{"id":742705,"date":"2023-07-24T05:37:48","date_gmt":"2023-07-24T05:37:48","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/los-artistas-suministran-el-hardware-los-visitantes-tienen-que-sonar-por-si-mismos\/"},"modified":"2023-07-24T05:37:52","modified_gmt":"2023-07-24T05:37:52","slug":"los-artistas-suministran-el-hardware-los-visitantes-tienen-que-sonar-por-si-mismos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/los-artistas-suministran-el-hardware-los-visitantes-tienen-que-sonar-por-si-mismos\/","title":{"rendered":"Los artistas suministran el hardware, los visitantes tienen que so\u00f1ar por s\u00ed mismos."},"content":{"rendered":"


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La pareja de artistas Janet Cardiff y George Bures Miller construyen salas de m\u00e1quinas complejas en el Museo Tinguely de Basilea. El p\u00fablico hace el resto.<\/p>\n

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Janet Cardiff y George Bures Miller: \u00abExperimento en fa# menor\u00bb, 2013.<\/h2>\n

Ian Lefebvre<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Aqu\u00ed se supone expresamente que debemos hacer lo que normalmente no se nos permite hacer en un museo: tocar una obra de arte. Hay una vieja mesa de madera frente a nosotros. Su placa con restos de pintura y muescas cuenta una historia de trabajo. Pero no es solo ver lo que tiene algo que decir aqu\u00ed. Cuando pasamos las manos por la superficie, activamos sonidos. Flotan brevemente en el espacio como fantasmas y desaparecen tan pronto como el toque ya no est\u00e1 all\u00ed. Parece maravilloso, como si algo cobrara vida. No es s\u00f3lo el objeto tangible el que cuenta una historia, sino el espacio sonoro que nos envuelve como una esfera desconocida.<\/p>\n

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\u00abTo Touch\u00bb es el nombre de la mesa de resonancia. Es uno de los primeros trabajos de Janet Cardiff y George Bures Miller. Creada en 1993, la obra de arte interactiva es parte de una exhibici\u00f3n inspiradora en el Museo Tinguely dedicada al trabajo de artistas canadienses. Los dos tambi\u00e9n son pareja en privado y han estado trabajando en la conexi\u00f3n de sonido, imagen e imaginaci\u00f3n desde la d\u00e9cada de 1990. La perfecci\u00f3n t\u00e9cnica y la poes\u00eda caracterizan las obras, y uno solo puede adivinar qu\u00e9 letra pertenece a uno u otro.<\/p>\n

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Janet Cardiff y George Bures Miller: \u00abTo Touch\u00bb, 1993.<\/h2>\n

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Todos ven algo diferente.<\/span><\/h2>\n

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Las obras de Cardiff & Miller siempre desencadenan una mezcla de percepciones: escuchar, ver, sentir. La memoria tambi\u00e9n juega un papel, vago y poco tangible. Cu\u00e1nto no es tangible con estas m\u00e1quinas de imaginaci\u00f3n. En realidad, uno preferir\u00eda no hablar de m\u00e1quinas, aunque todas las obras se basan en instalaciones t\u00e9cnicas complejas. M\u00e1s bien, uno los describir\u00eda como lugares donde suceden cosas sorprendentes, aterradoras y maravillosas.<\/p>\n

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Los artistas trabajan conscientemente con la imaginaci\u00f3n del visitante del museo. Sus obras ponen en marcha algo que, casi desapercibido, sigue girando dentro de \u00e9l. \u00bfQu\u00e9 evocan las proyecciones de diapositivas de un viaje, los cortes de pel\u00edcula, los fragmentos de m\u00fasica y los ruidos cotidianos? Son historias, experiencias, cosas vistas o, para decirlo m\u00e1s ampliamente, espacios imaginarios. Habr\u00e1 diferentes espacios en cada observador. Son tan diversos como el tesoro individual de recuerdos que lleva dentro de s\u00ed mismo.<\/p>\n

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Janet Cardiff y George Bures Miller, \u00abEl incidente del lago Muriel\u00bb, 1999.<\/h2>\n

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De hecho, este arte tiene mucho que ver con lo pasado. Cardiff & Miller utilizan nuestra memoria como elemento independiente de su trabajo. Tambi\u00e9n hacen referencia a las memorias colectivas: cine, teatro, viajes, sue\u00f1os y miedos. Es una pel\u00edcula con actores t\u00edpicamente estadounidenses y una especie de trama reconocible que armamos en nuestras cabezas. Si nos asomamos a la mirilla de un minicine del museo, todo aparece en forma de posibilidad: \u00bfQu\u00e9 pas\u00f3? \u00bfLo que suceder\u00e1? Dado que nuestra propia imaginaci\u00f3n siempre juega un papel, participamos activamente en la creaci\u00f3n de las obras. Nosotros mismos somos las m\u00e1quinas de los sue\u00f1os.<\/p>\n

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La forma de arte de Cardiff & Miller no es f\u00e1cil de entender. Crean m\u00e1quinas que utilizan algo inmaterial como parte esencial: el sonido, el ruido, la voz y la imaginaci\u00f3n individual. Por \u00faltimo, pero no menos importante, la percepci\u00f3n del espacio es parte de sus obras. El sonido se contagia y abraza al visitante como un elemento independiente. El montaje coreografiado de numerosos altavoces en la habitaci\u00f3n a oscuras crea su propia fisiolog\u00eda de la audici\u00f3n. Eso es tambi\u00e9n lo que quieren los artistas: utilizar el sonido como material escult\u00f3rico. En su sentido, es la creaci\u00f3n de un nuevo g\u00e9nero de arte.<\/p>\n

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Casi todas las obras del Museo Tinguely est\u00e1n escenificadas en salas a oscuras. Solo las instalaciones en s\u00ed aparecen bajo una luz brillante. Adem\u00e1s, siempre hay una sola obra en la habitaci\u00f3n. Esto crea una atm\u00f3sfera sagrada en la que la percepci\u00f3n se enfoca conscientemente. La escucha est\u00e1 en primer plano y se puede controlar con instrumentos de teclado o al tacto. Escuchamos y podemos crear nuestras propias composiciones. Tan pronto como se establece el silencio, tambi\u00e9n se puede experimentar como un elemento independiente.<\/p>\n

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Janet Cardiff & George Bures Miller: \u00ab\u00d3pera para una habitaci\u00f3n peque\u00f1a\u00bb, 2005.<\/h2>\n

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Espacios Vulnerables<\/span><\/h2>\n

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Como suele ser el caso en el trabajo de artistas posteriores, las obras de Cardiff & Miller se vuelven cada vez m\u00e1s complejas. Sonido, luz y escultura se combinan para formar siluetas de ciudades dist\u00f3picas de las que parece no haber salida. Entonces, tal vez el ermita\u00f1o en el interior sea una forma de sobrevivir. Es una sala de madera empedrada en el museo, amueblada con candelabros de cristal baratos, alfombras e innumerables discos, todos los cuales llevan el nombre de un hombre desconocido en la portada. Cardiff & Miller encontr\u00f3 la colecci\u00f3n de discos de obras oper\u00edsticas en un mercado de pulgas en 2005 y cre\u00f3 una existencia imaginaria a su alrededor.<\/p>\n

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Esta instalaci\u00f3n tambi\u00e9n es dist\u00f3pica y parece en peligro de extinci\u00f3n, como si la esfera hogare\u00f1a fuera solo una delgada protecci\u00f3n contra el desierto exterior. Qu\u00e9 solitario parece estar escuchando las \u00f3peras en total reclusi\u00f3n. Quiz\u00e1s al due\u00f1o de la colecci\u00f3n de discos le encantaba encerrarse en la m\u00fasica como en otro mundo. A veces, una sombra revolotea por la habitaci\u00f3n.<\/p>\n

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Es un espacio de a\u00f1oranza y al mismo tiempo un memorial a la imposibilidad de utilizar los sue\u00f1os como baluarte contra el mundo exterior. En este sentido, las m\u00e1quinas on\u00edricas son siempre ambiguas.<\/p>\n

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Janet Cardiff y George Bures Miller. M\u00e1quinas de sue\u00f1os. Museo Tinguely, hasta el 24 de septiembre. Cat\u00e1logo CHF 35.\u2013. La gran instalaci\u00f3n sonora \u00abThe Forty Part Motet\u00bb de Janet Cardiff se puede ver en la imprenta del \u00abAckermannshof\u00bb de Basilea para acompa\u00f1ar la exposici\u00f3n.<\/p>\n

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