De todos los signos f\u00edsicos del envejecimiento ampliamente discutidos, hay uno que a menudo pasa desapercibido: el momento en que \u00abcaerse\u00bb se convierte en \u00abtener una ca\u00edda\u00bb, y comenzamos a tomarnos las repercusiones en serio.<\/p>\n Con alrededor de uno de cada tres adultos mayores de 65 a\u00f1os que sufre al menos una ca\u00edda al a\u00f1o y alrededor del 10 por ciento de las personas mayores de 65 a\u00f1os que viven con fragilidad, se podr\u00eda pensar que los 65 a\u00f1os son la edad en la que hay un cambio sutil en nuestra resiliencia f\u00edsica y mental. Pero la fragilidad es independiente de la edad, dice Adam Gordon, profesor de atenci\u00f3n de personas mayores en la Universidad de Nottingham y presidente de la Sociedad Brit\u00e1nica de Geriatr\u00eda.<\/p>\n \u201cExiste un estigma real en torno al t\u00e9rmino ‘fragilidad’: las personas se alarman si las llaman ‘fr\u00e1giles’, pero es una medida \u00fatil para nosotros que significa que podemos ayudar a las personas de cualquier edad a obtener el apoyo que necesitan. Si bien gran parte de la investigaci\u00f3n sobre la fragilidad tiende a realizarse en personas mayores de 60 a\u00f1os, he conocido a personas de 85 a\u00f1os que van en bicicleta a mi cl\u00ednica y se van de vacaciones de campamento y personas de 60 a\u00f1os que luchan con su movilidad\u201d, dice Gordon. .<\/p>\n \u201cFragilidad es un t\u00e9rmino m\u00e9dico bien definido que mide la vulnerabilidad de un individuo a una lesi\u00f3n aguda y qu\u00e9 tan bien alguien se recupera despu\u00e9s de una ca\u00edda o una infecci\u00f3n. Los m\u00e9dicos de cabecera pueden medir la fragilidad utilizando el \u00edndice de fragilidad electr\u00f3nico, un n\u00famero calculado por la cantidad de condiciones con las que se enfrenta una persona, lo que act\u00faa como una indicaci\u00f3n de su vulnerabilidad\u201d.<\/p>\n