{"id":655429,"date":"2023-05-30T23:19:57","date_gmt":"2023-05-30T23:19:57","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/julia-tiene-19-anos-y-se-prostituye-por-primera-vez-en-langstrasse-ella-dice-los-apostadores-siempre-quieren-probar-a-las-nuevas-mujeres\/"},"modified":"2023-05-30T23:20:00","modified_gmt":"2023-05-30T23:20:00","slug":"julia-tiene-19-anos-y-se-prostituye-por-primera-vez-en-langstrasse-ella-dice-los-apostadores-siempre-quieren-probar-a-las-nuevas-mujeres","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/julia-tiene-19-anos-y-se-prostituye-por-primera-vez-en-langstrasse-ella-dice-los-apostadores-siempre-quieren-probar-a-las-nuevas-mujeres\/","title":{"rendered":"Julia tiene 19 a\u00f1os y se prostituye por primera vez en Langstrasse. Ella dice: \u00abLos apostadores siempre quieren probar a las nuevas mujeres\u00bb"},"content":{"rendered":"


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Competencia, ca\u00edda de precios y clientes que exigen sexo sin preservativo: la situaci\u00f3n en el barrio rojo de Langstrasse de Z\u00farich es tensa.<\/p>\n

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Casi el mismo n\u00famero de prostitutas est\u00e1 trabajando en Langstrasse en Z\u00farich que antes de la pandemia. <\/h2>\n

Annick Rampa \/ NZZ<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Liana, de 25 a\u00f1os, y Marian, de 20, se apoyan en la ventana de un quiosco en Langstrasse de Z\u00farich. Est\u00e1 lloviendo y est\u00e1n esperando hombres dispuestos a pagar para tener sexo con ellas.<\/p>\n

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Ambas mujeres tienen nombres diferentes. Vienen de Ploiesti, una ciudad a 70 kil\u00f3metros al norte de la capital rumana, Bucarest. Viajaron a Z\u00farich con el Flixbus con la esperanza de ganar mucho dinero. Cambian de ciudad cada dos o tres meses. Le dicen a nuestro traductor que escucharon de un amigo que se puede ganar mucho dinero en Z\u00farich con sexo en venta.<\/p>\n

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Pero aparte de algunos transe\u00fantes que no se molestan en mirar, las calles est\u00e1n desiertas en esta lluviosa tarde de mi\u00e9rcoles de mayo. Liana y Marian tienen que pagar cada una 200 francos al d\u00eda por la habitaci\u00f3n en la que duermen y trabajan.<\/p>\n

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Marian no ha ganado dinero durante dos d\u00edas.<\/p>\n

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Debido a su tama\u00f1o, el barrio rojo de Z\u00farich es un objetivo lucrativo para muchos en el comercio sexual. Despu\u00e9s de la pandemia, el n\u00famero de mujeres en la calle volvi\u00f3 a aumentar significativamente. La polic\u00eda de la ciudad de Z\u00farich dijo a pedido que hab\u00eda la misma cantidad de trabajadoras sexuales en la ciudad que antes de Corona.<\/p>\n

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Muchos de ellos viajan desde Europa del Este en minibuses, trabajan en Langstrasse durante unas semanas y luego se trasladan a otras ciudades europeas.<\/p>\n

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Pero debido a que la oferta de sexo comercial en Z\u00farich ha estado superando la demanda desde hace alg\u00fan tiempo, los precios han ca\u00eddo dr\u00e1sticamente y las mujeres est\u00e1n cada vez m\u00e1s bajo presi\u00f3n. Esto es observado no s\u00f3lo por los puntos de contacto de las trabajadoras sexuales, sino tambi\u00e9n por los ilustradores del medio policial. La polic\u00eda de la ciudad habla de una bajada de los precios del 50 por ciento en la calle.<\/p>\n

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El precio es una cosa, la salud es otra. Seg\u00fan la polic\u00eda, los clientes a menudo piden sexo sin cond\u00f3n. La polic\u00eda de la ciudad escribe: \u00abLas trabajadoras sexuales tambi\u00e9n dicen que no han experimentado esto en Europa. Describen las demandas de los clientes en Suiza como degradantes\u00bb.<\/p>\n

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Debido a la falta de alternativas, las mujeres tambi\u00e9n tienen que atender a clientes que en realidad preferir\u00edan rechazar. Si tienen clientes en absoluto.<\/p>\n

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\u00abNo vali\u00f3 la pena esta vez\u00bb<\/span><\/h2>\n

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La oficina especializada en trata de mujeres y migraci\u00f3n de mujeres (FIZ) describe la situaci\u00f3n en Langstrasse como dif\u00edcil. Algunos de los clientes migraron a proveedores en l\u00ednea durante la pandemia. Con una gran repercusi\u00f3n en la prostituci\u00f3n callejera no oficial que se ha instaurado en los \u00faltimos a\u00f1os. La prostituci\u00f3n est\u00e1 permitida en los burdeles, pero la prostituci\u00f3n en la calle no lo est\u00e1.<\/p>\n

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La directora general de FIZ, Lelia Hunziker, dice: \u201cLa ca\u00edda de la demanda est\u00e1 provocando una enorme presi\u00f3n sobre los precios. Adem\u00e1s, las trabajadoras sexuales siempre tienen que contar con los controles de la polic\u00eda, que a menudo resultan en multas e incluso prohibiciones de entrada durante varios a\u00f1os. \u00bb Hunziker considera que esto es desproporcionado.<\/p>\n

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Ella dice: \u201cEl entorno est\u00e1 ubicado en el distrito de Langstrasse con clubes, bares y apartamentos. Las trabajadoras sexuales est\u00e1n ah\u00ed. Por lo tanto, tambi\u00e9n debe haber una zona oficial de prostituci\u00f3n callejera all\u00ed. Eso crea claridad para todos\u00bb.<\/p>\n

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En cualquier caso, casi nadie se adhiere a la prohibici\u00f3n de la prostituci\u00f3n callejera en Langstrasse. Frente al \u00abRothaus\u00bb, dos mujeres se apoyan en las ventanas de un antiguo bar. Esto ha estado vac\u00edo durante algunas semanas. En lugar de sexo, pronto habr\u00e1 panecillos para comprar aqu\u00ed. <\/p>\n

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Anna (no es su nombre real), de 25 a\u00f1os, proviene de Nagyhal\u00e1sz, 250 kil\u00f3metros al noreste de Budapest. Hace tres semanas viaj\u00f3 desde la capital h\u00fangara a Zurich en un minib\u00fas, durante unas semanas en las calles. El chofer los descarg\u00f3 directamente frente al hotel en Langstrasse, y los recoger\u00e1 all\u00ed al d\u00eda siguiente. \u00abEsta vez no vali\u00f3 la pena\u00bb, dice Anna.<\/p>\n

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Su hijo la espera en casa. Cuando viaja por Europa y gana dinero, sus padres la cuidan. Su padre gana 100.000 florines (260 francos) al mes. Adem\u00e1s, habr\u00eda 13.000 forints (34 francos) al mes en concepto de prestaci\u00f3n por hijo. En Suiza, suele ganar 1.300 francos en unas pocas semanas, pero el negocio va mal desde hace unos meses.<\/p>\n

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Competencia, ca\u00edda de precios y clientes que quieren sexo sin cond\u00f3n: \u00abLa presi\u00f3n ha aumentado\u00bb, dice Anna. \u201cTienes que sonre\u00edr todo el tiempo, lucir feliz, y si tienes suerte, vendr\u00e1 un cliente que quiere pasar toda la noche contigo y paulatinamente paga m\u00e1s y m\u00e1s\u201d.<\/p>\n

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O tienes mala suerte, como la colega de Anna, Lili, recientemente. \u00abA veces los pretendientes te sonr\u00eden en la calle y parecen simp\u00e1ticos, pero te empiezan a besar en el hueco de la escalera aunque t\u00fa no quieras. En momentos as\u00ed, tengo miedo\u00bb, dice.<\/p>\n

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Y luego est\u00e1n los polic\u00edas de paisano que se hacen pasar por clientes y reparten autobuses cuando hacen una oferta en la calle. Para las mujeres, el pavimento es el escaparate. En la lucha por los pocos clientes, tambi\u00e9n aceptan multas.<\/p>\n

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Ambas mujeres dicen que no hay trabajo para ellas en casa en Hungr\u00eda. Debido a las dificultades financieras y la falta de alternativas, se prostituyeron en Europa occidental. En Z\u00farich tambi\u00e9n hay mujeres que son golpeadas por proxenetas, dice Anna. Pero ella y Lili viajan solas y trabajan para ellas y para sus familias que esperan el dinero en Hungr\u00eda. Su informaci\u00f3n no puede ser verificada.<\/p>\n

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Menores sacados de burdel<\/span><\/h2>\n

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Una cosa est\u00e1 clara: hay casos de prostituci\u00f3n forzada en Z\u00farich. Casos en los que las mujeres son enga\u00f1adas para ejercer la prostituci\u00f3n mediante amenazas, violencia y enga\u00f1o. La desesperaci\u00f3n los conduce a las garras de proxenetas sin escr\u00fapulos y traficantes de personas.<\/p>\n

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En noviembre pasado, los investigadores de Z\u00farich arrestaron a dos mujeres h\u00fangaras. Se dice que trabajaron para una red criminal que reclutaba espec\u00edficamente a mujeres j\u00f3venes en Hungr\u00eda. En Z\u00farich, seg\u00fan la fiscal\u00eda, las mujeres eran explotadas en las calles ilegales. Todas las v\u00edctimas proced\u00edan de entornos pobres, algunas de ellas viv\u00edan en su tierra natal sin agua corriente.<\/p>\n

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En Z\u00farich, los presuntos autores los vigilaban constantemente. Supervisado para ganar la mayor cantidad de dinero posible de las mujeres j\u00f3venes.<\/p>\n

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La investigaci\u00f3n del caso se prolong\u00f3 durante meses. No solo en Suiza, sino tambi\u00e9n en Hungr\u00eda. All\u00ed fueron detenidos otros dos miembros de la red. Las autoridades h\u00fangaras tambi\u00e9n pudieron localizar a tres presuntas v\u00edctimas del grupo criminal. En Z\u00farich, la fiscal\u00eda ha abierto una investigaci\u00f3n penal por trata de personas y promoci\u00f3n de la prostituci\u00f3n.<\/p>\n

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No se puede cuantificar cu\u00e1ntas de las mujeres que trabajan en Z\u00farich son en realidad v\u00edctimas de la trata de personas. Los investigadores y las organizaciones no gubernamentales hablan de un alto n\u00famero de casos no denunciados.<\/p>\n

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Un caso del cant\u00f3n de Aargau tambi\u00e9n muestra cu\u00e1n dif\u00edciles son las investigaciones. Las autoridades se llevaron a una prostituta menor de edad de un burdel all\u00ed. Tras recibir una pista, la polic\u00eda sali\u00f3 y encontr\u00f3 en el establecimiento a una joven de cuya edad hab\u00eda dudas. Los j\u00f3venes portaban documentos de identificaci\u00f3n que no coincid\u00edan con su persona.<\/p>\n

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Luego, la polic\u00eda arrest\u00f3 al operador del burdel. Actualmente se encuentra bajo custodia y es fuertemente sospechosa de haber explotado sexualmente a los menores.<\/p>\n

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En Z\u00farich ha habido casos aislados de prostituci\u00f3n menor de edad en el pasado, especialmente en las calles. Sin embargo, estos son pocos casos. Tambi\u00e9n para los explotadores criminales, el riesgo de ser atrapados por las autoridades cuando son controlados es demasiado grande.<\/p>\n

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Lo que las autoridades y las organizaciones de ayuda est\u00e1n descubriendo, sin embargo, es que las mujeres en el entorno de Z\u00farich son cada vez m\u00e1s j\u00f3venes. Lelia Hunziker de FIZ dice que se vieron muchas mujeres j\u00f3venes en Langstrasse, especialmente despu\u00e9s de la pandemia. Y cada vez hay m\u00e1s mujeres que se inician en el trabajo sexual.<\/p>\n

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\u201cEste bar, simplemente lo conoces\u201d<\/span><\/h2>\n

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Son mujeres como Julia (nombre cambiado). Est\u00e1 de pie frente a un establecimiento en Dienerstrasse, donde compran muchas mujeres de Europa del Este.<\/p>\n

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Julia proviene de un peque\u00f1o pueblo en el noreste de Hungr\u00eda. Su hermana mayor est\u00e1 de pie junto a ella en la acera. Tambi\u00e9n fue ella quien le cont\u00f3 a Julia sobre el Kontaktbar en Z\u00farich. La joven dice: \u00abEste bar, simplemente lo conoces\u00bb. A ella tambi\u00e9n la llevaron a la casa en autob\u00fas.<\/p>\n

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Julia tiene 19 a\u00f1os. En Z\u00farich se prostituye por primera vez. Porque ella es nueva, el negocio va bien. \u00abLos apostadores siempre quieren probar a las nuevas mujeres\u00bb. En casa trabajaba como enfermera geri\u00e1trica, pero los ancianos le daban asco. \u201cAqu\u00ed gan\u00e9 1.200 francos en un d\u00eda con solo dos clientes. En el medio, pod\u00eda ver la televisi\u00f3n\u00bb.<\/p>\n

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En primer lugar, un cliente se volvi\u00f3 violento y exigi\u00f3 sexo sin cond\u00f3n. Pero cuando ella grit\u00f3, \u00e9l la solt\u00f3.<\/p>\n

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Su \u00e9xito despierta la envidia de las dem\u00e1s mujeres del bar. Muchos de ellos tienen proxenetas y est\u00e1n bajo presi\u00f3n, dice Julia. Ella y su hermana ganaban dinero para sus padres e hijos. En su tel\u00e9fono inteligente, muestra una foto de su hija de dos a\u00f1os, que la espera en casa de sus padres.<\/p>\n

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Se acerca un hombre vestido de trabajo, probablemente de unos cuarenta a\u00f1os. No es un cliente, aclara primero, solo para agregar que ya hab\u00eda tenido algo \u201ccon ese\u201d y \u201ccon otro de all\u00e1\u201d. Pero no pag\u00f3 porque estaba buscando una mujer para casarse. Debe ser un h\u00fangaro, dice. Su ex mujer tambi\u00e9n es h\u00fangara y ha tenido buenas experiencias con ella.<\/p>\n

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Julia lo rechaza. Ella no busca un gran amor en Z\u00farich, sino dinero r\u00e1pido.<\/p>\n

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