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La pareja Bryan Hartnell y Cecelia Shepard se relajan un d\u00eda en el lago Berryessa en el condado de Napa. La joven pareja yac\u00eda sobre una manta de picnic y parec\u00eda perfectamente contenta y, s\u00ed, perfectamente sola. Pero Cecelia comienza a notar algo: hay alguien que se acerca a ellos. Y tiene un arma. Y eso no es todo: va vestido de pies a cabeza con un extra\u00f1o traje negro que le da el aspecto de un verdugo o un villano de c\u00f3mic. <\/p>\n
A punta de pistola, obliga a la pareja a atarse y luego procede a apu\u00f1alarlos brutalmente, volcando la mayor parte de su furia hacia Cecelia. Otros cineastas podr\u00edan haber retrocedido ante la brutalidad de la escena, o haberla filmado de tal manera que se oscurezca parte de la violencia. Fincher, por otro lado, nunca deja que la c\u00e1mara mire hacia otro lado. Nos obliga a ver el apu\u00f1alamiento y, aunque finalmente corta, se demora lo suficiente como para hacer que toda la experiencia sea aterradora. Adem\u00e1s del horror, est\u00e1 el hecho de que todo esto sucede a plena luz del d\u00eda. Tendemos a pensar que estamos a salvo bajo la brillante luz del sol, y aqu\u00ed, Fincher est\u00e1 rompiendo esa creencia y mostr\u00e1ndonos que cosas horribles pueden pasarle a cualquiera, en cualquier lugar, en cualquier momento. Es una escena muy inquietante que admito que me cuesta mucho ver solo porque me hace sentir muy inc\u00f3modo. Y, s\u00ed, asustado. <\/p>\n<\/p><\/div>\n