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G\/O Media puede recibir una comisi\u00f3n<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
Como muchos otros estadounidenses, comenc\u00e9 a ver la serie documental de telerrealidad durante la cuarentena y me sorprendi\u00f3 lo r\u00e1pido que mi inter\u00e9s se transform\u00f3 de objetivando amorosamente a los conductores<\/span> y interactuar con otras fangirls<\/span> a involucrarme personal y profesionalmente en un deporte que entraba en conflicto con mis valores ideol\u00f3gicos en casi todos los niveles. Mi adoraci\u00f3n perdurable no tiene sentido: la F1 es una desastre ambiental<\/span> esperando a suceder y un perpetrador de lavado deportivo<\/span>mientras huele a nepotismo sin disculpas<\/span> tanto en la pista como detr\u00e1s de la pared del pit.<\/p>\nSobre todo, como inform\u00e9 para Jezabel el a\u00f1o pasado<\/span>, la F1 es un lugar donde la diversidad racial y de g\u00e9nero va a morir. A pesar de que los pilotos de cualquier g\u00e9nero pueden competir en la F1, la pista est\u00e1 repleta de hombres de 23 a\u00f1os animados por un encanto juvenil. La F1 tambi\u00e9n se basa en tropos de machismo cansados: hombres valientes que se despiden con un beso de sus esposas y novias mientras se preparan para el combate, se preparan para el derramamiento de sangre, listos para eliminar al enemigo con la fuerza bruta. Durante un episodio de la pr\u00f3xima temporada sobre la lucha por el poder de Ferrari, el piloto Carlos Sainz baja la barbilla como si fuera Darth Vader y advierte: \u201cSoy espa\u00f1ol. Voy a ponerme en modo latino completo\u201d. <\/p>\n