{"id":547829,"date":"2023-03-31T13:31:15","date_gmt":"2023-03-31T13:31:15","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-guerra-civil-literaria-de-internet-archive\/"},"modified":"2023-03-31T13:31:19","modified_gmt":"2023-03-31T13:31:19","slug":"la-guerra-civil-literaria-de-internet-archive","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-guerra-civil-literaria-de-internet-archive\/","title":{"rendered":"La guerra civil literaria de Internet Archive"},"content":{"rendered":"


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una lecci\u00f3n yo<\/span> aprendido temprano en la vida: nunca cabrear a un bibliotecario. Aparentemente, el juez de la corte de distrito John G. Koetl se salt\u00f3 una experiencia formativa de silenciamiento traum\u00e1tico, porque su reciente fallo contra Internet Archive, una querida biblioteca digital sin fines de lucro, ha irritado a la comunidad de biblioarchivistas. <\/p>\n

Algunos antecedentes breves: durante los primeros d\u00edas de los bloqueos de Covid, Internet Archive lanz\u00f3 un programa llamado Biblioteca Nacional de Emergencia, o NEL. Dado que los cierres de bibliotecas hab\u00edan dejado millones y millones de libros fuera de circulaci\u00f3n, Internet Archive quer\u00eda ayudar a las personas atrapadas en el hogar a acceder a la informaci\u00f3n. El NEL fue parte de un proyecto m\u00e1s grande llamado Iniciativa de Bibliotecas Abiertas, donde Internet Archive escanea copias f\u00edsicas de libros de la biblioteca y permite que las personas los revisen digitalmente. <\/p>\n

Siempre tuvo la intenci\u00f3n de ser temporal, pero NEL cerr\u00f3 temprano despu\u00e9s de que algunas de las editoriales m\u00e1s grandes se unieron para demandar por infracci\u00f3n de derechos de autor. Esta semana, Koetl se puso del lado de los editores. No crey\u00f3 el argumento de Internet Archive de que su proyecto de digitalizaci\u00f3n se enmarcaba en la doctrina del uso justo. L\u00ednea de muestra: \u00abNo hay nada transformador en la copia y el pr\u00e9stamo no autorizado de Works in Suit por parte de IA\u00bb. Internet Archive planea apelar. <\/p>\n

Como regla general, apoyo el trabajo de Internet Archive. (La Wayback Machine merece todos los elogios que recibe, y algo m\u00e1s). Sin embargo, como otra regla general, apoyo los esfuerzos de los escritores para proteger su propiedad intelectual y ganar dinero. Incluso antes de la demanda, algunos escritores, como Colson Whitehead, criticaron a la NEL por reducir los ingresos de los autores. Adem\u00e1s, grupos profesionales como la Uni\u00f3n Nacional de Escritores de EE. UU. y el Sindicato de Autores, entre otros, han aplaudido la decisi\u00f3n de Koetl como una victoria para los creativos. <\/p>\n

No estaba seguro de c\u00f3mo sentirme acerca de todo este alboroto. Hacer que sea m\u00e1s f\u00e1cil y menos costoso para las bibliotecas prestar libros electr\u00f3nicos parec\u00eda obviamente bueno. Pero aceptar dinero de los escritores parec\u00eda obviamente malo. Esta pelea, sobre el tema bastante espec\u00edfico de los derechos de autor de los libros electr\u00f3nicos, se topa con conversaciones m\u00e1s amplias y en curso sobre los artistas que pagan, lo que significa poseer obras digitales y el aumento de precios corporativo. <\/p>\n

Llam\u00e9 a algunas personas en ambos lados del problema para conocer m\u00e1s sobre sus posiciones, y termin\u00e9 hablando por tel\u00e9fono durante horas, sinti\u00e9ndome como una ni\u00f1a que escucha a sus amados pero divorciados padres quej\u00e1ndose amargamente el uno del otro. <\/p>\n

Una cosa importante que debe comprender acerca de este conflicto es que los libros electr\u00f3nicos y los libros f\u00edsicos no se venden a las bibliotecas de la misma manera. A diferencia de los libros f\u00edsicos, los libros electr\u00f3nicos son con licencia<\/em> por lo que, en lugar de poseerlos, las bibliotecas esencialmente los alquilan. Cada editor tiene su propia forma de configurar las licencias. Algunos son por plazos fijos (por ejemplo, dos a\u00f1os), mientras que otros deben renovarse seg\u00fan la cantidad de veces que se prestan (por ejemplo, cada 26 veces que se toma prestado un libro). A las bibliotecas les puede costar exponencialmente m\u00e1s mantener un libro electr\u00f3nico en circulaci\u00f3n que una copia impresa. Es comprensible que muchos bibliotecarios encuentren estos t\u00e9rminos explotadores. La bibliotecaria acad\u00e9mica Caroline Ball, que reside en el Reino Unido, me dice que ten\u00eda un libro de texto de negocios que le habr\u00eda costado \u00a316,000 ($19,800) por un solo a\u00f1o. <\/p>\n

Ball ve el fallo reciente como un desastre para el acceso a la biblioteca, ya que se pone del lado de las editoriales que controlan estos onerosos acuerdos de licencia. \u201cEs reprobable\u201d, dice ella.<\/p>\n

El autor y periodista independiente Edward Hasbrouck, voluntario de la Uni\u00f3n Nacional de Escritores, no no<\/em> encontrar la sentencia reprobable. De hecho, est\u00e1 euf\u00f3rico. Dice que el juez tom\u00f3 la decisi\u00f3n correcta y que Internet Archive, con sede en San Francisco, tiene una \u00abactitud t\u00edpica de Silicon Valley de malditas las leyes<\/em>.\u201d Hasbrouck encuentra ofensivo culpar al fallo por los malos acuerdos de licencia de libros electr\u00f3nicos. \u201cInternet Archive trat\u00f3 de imponernos sus propios t\u00e9rminos de licencia de facto, gratuitos\u201d, dice. Se siente especialmente mal por los escritores mayores con grandes cat\u00e1logos anteriores, porque dice que a menudo son los m\u00e1s afectados por la p\u00e9rdida de acuerdos de licencia de libros electr\u00f3nicos.<\/p>\n<\/div>\n


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