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Una vida de servicio a un banco que pronto desaparecer\u00e1.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n
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El d\u00eda que su banco quebr\u00f3, Margrit Wolf le escribi\u00f3 a su hijo: \u00abMi coraz\u00f3n est\u00e1 sangrando\u00bb.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Hubo un tiempo en que Margrit Wolf contaba sin escr\u00fapulos d\u00f3nde pasaba sus jornadas laborales. \u00abSol\u00edas poder decir con orgullo: ‘Trabajo para Credit Suisse'\u00bb, dice. \u00abPero desafortunadamente ese no ha sido el caso en los \u00faltimos a\u00f1os\u00bb.<\/p>\n
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Hubo un tiempo en que Margrit Wolf todav\u00eda sent\u00eda su banco como una gran familia: una empleadora social que apreciaba a los empleados fijos como ella. \u00abPero \u00faltimamente se nos ha visto cada vez menos como personas y cada vez m\u00e1s como bienes\u00bb.<\/p>\n
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Pero nunca hubo un momento en que Margrit Wolf hubiera dejado Credit Suisse y quisiera trabajar en otro lugar. \u00abSoy una ni\u00f1a CS\u00bb, dice ella. \u00abEste banco es un pedazo de casa para m\u00ed.\u00bb A pesar de todo, estaba feliz de ir a trabajar todos los d\u00edas hasta el final.<\/p>\n
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Margrit Wolf, hoy de 67 a\u00f1os, pas\u00f3 42 a\u00f1os y dos meses en CS. Cuando comenz\u00f3 a trabajar como cajera en 1978, todav\u00eda ten\u00eda que sellar cheques bancarios a mano y calcular las tasas de cambio en su cabeza. Cuando se jubil\u00f3 hace dos a\u00f1os, CS, y con \u00e9l el mundo bancario, era diferente.<\/p>\n
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Y ahora el banco, al servicio del cual dedic\u00f3 toda su vida laboral, est\u00e1 muerto.<\/p>\n
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Una pieza de identidad<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
La noche en que se anunci\u00f3 este final, Margrit Wolf, como muchos suizos, estaba sentada frente al televisor y viendo la conferencia de prensa del Consejo Federal. Ella no puede creer lo que escucha. Proud CS est\u00e1 siendo absorbida por su mayor competidor en un rescate del gobierno que podr\u00eda costar miles de millones. Y los presentes tambi\u00e9n lo venden como un \u00e9xito.<\/p>\n
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Margrit Wolf saca su tel\u00e9fono y le escribe a su hijo una sola frase: \u00abMi coraz\u00f3n sangra\u00bb.<\/p>\n
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Y no se vuelve m\u00e1s f\u00e1cil para ella en las semanas siguientes. Porque mientras ella llora, la tierra a su alrededor se enoja m\u00e1s.<\/p>\n
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Gerentes que se jugaron. Banqueros que continuaron recibiendo bonos. Concejales federales que recurrieron a la ley de emergencia. Esto ha dominado el debate p\u00fablico en Suiza desde la fat\u00eddica conferencia de prensa.<\/p>\n
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Pero CS es tambi\u00e9n el banco de personas como Margrit Wolf. Empleados de mostrador y en administraci\u00f3n, muchos de ellos con d\u00e9cadas de experiencia, fieles a sus clientes habituales ya su trabajo. Con el final del CS, tambi\u00e9n pierdes una parte de tu identidad.<\/p>\n
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\u00abAprendido desde cero\u00bb<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Cuando Margrit Wolf comenz\u00f3 en lo que entonces era el Kreditanstalt en 1978, ten\u00eda 22 a\u00f1os y estaba inquieta: buscaba un trabajo interesante y un lugar en el mundo.<\/p>\n
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Anteriormente se gradu\u00f3 de la escuela de negocios y trabaj\u00f3 como secretaria de hotel. En realidad, hubiera preferido estudiar, se hubiera hecho abogada. Pero para perseguir este sue\u00f1o, ella, la hija de un trabajador y un cartero de la zona rural de Thurgau, carec\u00eda de apoyo.<\/p>\n
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Encuentra en la entidad de cr\u00e9dito un empleador que la desaf\u00eda y la alienta. En su primer lugar de trabajo, la sucursal del aeropuerto de Z\u00farich, aprendi\u00f3 a trabajar con computadoras, verdaderas \u201cm\u00e1quinas del infierno\u201d con tarjetas perforadas y carretes giratorios. En caso de ca\u00edda de un rayo, tambi\u00e9n gestiona letras de cambio sin electricidad \u2013 \u201ccon vela y cabeza\u201d.<\/p>\n
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\u00abAprend\u00ed el negocio bancario desde cero\u00bb, dice Wolf con orgullo.<\/p>\n
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En los a\u00f1os siguientes, trabaj\u00f3 como recepcionista en todo el pa\u00eds: en Gstaad, donde hay que conocer a la clientela adinerada por su nombre; en un hotel de Ginebra donde la entidad de cr\u00e9dito haya abierto su propia sucursal; y finalmente en Paradeplatz de Z\u00farich, donde permanecer\u00e1 hasta su jubilaci\u00f3n.<\/p>\n
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En ese entonces, CS estaba en todas partes, un banco importante en la naci\u00f3n. Popular gracias al famoso gorro de esqu\u00ed azul, blanco y rojo y al patrocinio en los deportes. \u00abLa instituci\u00f3n de cr\u00e9dito era solo un buen nombre\u00bb, dice Wolf, \u00aby una empresa que miraba a sus empleados\u00bb.<\/p>\n
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Pero en alg\u00fan momento eso comenz\u00f3 a cambiar lentamente, casi imperceptiblemente.<\/p>\n
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Un banco sin identidad<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
\u00bfFue cuando se cancel\u00f3 la cena de Navidad? \u00bfO antes, cuando tu colega dijo: \u201cSolo recuerdo los nombres de los nuevos despu\u00e9s de un a\u00f1o, tan r\u00e1pido como van y vienen\u201d?<\/p>\n
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\u00bfFue cuando el ingl\u00e9s se convirti\u00f3 en el idioma de la empresa y se reorganiz\u00f3 cada vez con m\u00e1s frecuencia, con un \u00e9nfasis creciente en la velocidad y la eficiencia?<\/p>\n
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No hay un punto de inflexi\u00f3n claro, dice Margrit Wolf. \u00abPero en alg\u00fan momento se sinti\u00f3 como si la humanidad se estuviera perdiendo cada vez m\u00e1s, como si ya no estuvi\u00e9ramos trabajando para un banco suizo sino para un banco estadounidense\u00bb.<\/p>\n
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Despu\u00e9s de 42 a\u00f1os de servicio, Margrit Wolf tiene una relaci\u00f3n ambivalente con Credit Suisse.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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La transformaci\u00f3n de Credit Suisse en un banco de inversi\u00f3n internacional, el surgimiento de la cultura de las bonificaciones, la p\u00e9rdida de imagen despu\u00e9s de la crisis financiera: todo esto se sinti\u00f3 incluso como empleado normal, dice Wolf. Le parec\u00eda como si se hubiera olvidado una simple lecci\u00f3n de sus primeros d\u00edas en CS: \u00abSin las ruedas peque\u00f1as, el panorama general tampoco funciona\u00bb.<\/p>\n
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Especialmente en los \u00faltimos diez a\u00f1os, cuando CS se deslizaba de esc\u00e1ndalo en esc\u00e1ndalo, reconoc\u00eda cada vez menos a su amado banco.<\/p>\n
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\u00abMucho antes del final final\u00bb, dice Margrit Wolf, \u00absegu\u00edamos dici\u00e9ndonos: ‘Alfred Escher se revolcar\u00eda en su tumba'\u00bb.<\/p>\n
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