{"id":51764,"date":"2022-07-26T21:33:37","date_gmt":"2022-07-26T21:33:37","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/golpeando-los-libros-covid-desencadeno-un-exodo-de-artesanos-urbanos\/"},"modified":"2022-07-26T21:33:42","modified_gmt":"2022-07-26T21:33:42","slug":"golpeando-los-libros-covid-desencadeno-un-exodo-de-artesanos-urbanos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/golpeando-los-libros-covid-desencadeno-un-exodo-de-artesanos-urbanos\/","title":{"rendered":"Golpeando los libros: COVID desencaden\u00f3 un \u00e9xodo de artesanos urbanos"},"content":{"rendered":"


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C<\/span>OVID-19 ha cambiado fundamentalmente d\u00f3nde vivimos y trabajamos, c\u00f3mo socializamos y qu\u00e9 hacemos para ganarnos la vida. La pandemia, como plagas econ\u00f3micas y microbianas pasadas, desencaden\u00f3 un \u00e9xodo de profesionales adinerados fuera de las ciudades hacia los suburbios, los exobarrios y m\u00e1s all\u00e1. Pero en una era en la que trabajar desde casa se ha vuelto m\u00e1s f\u00e1cil que nunca, al menos entre las clases privilegiadas, \u00bfla relajaci\u00f3n de las restricciones de COVID ver\u00e1 una migraci\u00f3n boomerang de regreso a los centros metropolitanos? O, al igual que los almuerzos corporativos y los abrazos entre compa\u00f1eros de trabajo, \u00bfafortunadamente la oficina, como lugar de negocios e instituci\u00f3n social, se ha vuelto obsoleta? <\/p>\n

En su nuevo libro, El regreso del artesano<\/em>, Grant McCracken explora c\u00f3mo una Am\u00e9rica de la posguerra redescubri\u00f3 gradualmente sus ra\u00edces caseras, brotando en medio del futurismo est\u00e9ril de la d\u00e9cada de 1950, creciendo a trav\u00e9s de la revoluci\u00f3n de la contracultura de las d\u00e9cadas de 1960 y 70, y floreciendo con el movimiento maker a principios del siglo XXI. . En el extracto a continuaci\u00f3n, McCracken analiza el efecto acelerador que ha tenido la pandemia de COVID en el rechazo de Estados Unidos a la vida en una \u00abciudad inteligente\u00bb y la adopci\u00f3n de un estilo de vida m\u00e1s rural y artesanal.<\/p>\n

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Sim\u00f3n y Schuster<\/p>\n<\/figure>\n

Extra\u00eddo de El regreso del artesano<\/em>. Derechos de autor \u00a9 2022, Grant McCracken. Reproducido con permiso de Simon Element, un sello editorial de Simon & Schuster. Reservados todos los derechos.<\/p>\n\n

La llegada de COVID-19 en 2020 transform\u00f3 la econom\u00eda y la cultura estadounidenses de muchas maneras. Era manifiestamente malo para los hoteles, las aerol\u00edneas, los restaurantes, cualquier proveedor de restaurantes, artes esc\u00e9nicas, m\u00fasica en vivo, gimnasios y ferias campestres. Era (principalmente) bueno para las personas que vend\u00edan en l\u00ednea o pod\u00edan aprovechar nuevas oportunidades all\u00ed. (Los artesanos de Etsy se apresuraron a sacar mascarillas al mercado; en su apogeo, las mascarillas representaban una d\u00e9cima parte de todas las ventas de Etsy). Decir que la COVID fue una bendici\u00f3n a medias ser\u00eda quedarse corto.<\/p>\n

Pero en cierto modo, COVID fue sin ambig\u00fcedad una buena noticia para el movimiento artesanal. La gente comenz\u00f3 a huir de la ciudad hacia los suburbios, las periferias, los pueblos peque\u00f1os y el campo. Seg\u00fan algunas estimaciones, trescientas mil personas abandonaron la ciudad de Nueva York y se dirigieron al norte del estado de Nueva York y al otro extremo de Long Island. A veces esto significaba simplemente activar casas de verano. A veces significaba alquilar. A veces significaba compra. Para todos, significaba renunciar a su preciada ciudad, al menos por un tiempo.<\/p>\n

La mayor\u00eda de estas personas no eran inmigrantes. No ten\u00edan intenci\u00f3n de quedarse. Despu\u00e9s de todo, un verdadero neoyorquino despreciaba la idea del mundo de \u00abpuentes y t\u00faneles\u00bb m\u00e1s all\u00e1 de la ciudad. Este era el mundo que Dios cre\u00f3 para los habitantes de los suburbios, los \u00abcriadores\u00bb, los d\u00e9biles de cabeza y coraz\u00f3n, personas sin cultura real, aquellos que optan por revolcarse en el p\u00e1ramo de la cultura popular.<\/p>\n

Puente y t\u00fanel es el mundo capturado tan despiadadamente por Christopher Guest en Esperando a Guffman<\/em>. En este \u00abfalso documental\u00bb, Guest nos presenta un pueblo llamado Blaine, Missouri, un lugar donde todo el mundo es un paleto despistado excepto un hombre, Corky St. Clair. Corky es, de hecho, un tonto total. Corky no logr\u00f3 llegar a Broadway y regres\u00f3 con Blaine para comenzar de nuevo. Pobre Corky. Cuando se da cuenta de que Blaine tambi\u00e9n debe traicionarlo, ataca.<\/p>\n

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\u201cY les dir\u00e9 por qu\u00e9 no los aguanto: \u00a1porque son unos bastardos! \u00a1Eso es lo que eres! \u00a1Sois gente bastarda!\u201d<\/p>\n<\/blockquote>\n

En una cultura en la que los mejores escritores de Hollywood elaboran para nosotros expresiones de indignaci\u00f3n, \u201cgente bastarda\u201d parece un poco ineficaz. Este era exactamente el punto de Guest. En el mundo de los puentes y t\u00faneles, la gente no es muy buena en nada. Ni siquiera pueden manejar una indignaci\u00f3n convincente.<\/p>\n

El estereotipo del puente y el t\u00fanel hab\u00eda mantenido durante mucho tiempo a los neoyorquinos en su lugar, bajo control, en casa. Las cosas podr\u00edan empeorar mucho en la ciudad, podr\u00edas perder tu trabajo. Podr\u00edas no completar esa novela o ganar ese contrato. Pero hasta que te fuiste de la ciudad, segu\u00edas siendo un neoyorquino, un infiltrado. A\u00fan no eras Corky St. Clair.<\/p>\n

El movimiento artesanal logr\u00f3 cambiar este estereotipo. Nos ayud\u00f3 a ver los pueblos peque\u00f1os y el campo como una opci\u00f3n virtuosa, en lugar de un fracaso a escala de Corky. Con la lente artesanal en su lugar, el mundo fuera de la ciudad de Nueva York se convirti\u00f3 en un lugar m\u00e1s atractivo. Escala humana, artesanal, hist\u00f3rica, aut\u00e9ntica, m\u00e1s amable, m\u00e1s gentil, menos competitiva. De repente, los puentes y t\u00faneles se convirtieron menos en una fuente de verg\u00fcenza que en un m\u00e9todo de escape.<\/p>\n

…<\/p>\n

Algunas personas comenzaron a escuchar ecos de la d\u00e9cada de 1970 y principios de la de 1980, cuando la ciudad sufr\u00eda tanto desempleo y anarqu\u00eda que la gente comenz\u00f3 a irse, llev\u00e1ndose consigo sus impuestos y empujando a la ciudad a una espiral descendente. Cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s, la ciudad de Nueva York parec\u00eda preparada para otra ca\u00edda. Salieron trescientas mil personas. Menos gente amenazada una peque\u00f1a base impositiva, menos servicios y m\u00e1s caos. Esto significar\u00eda una disminuci\u00f3n del apoyo policial y de bomberos. Esto significar\u00eda m\u00e1s crimen y caos. Esto significar\u00eda m\u00e1s vuelo. Se hab\u00eda puesto en marcha un ciclo de autorrenovaci\u00f3n.<\/p>\n

Los neoyorquinos son m\u00e1quinas de movimiento perpetuo. Y ahora que la ciudad de Nueva York estaba empujando (gracias a COVID y el crimen) y lugares como el norte del estado de Nueva York estaban tirando (gracias a la revoluci\u00f3n artesanal), la partida parec\u00eda una opci\u00f3n convincente.<\/p>\n

\u00a1Qu\u00e9 regalo para la revoluci\u00f3n! Cada peque\u00f1o pueblo recibi\u00f3 una infusi\u00f3n de gente. A principios de 2020, Litchfield, Connecticut, recibi\u00f3 dos mil reci\u00e9n llegados en un per\u00edodo que normalmente les traer\u00eda sesenta. La mayor\u00eda ven\u00eda con los grandes salarios que se pueden ganar en una gran ciudad. Y pr\u00e1cticamente todas estas personas hab\u00edan sido introducidas en el movimiento artesanal mientras a\u00fan viv\u00edan en la ciudad, por los chefs de la di\u00e1spora que hac\u00edan el trabajo de Waters all\u00ed. Eran reci\u00e9n llegados, pero no del todo inconscientes en lo que respecta a la cultura local.<\/p>\n

Esto es lo que sue\u00f1a todo movimiento social. Nuevos reclutas que son sofisticados y adinerados. Para las personas que viv\u00edan en una econom\u00eda de subsistencia, apenas sobreviviendo artesanalmente, esto era agua en el desierto, man\u00e1 del cielo. Los restaurantes florecieron. Los CSA finalmente superaron su punto de equilibrio. Los mercados de agricultores se llenaron a rebosar. La vida era buena, o al menos mejor.<\/p>\n

Pero, por supuesto, siempre hay una tensi\u00f3n. Los reci\u00e9n llegados pueden captar la idea general de la misi\u00f3n artesanal, pero algunas de las realidades se les escaparon. Podr\u00edan ser groseros y despistados. En Winhall, Vermont, los lugare\u00f1os se sent\u00edan un poco abrumados:<\/p>\n

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La oficina de correos se qued\u00f3 sin apartados postales disponibles a mediados de junio. Los electricistas y fontaneros est\u00e1n reservados hasta Navidad. Las quejas sobre los osos se han cuadruplicado. Y en cuanto a los [town] vertedero se refiere, como [one town resident] decirlo, \u00ablo m\u00e1s cercano que puedo decirte es puro pandem\u00f3nium\u00bb.<\/p>\n<\/blockquote>\n

En el peor de los casos, los reci\u00e9n llegados hac\u00edan subir los precios de los bienes ra\u00edces y los veteranos se iban. La iron\u00eda era palpable. Escribiendo desde la peque\u00f1a ciudad de Kingston, Nueva York, Sara B. Franklin advirti\u00f3 sobre la \u201cp\u00e9rdida potencial de personas que han mantenido a nuestra comunidad vibrantemente diversa, sin mencionar viva y en funcionamiento\u201d.<\/p>\n

Todav\u00eda. El momento COVID reuni\u00f3 a personas con gusto, dinero y compromiso con los lugare\u00f1os que hab\u00edan estado haciendo que los pueblos peque\u00f1os y las econom\u00edas artesanales funcionaran durante generaciones. A veces funcion\u00f3; a veces no lo hizo. Pero en t\u00e9rminos generales, el movimiento artesanal se increment\u00f3 masivamente.<\/p>\n

La pregunta clave era si los reci\u00e9n llegados se quedar\u00edan. Y eso depend\u00eda de una serie de preguntas m\u00e1s peque\u00f1as. \u00bfEchar\u00edan ra\u00edces? \u00bfSe \u201ctomar\u00edan\u201d la vida fuera de la gran ciudad? \u00bfSus empleadores los dejar\u00edan quedarse o llamar\u00edan a todos a la sede central en el momento en que fuera seguro hacerlo?<\/p>\n

Hice un proyecto de investigaci\u00f3n sobre familias estadounidenses en la era COVID. Las madres ten\u00edan claro si quer\u00edan volver a trabajar fuera del hogar. Para la mayor\u00eda, la respuesta fue un rotundo \u201cno\u201d. Estas mujeres ahora ten\u00edan pruebas de que pod\u00edan trabajar desde casa. Y ahora que estaban trabajando desde casa, miraron hacia atr\u00e1s a la era anterior a COVID con una sensaci\u00f3n de perplejidad.<\/p>\n

\u201c\u00bfPor qu\u00e9\u201d, me pregunt\u00f3 uno de ellos, \u201cten\u00edamos que pasar todo ese tiempo viajando, todo ese tiempo en nuestra ropa y cabello, todo ese tiempo en la oficina con muchos compromisos vac\u00edos y reuniones sin sentido? \u00bfPara qu\u00e9?\u00bb En la conversaci\u00f3n que sigui\u00f3, algunas mujeres estaban preparadas para albergar la sospecha de que el trabajo hab\u00eda sido una especie de \u201cteatro\u201d. Esto no ten\u00eda nada que ver con la funcionalidad o la practicidad. Mis encuestados pensaron que algo m\u00e1s estaba pasando. Uno de ellos dijo:<\/p>\n

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Creo que deben ser hombres. Las mujeres pueden hacer muchas cosas al mismo tiempo. Podemos trabajar en casa. Podemos administrar una familia. Son los hombres los que necesitan tener un tiempo y un lugar separados para trabajar. Necesitan una caja para trabajar. Tambi\u00e9n es una cuesti\u00f3n de ego. A los hombres les gusta ver autos en los estacionamientos. \u00bfPor qu\u00e9 las mujeres van a la oficina? Lo hacen para satisfacer los egos masculinos en la suite C.<\/p>\n<\/blockquote>\n

Pero no fueron s\u00f3lo las mujeres las que adoptaron este punto de vista. los New York Times <\/em>habl\u00e9 con un tipo que renunci\u00f3 a su casa en Los \u00c1ngeles y compr\u00f3 un lugar en Vermont. Aparentemente, a Jonny Hawton \u201cle resulta dif\u00edcil concebir volver a su antiguo estilo de vida de viajero, que le permit\u00eda solo una hora al d\u00eda con su hija de 1 a\u00f1o\u201d.<\/p>\n

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Si alguien me dijera que tengo que volver para hacer eso ma\u00f1ana, no s\u00e9 qu\u00e9 har\u00eda\u201d, dijo. \u201cEs casi como si estuvi\u00e9ramos en un trance con el que todos estuvieron de acuerdo. Sol\u00eda \u200b\u200bver a Millie una hora al d\u00eda. Toda esta crisis ha presionado el bot\u00f3n de reinicio para muchas personas, les hizo cuestionar las cosas que sacrificaron por el trabajo.<\/p>\n<\/blockquote>\n

Estas personas querr\u00e1n quedarse fuera de la ciudad y est\u00e1n preparadas para hacer sacrificios extraordinarios para lograrlo. La investigaci\u00f3n me dijo que estas mujeres hab\u00edan usado el tiempo ahorrado en la era COVID para cambiar sus familias, conocer mejor a sus hijos, construir nuevas relaciones con sus hijas, reestructurar la hora de comer y darle a la familia una nueva centralidad. En un momento pens\u00e9 que estaba viendo la posibilidad del surgimiento de una familia matrifocal m\u00e1s completa y m\u00e1s enf\u00e1tica.<\/p>\n<\/div>\n

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