el momento. El camino de salida hacia el norte ha estado bloqueado durante d\u00edas.<\/p>\n

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La mayor\u00eda de los que se quedaron no tienen otra opci\u00f3n. En el patio de la Mezquita Habibi-Neccar, a solo unos cientos de metros de la casa de los Kocakers, Zeyno Burar se ha mudado a un cuarto con dos vecinos. Los tres ancianos no tienen quien los acoja. Una familia de refugiados sirios tambi\u00e9n ha montado una tienda de campa\u00f1a. Desde el comienzo de la guerra civil hace m\u00e1s de diez a\u00f1os, muchos sirios han buscado refugio en la ciudad cercana a la frontera.<\/p>\n

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La sala de oraci\u00f3n de la iglesia, que sirvi\u00f3 como iglesia hasta la conquista \u00e1rabe de Antakya en el siglo VII y luego se convirti\u00f3 en la primera mezquita de Anatolia, ha sido destruida. Pero en el patio, la gente se siente razonablemente segura. \u00abTodo est\u00e1 roto. Tantos muertos, tantos heridos\u00bb, dice Burar, mientras arroja residuos pl\u00e1sticos a una gran hoguera.<\/p>\n

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\"Muchos <\/div>
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Muchos caminos son intransitables, otros pasan por enormes montones de escombros. <\/h2>\n

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\"Calles <\/div>
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Calles enteras en Antakya est\u00e1n en ruinas. Los rescatistas se enfrentan a una cat\u00e1strofe casi insuperable.<\/h2>\n

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La desesperaci\u00f3n da paso a la resignaci\u00f3n<\/span><\/h2>\n

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El alcance de la destrucci\u00f3n en la ciudad de alrededor de 400.000 habitantes es dif\u00edcil de expresar con palabras. Calles enteras est\u00e1n en ruinas, hay grandes montones de escombros por todas partes. La calle Kurtulus, que sigue el curso del eje principal de la ciudad antigua, se encuentra actualmente intransitable.<\/p>\n

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El casco antiguo adyacente, uno de los m\u00e1s hermosos y aut\u00e9nticos de Turqu\u00eda, est\u00e1 destruido en un 80 por ciento. No hay agua corriente ni electricidad en toda la zona urbana. No s\u00f3lo la palabra de Ugur Kocaker sobre el refugiado suscita asociaciones con una situaci\u00f3n de guerra. Uno recuerda inevitablemente las fotograf\u00edas de ciudades destruidas de la Segunda Guerra Mundial.<\/p>\n

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El estado de \u00e1nimo de conmoci\u00f3n, desesperaci\u00f3n y esperanza que prevaleci\u00f3 en la zona del terremoto en los primeros d\u00edas ha dado paso ahora a una aburrida resignaci\u00f3n en Antakya. Peque\u00f1os milagros contin\u00faan ocurriendo. Una ni\u00f1a de siete a\u00f1os fue rescatada con vida de entre los escombros el s\u00e1bado. Pero la mayor\u00eda de los familiares saben que queda poca esperanza. Y cientos, tal vez incluso miles, siguen desaparecidos. <\/p>\n

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el enfado es grande<\/span><\/h2>\n

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Eda S\u00f6ker viaj\u00f3 a su ciudad natal inmediatamente despu\u00e9s del terremoto para ver c\u00f3mo estaba su familia. Ahora, la mujer de cuarenta a\u00f1os est\u00e1 de pie en el lugar del derrumbe, donde ha estado desde la ma\u00f1ana. un equipo de rescate griego<\/a> est\u00e1 de servicio y pregunta enojado: \u00ab\u00bfDe qu\u00e9 sirven los perros y los micr\u00f3fonos direccionales ahora? Deber\u00edan venir con la excavadora para que finalmente pueda encontrar a mi abuela. Ella est\u00e1 muerta de todos modos\u00bb. Quiere enterrarla con dignidad y luego irse, dice S\u00f6ker.<\/p>\n

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En la provincia de Hatay, a la que pertenece Antakya, las labores de rescate estatales comenzaron con especial retraso. Hasta la fecha, los equipos de otras ciudades turcas y del extranjero est\u00e1n principalmente activos aqu\u00ed. Los trabajadores de rescate suizos tambi\u00e9n est\u00e1n de servicio en Hatay.<\/p>\n

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Algunos sospechan que la regi\u00f3n fue descuidada deliberadamente. Antakya est\u00e1 gobernada por la oposici\u00f3n, y muchos alev\u00edes y otras minor\u00edas viven aqu\u00ed. Pero definitivamente hay razones log\u00edsticas para los retrasos.<\/p>\n

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La pista del aeropuerto qued\u00f3 destruida por el sismo, al igual que el centro de operaciones local de la autoridad nacional de protecci\u00f3n civil. Sin embargo, la ira es grande.<\/a> tambi\u00e9n porque el alcalde hab\u00eda advertido tiempo atr\u00e1s que la regi\u00f3n no estaba preparada para un gran terremoto.<\/p>\n

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\"La <\/div>
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La provincia de Hatay, en la que se encuentra Antakya, es considerada una regi\u00f3n bastante descuidada por el gobierno turco. <\/h2>\n

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Como si la destrucci\u00f3n causada por el terremoto no fuera lo suficientemente mala, ahora aumentan los informes de saqueos.<\/h2>\n

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Diferentes idiomas, diferentes religiones<\/span><\/h2>\n

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Hatay siempre ha tenido una posici\u00f3n especial en el pa\u00eds. La provincia lleg\u00f3 a la Turqu\u00eda moderna solo en la d\u00e9cada de 1930. Antes de eso, la franja de tierra entre el Mediterr\u00e1neo y la frontera con Siria hab\u00eda sido territorio bajo mandato franc\u00e9s. Durante mucho tiempo, el \u00e1rabe fue el idioma m\u00e1s importante que el turco en la vida cotidiana. En el casco antiguo, adem\u00e1s de las magn\u00edficas mezquitas, tambi\u00e9n hay media docena de iglesias y una sinagoga.<\/p>\n

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El padre Francis es uno de los pocos que a\u00fan quedan en el centro hist\u00f3rico. El sacerdote de la orden de los capuchinos proviene de la India y encabeza la comunidad cat\u00f3lica en Antakya. La comunidad de fe tiene una historia que se remonta a siglos atr\u00e1s, pero es significativamente m\u00e1s peque\u00f1a que la ortodoxa griega, la comunidad cristiana m\u00e1s grande de la ciudad.<\/p>\n

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La Iglesia de San Francisco, una casa de piedra con un amplio patio, un jard\u00edn y varios edificios anexos, se encuentra justo al lado de una mezquita. La sinagoga est\u00e1 a tiro de piedra. Para llegar al padre Francis hay que escalar una monta\u00f1a de escombros. Pero dentro del sitio, el da\u00f1o es menor. S\u00f3lo se derrumb\u00f3 el campanario. Sin embargo, los edificios no se consideran seguros. El sacerdote y su asistente duermen en un sof\u00e1 en el patio.<\/p>\n

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miedo al saqueo<\/span><\/h2>\n

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\u201cMis superiores quieren que me aleje por ahora. Pero solo hago eso cuando se ha ido el \u00faltimo miembro de la congregaci\u00f3n\u00bb, dice el sacerdote. Tambi\u00e9n teme que saqueen la iglesia si no queda nadie.<\/p>\n

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De hecho, los informes de saqueos van en aumento. Se dice que las joyas incluso se roban a los muertos. La polic\u00eda ha incrementado su presencia, y los militares tambi\u00e9n est\u00e1n en las calles para mantener el orden p\u00fablico. En algunos lugares, sin embargo, grupos de vecinos patrullan y se toman la justicia por su mano.<\/p>\n

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A un sirio lo golpearon porque quer\u00eda robar algo, dice un joven con voz triunfante. Que la situaci\u00f3n de emergencia pueda aumentar las tensiones ya existentes entre la poblaci\u00f3n turca y los refugiados sirios no es un escenario descabellado. Debido a problemas de seguridad, los equipos de rescate de Austria y Alemania suspendieron temporalmente su misi\u00f3n el s\u00e1bado.<\/p>\n

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La entrada a la Iglesia Cat\u00f3lica de Antakya se encuentra detr\u00e1s de una monta\u00f1a de escombros. <\/h2>\n

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El padre Francisco, sacerdote capuchino, es uno de los pocos que quedan en el centro hist\u00f3rico de Antakya.<\/h2>\n

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\u00bfEl fin de la vida jud\u00eda en la ciudad?<\/span><\/h2>\n

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Le preguntamos al padre Francisco si cree que su iglesia seguir\u00e1 existiendo en el futuro. ‘Tomar\u00e1 tiempo. No obstante, estoy convencido de que las familias volver\u00e1n.\u00bb El comercio de oro en Antakya est\u00e1 firmemente en manos cristianas. Hay una perspectiva econ\u00f3mica.<\/p>\n

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Pero ha estado muy preocupado por la vida jud\u00eda en la ciudad desde que se enter\u00f3 de la muerte de sus amigos Saul y Fortuna Cenudioglu, dice Francis. El l\u00edder de la diminuta comunidad jud\u00eda, que todav\u00eda contaba entre una y dos docenas de miembros, y su esposa no sobrevivieron al terremoto. Los otros miembros, en su mayor\u00eda muy ancianos, fueron llevados a Estambul por organizaciones de ayuda.<\/p>\n

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\u00abTemo que a esta gente le falte la fuerza para construir una nueva vida aqu\u00ed\u00bb, coincide Mendy Chitrik, presidente de la Asociaci\u00f3n de Cl\u00e9rigos Jud\u00edos en el Mundo Isl\u00e1mico. Chitrik organiz\u00f3 la evacuaci\u00f3n de los sobrevivientes y puso a salvo los rollos de la Tor\u00e1 de la sinagoga da\u00f1ada. \u201cEn Antakya ha habido vida jud\u00eda sin interrupci\u00f3n durante 2.400 a\u00f1os. Esto ahora podr\u00eda llegar a su fin. Es muy triste.\u00bb<\/p>\n

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Sin futuro para los ni\u00f1os<\/span><\/h2>\n

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\u00abLa ciudad nunca volver\u00e1 a ser la misma\u00bb, dice Orhan Baklaci por tel\u00e9fono. La casa del gu\u00eda de habla alemana fluida tambi\u00e9n fue destruida. Baklaci, por lo tanto, sali\u00f3 de la ciudad con su familia el viernes con el coraz\u00f3n apesadumbrado. Unas horas antes de la salida, volvi\u00f3 al centro para documentar los da\u00f1os.<\/p>\n

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\u00abPor supuesto, se har\u00e1n esfuerzos para reconstruirlo fiel al original\u00bb, dice Baklaci. Pero el car\u00e1cter t\u00edpico del casco antiguo oriental no volver\u00e1. Y el que tanto ama a su ciudad, \u00bfqu\u00e9 har\u00e1? En un mes m\u00e1s o menos regresar\u00eda con su esposa y revisar\u00eda la casa. \u00abPero mis tres hijos tendr\u00e1n que construir su futuro en otro lugar\u00bb.<\/p>\n

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\"El <\/div>
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El casco antiguo de Antakya est\u00e1 destruido en un 80 por ciento. Fue considerado uno de los m\u00e1s bellos y aut\u00e9nticos de Turqu\u00eda.<\/h2>\n

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