{"id":512583,"date":"2023-03-13T14:47:45","date_gmt":"2023-03-13T14:47:45","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-pajaro-solitario\/"},"modified":"2023-03-13T14:47:47","modified_gmt":"2023-03-13T14:47:47","slug":"el-pajaro-solitario","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-pajaro-solitario\/","title":{"rendered":"El p\u00e1jaro solitario"},"content":{"rendered":"


\n<\/p>\n

\n
\n
\n <\/picture>\n <\/div>\n
\n

\n Foto: AJ James\/Getty Images<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

El otro d\u00eda, mi hija, que tiene 14 a\u00f1os, me pregunt\u00f3: \u201cMam\u00e1, \u00bfpor qu\u00e9 te gustan tanto los p\u00e1jaros?\u201d. Suspir\u00e9. Recibo mucho esta pregunta. Y a pesar de que paso la mayor parte de mi tiempo mirando y escuchando p\u00e1jaros, sirviendo en las juntas de la Sociedad Nacional Audubon y la Asociaci\u00f3n Estadounidense de Observaci\u00f3n de Aves, y estoy constantemente hablando de p\u00e1jaros, todav\u00eda me resulta dif\u00edcil de explicar. Se siente como si me estuvieran preguntando \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 respiramos?\u00bb<\/p>\n

Hubo un momento en el que esto podr\u00eda haberme hecho sentir cohibido. <\/strong>Sol\u00eda \u200b\u200bestar profundamente avergonzado de ser un observador de aves.<\/p>\n

Hace unos 15 a\u00f1os, me tom\u00e9 un a\u00f1o sab\u00e1tico emocional de mi trabajo como actor y me retir\u00e9 a mi casa en el norte del estado de Nueva York, a unas dos horas de la ciudad. La casa se encuentra en 100 acres de tierras de cultivo en funcionamiento. Ese a\u00f1o, el agricultor estaba dejando los campos en barbecho. Por primera vez desde que compr\u00e9 la casa, cuatro a\u00f1os antes, no hab\u00eda grandes cosechadoras ni camiones pasando por la propiedad.<\/p>\n

Y all\u00ed, en la quietud, comenc\u00e9 a escuchar p\u00e1jaros como nunca antes. Era como si hubiera cambiado mi entrada de audio de mono a Dolby Stereo. Los sonidos de los p\u00e1jaros comenzaron a diferenciarse unos de otros: ya no eran tweets o chirridos gen\u00e9ricos, sino sonidos espec\u00edficos con significado. Suced\u00edan cosas en el patio: historias, drama, apareamiento, lucha, muerte.<\/p>\n

Cuando regres\u00e9 despu\u00e9s de mi a\u00f1o sab\u00e1tico al norte del estado, hab\u00eda cambiado. Es como si me hubiera enamorado y quisiera contagiar este amor a los dem\u00e1s. Pero no ten\u00eda a nadie con quien compartir las buenas noticias, porque no conoc\u00eda a nadie a quien le gustaran los p\u00e1jaros.<\/p>\n

Yo estaba s\u00f3lo. \u00bfDonde empezar? Pens\u00e9 en Central Park, un lugar que visitaba a menudo pero nunca con la intenci\u00f3n de buscar p\u00e1jaros. Agarr\u00e9 mis binoculares reci\u00e9n comprados y me dirig\u00ed al metro.<\/p>\n

Fue all\u00ed donde experiment\u00e9 mis primeras miradas curiosas a los binoculares alrededor de mi cuello. Me sent\u00ed como el primer d\u00eda de segundo grado, cuando usaba zapatos brillantes y tontos y todos los dem\u00e1s usaban tenis. Estaba emocionado por ir a la escuela y me sent\u00eda est\u00fapido por mostrarlo. me dije a mi mismo, Vale, te gustan los p\u00e1jaros. No hay nada de qu\u00e9 avergonzarse<\/em>. Pero yo no lo cre\u00eda.<\/p>\n

Sal\u00ed del tren en la calle 81 y me dirig\u00ed directamente al parque. Pens\u00e9 que me sentir\u00eda menos raro all\u00ed, pero no fue as\u00ed. Nadie ten\u00eda binoculares. Nadie miraba p\u00e1jaros. La gente estaba haciendo cosas normales en el parque: caminar y hablar, lanzar frisbees, jugar con perros.<\/p>\n