{"id":536254,"date":"2023-03-25T01:06:46","date_gmt":"2023-03-25T01:06:46","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-anticristo-se-regocija-en-la-cumbre-concierto-tonhalle-con-paavo-jarvi-y-la-sinfonia-alpina\/"},"modified":"2023-03-25T01:06:49","modified_gmt":"2023-03-25T01:06:49","slug":"el-anticristo-se-regocija-en-la-cumbre-concierto-tonhalle-con-paavo-jarvi-y-la-sinfonia-alpina","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-anticristo-se-regocija-en-la-cumbre-concierto-tonhalle-con-paavo-jarvi-y-la-sinfonia-alpina\/","title":{"rendered":"El Anticristo se regocija en la cumbre \u2013 Concierto Tonhalle con Paavo J\u00e4rvi y la \u00abSinfon\u00eda Alpina\u00bb"},"content":{"rendered":"


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El director musical de Z\u00farich sube a las monta\u00f1as con equipaje pesado: por suerte para \u00e9l, la \u00abSinfon\u00eda alpina\u00bb de Richard Strauss con su enorme elenco es m\u00e1s una filosof\u00eda sonora que una postal. Antes, el pianista Faz\u0131l Say sorprende a Mozart.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Se dice que una caminata al Heimgarten en las estribaciones b\u00e1varas le dio a Richard Strauss la primera inspiraci\u00f3n para componer la \u00abSinfon\u00eda alpina\u00bb. <\/h2>\n

PD<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Ese es el pin\u00e1culo: m\u00e1s de cien m\u00fasicos est\u00e1n sentados muy apretados y en alta tensi\u00f3n en el escenario de la Tonhalle de Z\u00farich, pero el compositor inicialmente se niega a permitirles liberar su energ\u00eda reprimida. En cambio, solo suena un solitario solo de oboe: Simon Fuchs, el excelente solista de la Orquesta Tonhalle, lo toca vacilante, interrogante, casi humilde. Todos menos \u00e9l parecen estar conteniendo la respiraci\u00f3n por una peque\u00f1a eternidad. Pero entonces la persona supera su temor y sale a la brillante luz del sol, por encima de \u00e9l s\u00f3lo el cielo abierto, por debajo de \u00e9l el magn\u00edfico mundo monta\u00f1oso, y la m\u00fasica estalla en un j\u00fabilo, como si quisiera reventar las paredes de la sala de conciertos. <\/p>\n

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As\u00ed suena el cl\u00edmax de la \u00abSinfon\u00eda Alpina\u00bb de Richard Strauss, un poema sinf\u00f3nico para gran orquesta, m\u00e1s precisamente: para la m\u00e1s grande que jam\u00e1s haya pedido Strauss. Desde su estreno en 1915, la obra huele a gigantoman\u00eda y kitsch de postal en auge, y el propio Strauss lo anim\u00f3 al declarar con b\u00e1vara despreocupaci\u00f3n que s\u00f3lo quer\u00eda componer \u201ccomo la vaca da leche\u201d. Pero eso es camuflaje. Hace tiempo que se sabe que hay m\u00e1s en la \u00abSinfon\u00eda Alpina\u00bb y, afortunadamente, el director musical de Z\u00farich, Paavo J\u00e4rvi, tambi\u00e9n lo sabe en la impresionante actuaci\u00f3n de esta semana en la Tonhalle. <\/p>\n

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De cara a la naturaleza<\/span><\/h2>\n

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No se trata solo de un recorrido por la monta\u00f1a con alegr\u00eda en la cima y el sonido de los cencerros. Bajo la impresi\u00f3n de la muerte de Nietzsche, la idea original de Strauss de una biograf\u00eda ac\u00fastica del pintor de Emmental y alpinista apasionado Karl Stauffer-Bern se convirti\u00f3 en algo m\u00e1s grande: la pieza ahora se llamar\u00eda \u00abEl Anticristo\u00bb y retratar\u00eda la superaci\u00f3n de todos. la metaf\u00edsica frente a la naturaleza. El t\u00edtulo probablemente son\u00f3 demasiado provocativo para el compositor. Sin embargo, el segundo nivel filos\u00f3fico se ha mantenido en la m\u00fasica, y es importante hacerlo audible.<\/p>\n

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Con J\u00e4rvi y la Tonhalle Orchestra tocando por momentos como desatados, la pieza no suena ni por un momento como la monumental banda sonora de una pel\u00edcula de monta\u00f1ismo. La estructura externa del coloso de cincuenta minutos es convincentemente clara, sin embargo, las estaciones individuales en el camino a la cima (y de regreso) no se alinean de manera llamativa, sino que se desarrollan org\u00e1nicamente como en una densa corriente narrativa.<\/p>\n

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Los momentos filos\u00f3ficamente elevados, como la meditaci\u00f3n del oboe en la cima o la \u00abeleg\u00eda\u00bb m\u00e1gica, son interpretados de manera amplia y hermosa por J\u00e4rvi, e incluso el descenso a menudo excesivamente ruidoso en medio de truenos y rel\u00e1mpagos tiene aqu\u00ed m\u00e1s el efecto de una tormenta purificadora. en el esp\u00edritu de Strauss, despu\u00e9s de lo cual se puede ver m\u00e1s claramente. <\/p>\n

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Sin embargo, la orquesta extremadamente estresada parece casi tan exhausta despu\u00e9s del final como si realmente viniera de un viaje a gran altura en el aire. No es de extra\u00f1ar, ya que en la primera parte de la velada ya estaba siendo cuestionado de otra manera. El pianista turco Faz\u0131l Say toc\u00f3 aqu\u00ed el Concierto en la mayor KV 488 de Mozart con mucho ingenio, giros sorprendentes y dedos \u00e1giles. Con esta m\u00fasica densa y rebosante de ideas, esto requiere un m\u00e1ximo de concentraci\u00f3n y sutileza en la interacci\u00f3n.<\/p>\n

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Adici\u00f3n fascinante<\/span><\/h2>\n

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Va bien para dos movimientos, aunque uno escucha en algunos lugares que la Orquesta de Tonhalle en el estilo m\u00e1s fino de la alta m\u00fasica cl\u00e1sica actualmente, y desafortunadamente lo ha estado durante mucho tiempo, ya no se encuentra tan a gusto como en las indulgencias tonales de la \u00e9poca rom\u00e1ntica. Sin duda, m\u00e1s Mozart y, sobre todo, m\u00e1s de sus magn\u00edficos conciertos en solitario podr\u00edan hacer maravillas. Sin embargo, en el movimiento final desabrochado del concierto en La mayor, los caballos de Say se escapan: aqu\u00ed \u00e9l deja ir m\u00e1s y m\u00e1s la delicadeza del tono, juega para producir efecto y arrastra a la orquesta. Esto es bien recibido por sus admiradores, que aparentemente han venido en gran n\u00famero, pero la m\u00fasica ligera sobrenatural de Mozart de repente se vuelve terrenal y externa. <\/p>\n

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Afortunadamente, esa no es la \u00faltima palabra de Say esa noche: con el bis, su composici\u00f3n \u00abBlack Earth\u00bb de 1997, crea una atm\u00f3sfera \u00fanica. La pieza es una meditaci\u00f3n sobre la popular canci\u00f3n \u00abKara Toprak\u00bb del cantante de baladas turco A\u015f\u0131k Veysel. Al amortiguar las cuerdas del piano con su mano izquierda, Say crea un sonido peculiarmente alienado que imita el sonido del la\u00fad turco saz de una manera fascinante.<\/p>\n

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