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Hoy, tanto republicanos como dem\u00f3cratas honran a Ronald Reagan como uno de los grandes presidentes estadounidenses del siglo XX. Pero cuando anunci\u00f3 su iniciativa de defensa antimisiles hace cuarenta a\u00f1os, se encontr\u00f3 con muchas burlas y burlas.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n
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Signos de distensi\u00f3n entre las grandes potencias: el entonces presidente ruso Mikhail Gorbachev y el presidente estadounidense Ronald Reagan en 1988 en la ciudad de Nueva York.<\/h2>\n Bill Swersey\/AFP<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
Hace cuarenta a\u00f1os, el 23 de marzo de 1983, el presidente estadounidense Ronald Reagan pronunci\u00f3 un discurso televisivo que hizo historia. En el apogeo de la competencia armamentista con la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica y frente al temor generalizado de una guerra nuclear en Occidente, el presidente estadounidense sorprendentemente cuestion\u00f3 todo el sistema de disuasi\u00f3n nuclear. \u00ab\u00bfNo ser\u00eda mejor salvar vidas que vengarse?\u00bb, pregunt\u00f3 a su asombrado p\u00fablico.<\/p>\n
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Y luego anunci\u00f3 un programa para explorar nuevas tecnolog\u00edas de defensa contra misiles antinucleares, en su mayor\u00eda basadas en el espacio. Con la Iniciativa de Defensa Estrat\u00e9gica (SDI), como se bautiz\u00f3 el programa poco tiempo despu\u00e9s, EE. UU. parec\u00eda dispuesto a retirarse del sistema de disuasi\u00f3n nuclear mutua. \u00abTengo un buen presentimiento\u00bb, escribi\u00f3 Reagan en su diario despu\u00e9s del discurso televisado.<\/p>\n
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Se gan\u00f3 el rid\u00edculo y la ira.<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Pero casi nadie comparti\u00f3 este sentimiento al principio. En cambio, llovieron las protestas. Se habl\u00f3 de un \u201ctiro desde la cadera\u201d, de \u201cescapismo estrat\u00e9gico\u201d y megaloman\u00eda tecnol\u00f3gica. Algunos observadores dijeron que el ex actor de Hollywood Reagan hab\u00eda demostrado una vez m\u00e1s que no siempre era capaz de distinguir entre la realidad y la ficci\u00f3n.<\/p>\n
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Otros sospecharon que el despliegue de un escudo antimisiles en \u00faltima instancia no era m\u00e1s que una t\u00e1ctica de distracci\u00f3n: un intento in\u00fatil del presidente de tranquilizar al p\u00fablico estadounidense sobre el miedo que su propia administraci\u00f3n hab\u00eda infundido en primer lugar con su negligente ret\u00f3rica de confrontaci\u00f3n antisovi\u00e9tica. .<\/p>\n
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Los aliados europeos tambi\u00e9n estaban molestos. Ir\u00f3nicamente, en medio del controvertido debate sobre la modernizaci\u00f3n del estacionamiento de nuevos misiles estadounidenses de mediano alcance en Europa, el presidente estadounidense anunci\u00f3 que la disuasi\u00f3n nuclear era inmoral: una pu\u00f1alada por la espalda para la alianza.<\/p>\n
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Despu\u00e9s de todo, \u00bfcu\u00e1l fue el punto de las irritantes se\u00f1ales de la Casa Blanca cuando casi todos los cient\u00edficos prominentes estaban convencidos de que el concepto de defensa antimisiles integral era t\u00e9cnicamente inviable y estrat\u00e9gicamente peligroso? \u00bfPor qu\u00e9 el presidente estadounidense propag\u00f3 un concepto de defensa tan cuestionable cuando pr\u00e1cticamente todas las tecnolog\u00edas discutidas, desde los l\u00e1seres basados \u200b\u200ben el espacio hasta los ca\u00f1ones electromagn\u00e9ticos, no ten\u00edan perspectivas de implementarse en un futuro cercano? \u00bfY no sab\u00eda el presidente estadounidense que la defensa antimisiles podr\u00eda ser desestabilizadora porque neutralizar\u00eda el potencial de un segundo ataque sovi\u00e9tico y, por lo tanto, permitir\u00eda a los Estados Unidos lanzar un primer ataque de manera segura?<\/p>\n
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Apelaci\u00f3n a la ingenier\u00eda estadounidense<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Reagan probablemente estaba al tanto de estos argumentos, pero su c\u00e1lculo era diferente. Ya en 1979, durante una visita al centro de vigilancia espacial norteamericano en las profundidades de las monta\u00f1as de Colorado, se le mostr\u00f3 que los sensores de alta resoluci\u00f3n pod\u00edan incluso detectar el guante de un astronauta orbitando la Tierra. Cuando Reagan pregunt\u00f3 qu\u00e9 hacer si ve\u00eda acercarse misiles nucleares sovi\u00e9ticos en lugar de un guante, la respuesta fue: nada. Estados Unidos no ten\u00eda ninguna defensa antimisiles de la que hablar. Este episodio fue formativo para Reagan.<\/p>\n
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M\u00e1s importante para \u00e9l, sin embargo, era otra pregunta: \u00bfc\u00f3mo revertir una carrera armamentista por armas nucleares ofensivas, que parec\u00eda estar dando a la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica ventajas cada vez mayores, a favor de los Estados Unidos? La administraci\u00f3n Reagan fracas\u00f3 en su intento de estacionar los misiles nucleares terrestres estadounidenses en una posici\u00f3n m\u00f3vil y, por lo tanto, menos vulnerable debido a la resistencia p\u00fablica.<\/p>\n
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Mikhail Gorbachev y Ronald Reagan firman el tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) en diciembre de 1987.<\/h2>\n Dennis Paquin\/ Reuters<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
La Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica, por otro lado, un pa\u00eds sin una sociedad civil pol\u00edticamente relevante, no ten\u00eda tales problemas. Creci\u00f3 la preocupaci\u00f3n en el gobierno estadounidense de que las asimetr\u00edas estructurales entre los EE. UU. y la URSS pudieran dificultar cada vez m\u00e1s la pol\u00edtica de seguridad y alianza estadounidense.<\/p>\n
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Solo unos pocos dentro de la administraci\u00f3n cre\u00edan que un vago discurso televisivo podr\u00eda ofrecer una salida a este dilema. Pero Reagan se hab\u00eda embarcado, consciente o inconscientemente, en un camino que pretend\u00eda darle a Estados Unidos la ventaja pol\u00edtica y militar.<\/p>\n
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Su apelaci\u00f3n a la ingenier\u00eda estadounidense podr\u00eda ser descartada como una ret\u00f3rica tonta en Occidente, pero Mosc\u00fa se lo tom\u00f3 en serio, muy en serio. Es cierto que los pol\u00edticos y cient\u00edficos sovi\u00e9ticos tambi\u00e9n aseguraron que un sistema de defensa estadounidense podr\u00eda ser derrotado en cualquier momento con contramedidas mucho m\u00e1s baratas.<\/p>\n
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Pero estas afirmaciones eran optimismo cuidadosamente disfrazado. La interpretaci\u00f3n de Mosc\u00fa no se trataba solo de un sistema de defensa antimisiles distante. El llamado de Reagan, como dijo un oficial sovi\u00e9tico, fue nada menos que la \u00abmovilizaci\u00f3n tecnol\u00f3gica\u00bb de Estados Unidos. Dado el estancamiento econ\u00f3mico general del sistema sovi\u00e9tico, no ser\u00eda posible mantener la competencia armamentista en el \u00e1rea de alta tecnolog\u00eda no nuclear.<\/p>\n
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Nadie entendi\u00f3 mejor esta situaci\u00f3n que Mikhail Gorbachev, el nuevo secretario general sovi\u00e9tico que asumi\u00f3 el cargo en marzo de 1985. En una entrevista, enfatiz\u00f3 que el peligro con el SDI no es tanto la defensa antimisiles a la que apunta, sino los muchos otros sistemas de armas nuevos que EE. UU. podr\u00eda desarrollar como parte de su investigaci\u00f3n SDI.<\/p>\n
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Desde el punto de vista de la direcci\u00f3n de Mosc\u00fa, la SDI amenazaba a la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica con relegarla a un estatus militar y, por lo tanto, tambi\u00e9n pol\u00edtico de segunda clase y, en consecuencia, hab\u00eda que impedirlo a toda costa. En la cumbre estadounidense-sovi\u00e9tica en Reykjavik en octubre de 1986, Gorbachov prometi\u00f3 sorprendentemente la abolici\u00f3n completa de todas las armas nucleares, siempre que el SDI se mantuviera limitado a la etapa de investigaci\u00f3n. Pero no se persuadir\u00eda a Reagan para que abandonara su iniciativa de defensa antimisiles.<\/p>\n
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Una vez m\u00e1s, partes de la comunidad estrat\u00e9gica occidental se indignaron. El presidente estadounidense, al parecer, hab\u00eda desperdiciado descuidadamente la oportunidad hist\u00f3rica de un mundo libre de armas nucleares. Pero incluso entonces esta interpretaci\u00f3n de los hechos result\u00f3 ser una falacia. Incluso si EE. UU. y la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica hubieran acordado eliminar todas sus armas nucleares, \u00bfqu\u00e9 habr\u00eda persuadido a las otras potencias nucleares, desde China e India hasta Francia y Gran Breta\u00f1a, a hacer lo mismo?<\/p>\n
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La cumbre de Reykjavik no fue una oportunidad hist\u00f3rica, sino una reuni\u00f3n mal preparada por EE. UU., en la que los negociadores sovi\u00e9ticos casi lograron sorprender a la delegaci\u00f3n estadounidense con un fuego artificial de propuestas m\u00e1s o menos inmaduras.<\/p>\n
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