STRINGER \/ REUTERS<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nDespu\u00e9s de d\u00edas sin comida, despu\u00e9s de escuchar las bombas caer sobre los edificios vecinos, Abraham M. Luk, su esposa y cuatro colegas de Sud\u00e1n del Sur huyeron de Jartum a pie. El 21 de abril, mientras se desarrollaban los combates entre el ej\u00e9rcito sudan\u00e9s (FAS) y los paramilitares de las Rapid Support Forces (FSR), lograron, tras una marcha de ocho horas, llegar a Djebel-Aulia, a unos cuarenta kil\u00f3metros de la capital sudanesa. El autob\u00fas, en el que acaban subiendo con destino a la frontera sur, es ametrallado en un puesto de control por milicianos del FSR. El conductor, presa del p\u00e1nico, tuvo la mala idea de forzar la v\u00eda… Nadie result\u00f3 herido. Acribillado a balazos, el veh\u00edculo contin\u00faa su accidentado descenso. Est\u00e1 oscuro cuando el peque\u00f1o grupo finalmente llega a la ciudad de Renk, en Sud\u00e1n del Sur, luego al aeropuerto de Paloch, una base petrolera donde un avi\u00f3n fletado por las autoridades los repatria a Juba, la capital.<\/p>\n\nLea tambi\u00e9n:<\/span> Art\u00edculo reservado para nuestros suscriptores<\/span><\/span> En Sud\u00e1n, diplom\u00e1ticos y extranjeros evacuan en medio del caos Jartum, entregada a la guerra de los generales <\/span> <\/div>\n<\/section>\n\u201cHab\u00eda mucha gente, gente que se iba como nosotros del Norte y que se peleaba por subirse al avi\u00f3n\u201d,<\/em> recuerda el ingeniero petrolero, que estaba en Jartum en un viaje de negocios cuando estall\u00f3 el conflicto. Sud\u00e1n y Sud\u00e1n del Sur han formado durante mucho tiempo un mismo pa\u00eds y, a pesar de la secesi\u00f3n ratificada en 2011, muchos sursudaneses a\u00fan viven al otro lado de la frontera. Porque se quedaron despu\u00e9s de que Sud\u00e1n del Sur obtuviera la independencia o huyeran de la guerra civil que estall\u00f3 en el estado m\u00e1s joven del mundo en 2013.<\/p>\nSeg\u00fan el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Sud\u00e1n alberga a 804.000 refugiados de Sud\u00e1n del Sur. M\u00e1s de una cuarta parte de ellos vive en campamentos, particularmente en el estado del Nilo Blanco. El resto se concentra en Jartum y las grandes ciudades, donde a menudo se les considera mano de obra barata. Una poblaci\u00f3n que la guerra empuja de nuevo a las carreteras.<\/p>\n
Entre el 15 y el 27 de abril, unas 15.000 personas cruzaron la frontera entre Sud\u00e1n y el estado del Alto Nilo. \u201cAl principio, los llegados ten\u00edan medios, pero a medida que pasa el tiempo, m\u00e1s vulnerables son, que han hecho parte del trayecto a pie y, para algunos, que han perdido a miembros de su familia\u201d<\/em>, explica Marie-H\u00e9l\u00e8ne Verney, representante de la agencia de la ONU en Sud\u00e1n del Sur. Seg\u00fan ella, <\/em>el n\u00famero de llegadas diarias a Renk casi se duplic\u00f3 en un d\u00eda, de 1900 personas el 26 de abril a 3700 el 27 de abril.<\/p>\n\u201cNuevas oportunidades para las milicias\u201d<\/h2>\n
Seg\u00fan las evaluaciones del ACNUR, \u201cEntre 125.000 y 180.000 sursudaneses y 45.000 sudaneses llegar\u00e1n en los pr\u00f3ximos tres meses a Sud\u00e1n del Sur\u201d. \u201cQueremos evitar a toda costa la creaci\u00f3n de campamentos en Renk, porque es una zona inh\u00f3spita, sin infraestructura. Realmente se trata de hacer que las personas se pongan en camino dentro de las 24 a 48 horas posteriores a su llegada\u201d<\/em>subraya el titular de ACNUR, quien conf\u00eda que se est\u00e1 estudiando un plan de transporte fluvial en el Nilo, ante la inminencia de la temporada de lluvias y el estado intransitable de las carreteras en la zona fronteriza.<\/p>\n\nLee nuestra editorial:<\/span> Sud\u00e1n retenido como reh\u00e9n en enfrentamiento entre generales <\/span> <\/div>\n<\/section>\nDe momento, subraya Marie-H\u00e9l\u00e8ne Verney, los 300.000 sursudaneses que viven en campos de refugiados en el Estado del Nilo Blanco \u00abno se movi\u00f3\u00bb<\/em>. Pero la interrupci\u00f3n de los servicios de la ONU en Sud\u00e1n, y en particular el cese de las distribuciones de alimentos por parte del Programa Mundial de Alimentos (PMA), corre el riesgo de acelerar su salida. Retornos masivos que Sud\u00e1n del Sur no es capaz de absorber, mientras el 75% de su poblaci\u00f3n sigue dependiendo de la ayuda humanitaria y los fondos destinados a la gesti\u00f3n de emergencias ya son insuficientes. Hoy, solo el 23% de las necesidades de financiaci\u00f3n para la respuesta humanitaria en 2023 est\u00e1n cubiertas.<\/p>\n\nLea tambi\u00e9n:<\/span> En Sud\u00e1n del Sur, 1,4 millones de ni\u00f1os menores de 5 a\u00f1os sufren desnutrici\u00f3n <\/span> <\/div>\n<\/section>\nLa situaci\u00f3n es a\u00fan m\u00e1s cr\u00edtica dado que el acuerdo de paz firmado en 2018 entre las facciones de Sud\u00e1n del Sur sigue siendo fr\u00e1gil. Si bien se supone que el pa\u00eds celebrar\u00e1 las primeras elecciones de su historia a fines de 2024, \u201cEsta crisis en Sud\u00e1n ofrece una oportunidad de oro para que las partes ignoren los plazos y se demoren a\u00fan m\u00e1s, <\/em>advierte Edmond Yakani, director de la organizaci\u00f3n de la sociedad civil CEPO. El colapso del gobierno sudan\u00e9s est\u00e1 privando al proceso de paz de su garante regional m\u00e1s influyente. Ning\u00fan otro pa\u00eds de la regi\u00f3n puede presionar a los l\u00edderes de Sud\u00e1n del Sur como lo hicieron los generales Abdel Fattah Al-Bourhane y Mohammed Hamdan Daglo, conocido como \u201cHemetti\u201d,<\/em> L\u00edderes paramilitares FAS y FSR respectivamente.<\/p>\n\nLea el descifrado:<\/span> Art\u00edculo reservado para nuestros suscriptores<\/span><\/span> Conflicto en Sud\u00e1n: pa\u00edses de la regi\u00f3n temen contagio <\/span> <\/div>\n<\/section>\nSeg\u00fan el Sr. Yakani, tampoco es imposible que los juegos de alianza entre el bando de Salva Kiir, el presidente de Sud\u00e1n del Sur, y el de Riek Machar, su principal oponente, y las dos partes que se enfrentan en Sud\u00e1n revitalicen las relaciones internas. conflictos de Sud\u00e1n del Sur. \u201cEsta situaci\u00f3n crear\u00e1 nuevas oportunidades para las milicias, las armas estar\u00e1n en circulaci\u00f3n\u2026\u201d<\/em>una bendici\u00f3n para \u201cl\u00edderes rebeldes enojados con el gobierno de Sud\u00e1n del Sur\u201d<\/em>subraya la defensora de los derechos humanos.<\/p>\n\nLea tambi\u00e9n:<\/span> En Sud\u00e1n del Sur, el acuerdo de paz socavado por la continuaci\u00f3n de los conflictos intercomunales <\/span> <\/div>\n<\/section>\n\u00abVa a ser un desastre\u00bb<\/h2>\n
La guerra en el norte, de durar, tendr\u00eda tambi\u00e9n graves consecuencias econ\u00f3micas para su vecino, ya que los dos sudaneses se reparten los ingresos del petr\u00f3leo, explotado en el sur de Sud\u00e1n y exportado por un oleoducto a trav\u00e9s de la frontera hasta Port Sudan, a orillas del Mar Rojo. Una interrupci\u00f3n en el transporte de crudo por motivos de seguridad (o problemas de mantenimiento) privar\u00eda a Juba de casi la totalidad de sus ingresos.<\/p>\n
Pero hay algo m\u00e1s urgente. Para acudir en ayuda de los sudaneses del sur atrapados en Jartum, el 21 de abril se lanz\u00f3 un llamamiento de los ciudadanos para recaudar fondos y alquilar autobuses. Akoch Akuei Manim, quien est\u00e1 coordinando la iniciativa, est\u00e1 luchando. Los transportistas, lamenta, cobran precios desorbitados: se necesitan 8.000 d\u00f3lares (7.250 euros) por un autob\u00fas de 80 plazas. Pero \u00abSi no traemos de vuelta a tantas personas como sea posible en los pr\u00f3ximos d\u00edas, ser\u00e1 un desastre\u00bb<\/em>, teme la activista. El p\u00e1nico en la frontera ya se ha cobrado v\u00edctimas. El 25 de abril, dice, dos personas murieron en un accidente automovil\u00edstico \u201ccausado por la velocidad y el polvo\u201d<\/em>.<\/p>\n\n Florencia Miettaux<\/span>(Juba, correspondencia)<\/span><\/span> <\/p>\n<\/section>\n <\/section>\n<\/p><\/div>\n
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