{"id":629962,"date":"2023-05-16T16:39:07","date_gmt":"2023-05-16T16:39:07","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/hola-padres-el-tiempo-de-pantalla-no-es-el-problema\/"},"modified":"2023-05-16T16:39:11","modified_gmt":"2023-05-16T16:39:11","slug":"hola-padres-el-tiempo-de-pantalla-no-es-el-problema","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/hola-padres-el-tiempo-de-pantalla-no-es-el-problema\/","title":{"rendered":"Hola padres, el tiempo de pantalla no es el problema"},"content":{"rendered":"


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cuando conducimos<\/span> a Pensilvania en los veranos, con mis hijas encerradas en sus pantallas para los kil\u00f3metros y kil\u00f3metros de campos de ma\u00edz y laderas arrasadas, manejamos all\u00ed para visitar a los familiares que dejamos atr\u00e1s. En el lenguaje de nuestros tiempos, hacemos estos viajes para el contacto cara a cara o F2F. Para que Maeve, de 7 a\u00f1os, susurre los muchos pastores alemanes de su abuela, para que su hermana de 3 a\u00f1os, Phoebe, se suba a la espalda de su abuelo Foo, para que ambos caigan en una verdadera pila con su t\u00edo Ian y la t\u00eda Lolo. Pero, durante la gran mayor\u00eda del a\u00f1o, Maeve y Phoebe y su familia de Filadelfia hablan por FaceTime.<\/p>\n

Es muy dif\u00edcil subestimar el grado en que espec\u00edficamente no cre\u00eda que la tecnolog\u00eda de videotel\u00e9fono alguna vez ser\u00eda una cosa. Al igual que muchos adolescentes suburbanos aspiracionalmente pretenciosos, pas\u00e9 por un per\u00edodo de ludismo cursi a fines de la d\u00e9cada de 1990. Inspirado por los Beastie Boys, compr\u00e9 docenas de LP de vinilo por 99 centavos la pieza, hice un zine de cortar y pegar sobre m\u00fasica indie llamado El<\/em> Patata el\u00e9ctrica del alma[e]<\/em> con mis amigos, ped\u00ed y recib\u00ed una m\u00e1quina de escribir manual para Navidad. Estas eran las tendencias generales de los muchachos blancos que vest\u00edan c\u00e1rdigans de segunda mano sobre camisas de empleados de gasolineras en mi grupo demogr\u00e1fico, pero mi est\u00e9tica anal\u00f3gica estuvo, durante un tiempo, animada por un pesimismo genuino sobre la tecnolog\u00eda en general. En parte como una elecci\u00f3n estil\u00edstica y en parte como una creencia real, recuerdo haber hablado muy casualmente sobre la tonter\u00eda de esforzarse por cosas como la activaci\u00f3n por voz, la navegaci\u00f3n digital y, lo que es m\u00e1s importante, los videotel\u00e9fonos. En los a\u00f1os 90, mi visi\u00f3n del futuro era una en la que se gastar\u00edan millones de d\u00f3lares tratando de perfeccionar marginalmente \u00fatil Supers\u00f3nicos<\/em>-tecnolog\u00eda inspirada que nunca funcionar\u00eda realmente.<\/p>\n

Solo ahora se me ocurre que esta cultura popular de reacci\u00f3n tecnol\u00f3gica, de la que yo era un devoto adolescente, fue en s\u00ed misma un fen\u00f3meno de la era del tiempo frente a la pantalla. La frase tiempo de pantalla<\/em> surgi\u00f3 como un meme para asustar a los padres sobre los peligros de demasiada televisi\u00f3n para los ni\u00f1os peque\u00f1os. El t\u00e9rmino, en su forma actual, se origina en un art\u00edculo de Mother Jones de 1991 del columnista de opini\u00f3n Tom Engelhardt. Previamente, tiempo de pantalla<\/em> se hab\u00eda referido a la cantidad de tiempo que un actor aparec\u00eda en pantalla en televisi\u00f3n y pel\u00edculas. Pero Engelhardt, en \u201cLa pantalla primigenia\u201d, invirti\u00f3 el significado del t\u00e9rmino. El tiempo de pantalla no era una medida de lo que suced\u00eda en la pantalla; era una m\u00e9trica que nos evaluaba.<\/p>\n

En las d\u00e9cadas intermedias, esa definici\u00f3n se ha vuelto definitiva. Para los padres, adivinar y regular el tiempo de pantalla de los ni\u00f1os ahora es una gran parte del trabajo. Ya sea que adopte una posici\u00f3n de l\u00ednea dura o agn\u00f3stica, se ha convertido en una faceta central de la crianza de los ni\u00f1os modernos, una elecci\u00f3n como decidir si criar a los ni\u00f1os de forma religiosa o cu\u00e1ndo permitir que se perforen las orejas. \u00bfCu\u00e1nto es demasiado? \u00bfQu\u00e9 est\u00e1n viendo cuando no estoy prestando atenci\u00f3n? \u00bfQu\u00e9 podr\u00edan ver? \u00bfQui\u00e9n podr\u00eda verlos? Nos preocupamos por lo que ven nuestros hijos; nos preocupamos por lo que pueda haber en nuestras pantallas mir\u00e1ndolos.<\/p>\n

Los adolescentes que, como yo, trajeron sus antiguas m\u00e1quinas de escribir Olivetti a las cafeter\u00edas para escribir cuentos al estilo de Vonnegut son los mismos adolescentes cuya juventud fue la primera en ser gobernada por este particular movimiento de crianza. \u00c9ramos los ni\u00f1os a los que se les dec\u00eda que las pantallas eran malas para ellos, a los que se les prohib\u00eda la televisi\u00f3n o a los que se exced\u00edan en respuesta. Aunque dudo que alguien en este grupo hubiera enumerado obediencia a los padres<\/em> como una prioridad particularmente alta, me parece que al menos una parte de esta reacci\u00f3n al\u00e9rgica a la tecnolog\u00eda digital ingeniosa, tecnolog\u00eda que Apple estaba haciendo m\u00e1s y m\u00e1s elegante d\u00eda a d\u00eda en formas que eventualmente nos tentar\u00edan a alejarnos de nuestra pureza libre de tecnolog\u00eda, fue de haber crecido en un momento cultural definido por la villanizaci\u00f3n de las pantallas. La madurez significa la capacidad de discernir<\/em>.<\/p>\n

Pero resulta que mi yo adolescente estaba equivocado. FaceTime, al menos, funciona. O, mejor dicho, la tecnolog\u00eda de FaceTime funciona. La experiencia del usuario puede ser un poco defectuosa.<\/p>\n

Ha habido varias etapas en el uso de FaceTime por parte de las chicas. La primera etapa fue la m\u00e1s f\u00e1cil. La ni\u00f1a, Maeve en este caso, es una peque\u00f1a bola de masa envuelta. Mi compa\u00f1era Mel podr\u00eda llamar a su mam\u00e1 o a su hermana y, m\u00e1gicamente, tener una conversaci\u00f3n ordinaria, con una transmisi\u00f3n en vivo de Maeve en la pantalla en lugar de su propia cara. \u00bfQu\u00e9 pasar\u00eda si te dijera que puedes hablar con tu propia hija pero ver solo un video ininterrumpido de tu beb\u00e9? grandioso<\/em>\u00bfhija? \u00a1El futuro es ahora! Este es el trato excelente que Gram hizo en esos primeros d\u00edas. Pero luego Maeve se puso inquieta, una arruga preocupante en nuestra din\u00e1mica de FaceTime: no pod\u00edamos mantenerla en pantalla. <\/p>\n

A partir de ah\u00ed, Maeve ascendi\u00f3 a la ni\u00f1ez tard\u00eda. Todav\u00eda era inquieta, pero con mejores habilidades motoras y una mente d\u00f3cil e inquisitiva. En ese momento, ocurri\u00f3 el cambio de paradigma: simplemente le entregamos el tel\u00e9fono. Su instinto de encuadre a\u00fan no estaba completamente desarrollado, por lo que a menudo estas im\u00e1genes consist\u00edan en la parte superior de su frente en la parte inferior de la pantalla, una toma itinerante de nuestro ventilador de techo, o quiz\u00e1s solo un primer plano de su fosa nasal. Pero, sin caer en la discriminaci\u00f3n por edad aqu\u00ed, sus abuelos no eran mucho mejores. Esto fue especialmente cierto en el caso de su GG Pap, mi<\/em> abuelo, que todav\u00eda estaba presente y siempre ansioso por recoger su iPhone cuando llamaba Maeve. (Incluso ahora, a\u00f1os despu\u00e9s de su fallecimiento, su contacto figura en mi tel\u00e9fono como \u00abiGrandpa\u00bb.) Una de las im\u00e1genes m\u00e1s perdurables que puedo evocar de \u00e9l es la de Maeve, de 4 a\u00f1os, parloteando con j\u00fabilo sobre la guarder\u00eda mientras sostiene un tel\u00e9fono que mostraba una imagen en pantalla del ojo derecho de mi abuelo con una imagen insertada del ojo derecho de Maeve. Mirando hacia afuera, mirando hacia adentro.<\/p>\n<\/div>\n


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