{"id":593912,"date":"2023-04-26T11:00:14","date_gmt":"2023-04-26T11:00:14","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/roger-waters-quisiera-cambiar-el-mundo-pero-en-el-ruido-de-su-musica-su-voz-ya-no-es-lo-suficientemente-alta\/"},"modified":"2023-04-26T11:00:18","modified_gmt":"2023-04-26T11:00:18","slug":"roger-waters-quisiera-cambiar-el-mundo-pero-en-el-ruido-de-su-musica-su-voz-ya-no-es-lo-suficientemente-alta","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/roger-waters-quisiera-cambiar-el-mundo-pero-en-el-ruido-de-su-musica-su-voz-ya-no-es-lo-suficientemente-alta\/","title":{"rendered":"Roger Waters quisiera cambiar el mundo. Pero en el ruido de su m\u00fasica, su voz ya no es lo suficientemente alta."},"content":{"rendered":"


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Cuando el ex m\u00fasico de Pink Floyd combina su misi\u00f3n musical con su sentido de misi\u00f3n, se convierte en un espect\u00e1culo gigantesco. En el Hallenstadion de Z\u00farich, sin embargo, a menudo parece torpe.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Roger Waters sigue abriendo los brazos como para abrazar el mundo. <\/h2>\n

Mairo Cinquetti \/ Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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En la sombra de todo talento acecha una incapacidad, detr\u00e1s de todo talento tambi\u00e9n hay grietas. Un Don Quijote, por ejemplo, puede moverse con el mayor idealismo posible en un mundo constantemente amenazado por el mal, y sin embargo cae en las trampas del rid\u00edculo por todas partes. \u00bfY no es similar en el caso del genio de Roger Waters?<\/p>\n

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En cualquier caso, el martes por la noche el m\u00fasico brit\u00e1nico se presentar\u00e1 en el Hallenstadion, que no est\u00e1 del todo lleno, en un espect\u00e1culo tan gigantesco que al principio apenas se nota su presencia personal. El m\u00fasico es literalmente eclipsado por la grandilocuencia megal\u00f3mana de su obra de arte multimedia, su voz ronca se aprieta en el ruido y el trueno de sus infernales paisajes sonoros. <\/p>\n

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ira y visiones<\/span><\/h2>\n

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Inicialmente, sin embargo, la atenci\u00f3n se centra principalmente en la construcci\u00f3n del escenario, que recuerda la planta de una catedral. Como una nave y un crucero, la enorme rampa en forma de cruz no est\u00e1 en el lado frontal, sino en el eje central de la sala. Una especie de mamposter\u00eda cuelga sobre ella con la geometr\u00eda adecuada, lo que da la impresi\u00f3n durante los descansos como si aqu\u00ed se hubieran construido barracones de vecindad. Sin embargo, tan pronto como suena la m\u00fasica, resulta ser una superficie de proyecci\u00f3n para una serie de im\u00e1genes en parte animadas, en parte documentales, que traduce los est\u00edmulos ac\u00fasticos en reacciones visuales a gran escala, y la ira de Roger Waters es todopoderosa en visiones dist\u00f3picas de pol\u00edticos, ej\u00e9rcitos, unidades policiales y en su mayor\u00eda muestra v\u00edctimas infantiles y negras.<\/p>\n

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Mientras suena la primera canci\u00f3n \u00abComfortably Numb\u00bb, se pueden ver figuras humanas aburridas mirando sus tel\u00e9fonos m\u00f3viles mientras caminan como zombis por el bulevar de una metr\u00f3polis aparentemente en ruinas. Los p\u00e1jaros negros chillan, da miedo. Tanto m\u00e1s cuanto que todav\u00eda no se ve ning\u00fan m\u00fasico en el escenario oscuro, a pesar del rugido del Rock’n’Roll.<\/p>\n

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Tienes que esperar a \u00abAnother Brick in the Wall\u00bb antes de que los reflectores se apiaden de la banda. Finalmente se puede ver la espalda del front man en el lado opuesto del escenario. M\u00e1s tarde seguir\u00e1 cambiando de ubicaci\u00f3n para presentarse a la audiencia como un profeta.<\/p>\n

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Roger Waters a veces levanta el pu\u00f1o izquierdo en el aire, a veces su mano derecha apunta hacia el p\u00fablico, como si estuviera al mando. Sin embargo, en su gesto favorito, el hombre de 79 a\u00f1os extiende sus dos brazos largos y musculosos, como si quisiera abrazar a sus fans. O como si con valent\u00eda quisiera hacer borr\u00f3n y cuenta nueva y dejar sitio a su gran arte. O como si quisiera extender sus alas y despegar. Pero esto es precisamente lo que no corresponde a su m\u00fasica.<\/p>\n

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Trabajo duro musical<\/span><\/h2>\n

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Sobre todo, Roger Waters conduce caballos de guerra de la \u00e9poca de Pink Floyd al escenario, que son interpretados con mucha confianza por su equipo de diez. Pero la m\u00fasica siempre suena como un trabajo duro. Los amplios arreglos de rock dan la impresi\u00f3n de que se est\u00e1n colocando baldosas de sonido pesado. El ritmo se clava en el suelo, los latidos se clavan en el tiempo. A veces, el sonido lento del estadio tambi\u00e9n se cubre de manera efectiva con capas psicod\u00e9licas, como en \u00abShine On You Crazy Diamond\u00bb.<\/p>\n

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El guitarrista Dave Kilminster, el sustituto de David Gilmour, por as\u00ed decirlo, y Seamus Blake brindan bravura musical: una vez que una estrella en ascenso en el firmamento del jazz, el saxofonista canadiense ahora toca solos de un resplandor casi absurdo, como si un semidi\u00f3s escupiera grandes tonos. .<\/p>\n

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Como era de esperar, lo m\u00e1s destacado de las dos horas y media de concierto (incluido un descanso de 20 minutos) son \u00e9xitos como \u00abWish You Were Here\u00bb, el indestructible \u00abMoney\u00bb y el atmosf\u00e9rico \u00abUs And Them\u00bb. Los dos \u00faltimos no son cantados por Roger Waters, sino por el guitarrista acompa\u00f1ante estadounidense Jonathan Wilson. Y tan convincentemente que uno tiene que decir: La banda podr\u00eda prescindir del l\u00edder. De hecho, la m\u00fasica de Roger Waters, que hace tiempo que se integr\u00f3 al canon pop de la generaci\u00f3n boomer, parece m\u00e1s atemporal que \u00e9l mismo.<\/p>\n

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Roger Waters parece inc\u00f3modo, su canto en su mayor\u00eda suena torturado. En alg\u00fan momento confunde Suecia y Suiza. Y cuando la c\u00e1mara lo proyecta en la pantalla como un gigante, notas c\u00f3mo a veces tiene que luchar para respirar. El pasado tiene al m\u00fasico en un fuerte abrazo. El presente le da una palmadita en el hombro como a un ni\u00f1o mayor y le deja traer algo m\u00e1s de rock y ruido al escenario.<\/p>\n

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Sin embargo, este artista todav\u00eda se ve a s\u00ed mismo como un agitador. Puede que le falte carisma y encanto, pero lo impulsa la megaloman\u00eda y el idealismo intransigente. Tiene buenas intenciones con el mundo que quiere mejorar. Cuando advierte sobre la discriminaci\u00f3n, la guerra, el clima o los desastres nucleares, nueve de cada diez personas estar\u00edan de acuerdo con \u00e9l.<\/p>\n

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Y si luego dice alguna tonter\u00eda, si brilla como un entendido de Putin o no se jacta de comparar a Israel con el r\u00e9gimen del apartheid sudafricano o incluso con la Alemania nazi, deber\u00eda ser criticado abiertamente. Pero no hay necesidad de prohibir o cancelar sus actuaciones, como se intent\u00f3 recientemente en Munich y Frankfurt. Mientras tanto, los tribunales alemanes han demostrado que el brit\u00e1nico no es culpable de nada justificable, por lo que tambi\u00e9n actuar\u00e1 en directo en Alemania en mayo. <\/p>\n

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La voz del \u00eddolo<\/span><\/h2>\n

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En \u00faltima instancia, sin embargo, uno no se siente mentalmente movilizado y con municiones por la actuaci\u00f3n de Roger Waters, sino abrumado por toda la batalla de sonidos y la avalancha de im\u00e1genes. Afortunadamente, Roger Waters vuelve a cambiar de tono al final. En la balada m\u00e1s nueva, \u00abThe Bar\u00bb, el zumbido permanente se reemplaza por un suave folk rock. La canosa estrella de rock finalmente muestra sentimientos personales y calidez expresiva. \u00abThe Bar\u00bb se inspir\u00f3 l\u00edricamente en Bob Dylan, explica. Quiz\u00e1 por eso el canto ahora parece tan roto y humano como su gran modelo a seguir.<\/p>\n

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