\n<\/aside>\n<\/p>\n
Muchos estadounidenses se han sorprendido por la frecuencia con la que las personas que afirman amar nuestra democracia han apoyado esfuerzos abiertamente antidemocr\u00e1ticos para limitar la capacidad de votar de las personas o descartar selectivamente los votos ya emitidos. Desafortunadamente, este tipo de retroceso democr\u00e1tico est\u00e1 lejos de ser un problema espec\u00edfico de Estados Unidos. A pesar del amplio apoyo a la democracia en pa\u00edses como Venezuela y Hungr\u00eda, la gente ha acudido en gran n\u00famero a votar por los aut\u00f3cratas.<\/p>\n
Un nuevo estudio realizado en los EE. UU. sugiere al menos una explicaci\u00f3n para el problema: las personas de todo el espectro pol\u00edtico parecen creer que es probable que sus oponentes pol\u00edticos tomen medidas antidemocr\u00e1ticas si se les da la oportunidad. Y la fuerza de esta creencia se correlaciona con una voluntad ligeramente mayor de tomar esas acciones primero.<\/p>\n
Nadie dice que le gustan estas cosas.<\/h2>\n El hallazgo, de una colaboraci\u00f3n del Instituto de Tecnolog\u00eda de Berkeley-Massachusetts de la Universidad de California, se basa en poblaciones de encuestas demogr\u00e1ficamente representativas, a las que se les pregunt\u00f3 sobre varias posibles acciones antidemocr\u00e1ticas. Por ejemplo, se pregunt\u00f3 a los encuestados si estaban de acuerdo con reducir el n\u00famero de centros de votaci\u00f3n en las localidades que apoyan al partido contrario. Preguntas similares se dirigieron a cosas como la prohibici\u00f3n de m\u00edtines, la limitaci\u00f3n de la libertad de expresi\u00f3n, el incumplimiento de sentencias judiciales o el recurso a la violencia. Despu\u00e9s de preguntarles sus propias opiniones, se les pregunt\u00f3 si pensaban que sus oponentes pol\u00edticos apoyaban estos enfoques antidemocr\u00e1ticos.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nLa buena noticia es que, seg\u00fan estas encuestas, nadie, ni dem\u00f3cratas ni republicanos, apoy\u00f3 personalmente estas ideas. La mala noticia es que todos cre\u00edan que sus oponentes ten\u00edan niveles mucho m\u00e1s altos de apoyo a estas pol\u00edticas de lo que realmente ten\u00edan. (Este no es un esfuerzo para ambos lados de los problemas de EE. UU. con el apoyo a la democracia; volveremos a eso m\u00e1s adelante).<\/p>\n
Una tendencia que era evidente en los datos: cuanto m\u00e1s dispuesto estaba a creer que sus oponentes probablemente apoyar\u00edan la subversi\u00f3n de la democracia, m\u00e1s apoyaba dar esos pasos usted mismo. Para probar si esto podr\u00eda ser causal, los investigadores hicieron una variaci\u00f3n de la encuesta inicial. Esta vez, se pregunt\u00f3 a las personas si pensaban que sus oponentes pol\u00edticos apoyaban las acciones antidemocr\u00e1ticas y luego se les dijo el bajo grado de apoyo real que ten\u00edan las acciones. Solo despu\u00e9s de ser corregidos sobre sus oponentes, se les pidi\u00f3 su apoyo para tomar estas acciones.<\/p>\n
Hacer las cosas en este orden redujo el apoyo a estos ataques al proceso democr\u00e1tico. El efecto fue peque\u00f1o porque el apoyo fue bastante bajo al principio, pero fue consistente en todas las preguntas. Esto indica que al menos algo de apoyo para subvertir la democracia proviene de personas que temen que sus oponentes pol\u00edticos quieran subvertirla ellos mismos.<\/p>\n
Los resultados tambi\u00e9n se replicaron como parte del Reto Fortalecimiento de la Democracia, donde se prob\u00f3 en un estudio con m\u00e1s de 32 000 participantes como medio para reducir las actitudes antidemocr\u00e1ticas. En ese trabajo, fue la intervenci\u00f3n m\u00e1s eficaz de todo lo probado.<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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