\n<\/aside>\n<\/p>\n
El tibur\u00f3n m\u00e1s grande que existe hoy en d\u00eda, alcanzando hasta 20 metros de largo, es el tibur\u00f3n ballena, un alimentador de filtro tranquilo. Sin embargo, hace tan solo 4 millones de a\u00f1os, los tiburones de esa escala probablemente inclu\u00edan al megalod\u00f3n depredador de r\u00e1pido movimiento, famoso por sus mand\u00edbulas absolutamente enormes y sus dientes correspondientemente enormes.<\/p>\n
Debido a los datos f\u00f3siles incompletos, no estamos del todo seguros de cu\u00e1n grande era el megalod\u00f3n y solo podemos hacer inferencias basadas en algunos de sus parientes vivos, como los grandes tiburones blanco y mako. Pero gracias a una nueva investigaci\u00f3n sobre sus dientes fosilizados, ahora estamos bastante seguros de que compart\u00eda algo m\u00e1s con estos parientes: no era del todo de sangre fr\u00eda y aparentemente mantuvo la temperatura de su cuerpo por encima de la del oc\u00e9ano circundante.<\/p>\n
tomando la temperatura<\/h2>\n La mayor\u00eda de los tiburones, como la mayor\u00eda de los peces, son ectot\u00e9rmicos, lo que significa que la temperatura de su cuerpo coincide con la del agua circundante. Pero un pu\u00f1ado de especies, parte de un grupo llamado tibur\u00f3n caballa, tiene un patr\u00f3n especializado de circulaci\u00f3n sangu\u00ednea que ayuda a retener parte del calor que producen sus m\u00fasculos. Esto les permite mantener algunas partes del cuerpo a una temperatura m\u00e1s alta que su entorno. Una especie llamada tibur\u00f3n salm\u00f3n puede mantener una temperatura corporal 20 \u00b0C m\u00e1s c\u00e1lida que las aguas sub\u00e1rticas que ocupa.<\/p>\n
Megalodon tambi\u00e9n es un tibur\u00f3n caballa, y algunos cient\u00edficos han sugerido que tambi\u00e9n debe haber sido al menos parcialmente endot\u00e9rmico para haber mantenido sus tasas de crecimiento en los diversos entornos que habitaba. Pero, como mencionamos, los restos de megalod\u00f3n que tenemos ni siquiera son suficientes para saber qu\u00e9 tan grande era el animal, y mucho menos si ten\u00eda el tipo de estructura circulatoria especializada necesaria para la endotermia de los tiburones.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nEntonces, un equipo de investigadores decidi\u00f3 probar directamente si hab\u00eda se\u00f1ales de que regulaba su temperatura corporal usando cosas que realmente tenemos: sus dientes.<\/p>\n
El trabajo se basa en un fen\u00f3meno conocido como agrupamiento de is\u00f3topos. Si un ambiente es lo suficientemente c\u00e1lido, las peque\u00f1as diferencias de peso entre los is\u00f3topos at\u00f3micos no importan, ya que el calor es lo suficientemente c\u00e1lido como para mezclar completamente los is\u00f3topos dentro de un material. Pero a medida que las cosas se enfr\u00edan, los is\u00f3topos m\u00e1s pesados \u200b\u200btienden a acumularse, formando grumos dentro de un material. Ahora contamos con equipos que pueden rastrear la distribuci\u00f3n de is\u00f3topos dentro de un material a alta resoluci\u00f3n, lo que permite una medici\u00f3n directa de su aglomeraci\u00f3n. Eso, a su vez, puede usarse para generar una estimaci\u00f3n de la temperatura a la que se form\u00f3 el material.<\/p>\n
(Los cient\u00edficos han usado esta t\u00e9cnica para estimar temperaturas antiguas para rastrear nuestro clima cambiante).<\/p>\n
El nuevo trabajo se bas\u00f3 en lechos de f\u00f3siles que conten\u00edan al menos tres tipos distintos de f\u00f3siles. Uno era obviamente dientes de megalodon. Pero los otros fueron necesarios para proporcionar alg\u00fan grado de referencia externa para las estimaciones obtenidas de los tiburones. Estos incluyen los huesos de peces de sangre fr\u00eda conocidos, que proporcionaron una l\u00ednea de base para las temperaturas ambientales. Tambi\u00e9n obtuvieron muestras de los huesos del o\u00eddo de las ballenas para tener un control conocido de sangre caliente. De manera cr\u00edtica, obtuvieron estas muestras de sitios ampliamente distribuidos en los oc\u00e9anos Atl\u00e1ntico y Pac\u00edfico, asegurando que cualquier diferencia no fuera simplemente una cuesti\u00f3n de condiciones ambientales locales.<\/p>\n
Calienta, mu\u00e9vete r\u00e1pido<\/h2>\n Las muestras de ectotermos mostraron los tipos de variaciones regionales que cabr\u00eda esperar de las temperaturas del agua de mar, con estimaciones que van desde un m\u00ednimo de 17 \u00b0C en California hasta un m\u00e1ximo de 23 \u00b0C en el Mediterr\u00e1neo. Las muestras de megalod\u00f3n, por el contrario, eran consistentemente m\u00e1s c\u00e1lidas, con una diferencia de temperatura promedio de alrededor de 7 \u00b0C en comparaci\u00f3n con las muestras de sangre fr\u00eda.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nEsto no es tan c\u00e1lido como las muestras de ballenas. Pero, como se\u00f1alan los investigadores, las muestras de ballenas provinieron de sus o\u00eddos internos, que est\u00e1n bastante alejados del medio ambiente y, por lo tanto, probablemente reflejen la temperatura interna del animal. En los tiburones, por el contrario, los dientes est\u00e1n relativamente expuestos al medio ambiente y, por lo tanto, pueden tener una temperatura intermedia entre la temperatura corporal t\u00edpica y la del mundo exterior. La temperatura de los tiburones caballa tambi\u00e9n tiende a variar seg\u00fan las diferentes partes del cuerpo.<\/p>\n
Entonces, \u00bfpor qu\u00e9 podr\u00eda haberse seleccionado una temperatura corporal elevada en el megalod\u00f3n? Hay dos posibles razones. Una es, como se se\u00f1al\u00f3 anteriormente, que las temperaturas podr\u00edan haber sido esenciales para mantener las tasas de crecimiento necesarias para permitir que algo tan grande como el megalod\u00f3n se desarrollara en ambientes no tropicales. El segundo es la velocidad. Los m\u00fasculos calientes podr\u00edan ser necesarios para impulsar al animal a trav\u00e9s del agua lo suficientemente r\u00e1pido como para ser un depredador efectivo. El tibur\u00f3n mako, por ejemplo, es el tibur\u00f3n m\u00e1s r\u00e1pido y en parte endot\u00e9rmico.<\/p>\n
El gran tama\u00f1o del cuerpo de Megalodon tambi\u00e9n podr\u00eda haber facilitado un poco la retenci\u00f3n de calor, ya que aumenta la relaci\u00f3n entre el volumen del cuerpo y el \u00e1rea de superficie, lo que significa que hay menos superficie para perder calor en comparaci\u00f3n con la cantidad de m\u00fasculo que lo genera.<\/p>\n
Sin embargo, los autores del nuevo art\u00edculo sugieren que eso tambi\u00e9n podr\u00eda haber dejado al megalod\u00f3n vulnerable al cambio clim\u00e1tico. Las altas demandas metab\u00f3licas involucradas en el mantenimiento de su endotermia podr\u00edan haber hecho que el megalod\u00f3n sea sensible a los cambios en el ecosistema. Y, cerca del momento de su extinci\u00f3n, la Tierra en general se enfri\u00f3, lo que provoc\u00f3 que los niveles del mar cayeran, lo que habr\u00eda alterado los ecosistemas costeros. Y el megalod\u00f3n parece haber dependido de los viveros costeros durante sus primeros a\u00f1os.<\/p>\n
PNAS, 2023. DOI: 10.1073\/pnas.2218153120 (Acerca de los DOI).<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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