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Despu\u00e9s de sumergirse, los buzos se reducen a cero en cinco metros.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Es un espect\u00e1culo que no est\u00e1 exento de riesgos. Cualquiera que salte desde una altura de veinte metros alcanza una velocidad de unos buenos 75 km\/h en dos segundos, que luego se reduce a cero en cinco metros despu\u00e9s de zambullirse. Las fuerzas son tan fuertes que los atletas aterrizan de pie en lugar de con las manos y la cabeza primero. Para el escenario de que alguien pierda el conocimiento, hay buzos de seguridad en el agua que podr\u00edan reaccionar de inmediato. La cuenca del r\u00edo tiene dieciocho metros de profundidad.<\/p>\n
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Los errores pueden causar mucho dolor, por lo que sumergirse lo m\u00e1s verticalmente posible es una ventaja. Si gira demasiado o gira muy poco, corre el riesgo de magullarse la cara, la espalda o el coxis. Una fuente dice que si alguien golpea el agua pr\u00e1cticamente horizontalmente, su espalda ser\u00eda negra. Los participantes en Ponte Brolla firman una declaraci\u00f3n en la que asumen la responsabilidad de sus propias acciones. Martin Bollier dice que paga la prima de su seguro el doble que un cliente normal.<\/p>\n
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Durante el entrenamiento, siempre se pone un segundo par de ba\u00f1adores. Bollier explica que esto evita un enema en caso de que alguna vez caiga con muy mala suerte. Una empresa llamada Mad Hoppers se especializa en fabricar ba\u00f1adores extra gruesos para buceadores de acantilados. Otros se ponen un traje de neopreno durante el entrenamiento. Pero eso tiene m\u00e1s que ver con el agua fr\u00eda del Maggia, cuya temperatura es de 18 grados ese d\u00eda. Estos trajes est\u00e1n prohibidos en competici\u00f3n para que los jueces y espectadores puedan ver lo tensos que est\u00e1n los cuerpos de los atletas.<\/p>\n
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Lo que muestran es deporte de primera clase, pero no se trata de dinero. Quien gana se lleva un sobre con 600 francos en la mano, que para la mayor\u00eda ni siquiera cubre los gastos de viaje. Despu\u00e9s de todo, el equipo es econ\u00f3mico. Aparte de los ba\u00f1adores, los atletas solo necesitan los llamados shammies. Se trata de toallas de microfibra que utilizan para secarse inmediatamente antes de cada salto para que no se resbalen cuando tienen que agarrarse el cuerpo para una determinada posici\u00f3n en el aire.<\/p>\n
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Aparte del ba\u00f1ador, los atletas solo necesitan los llamados shammies (a la izquierda en la roca). Se trata de toallas de microfibra que utilizan los saltadores para secarse.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Los saltadores dominan la alternancia constante entre tensi\u00f3n y relajaci\u00f3n.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Hasta un austriaco de 75 a\u00f1os quer\u00eda competir<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
La gente parece estar impulsada sobre todo por encontrar validaci\u00f3n en un c\u00edrculo de personas de ideas afines, dominar una forma de arte rara que requiere una alternancia constante entre tensi\u00f3n y relajaci\u00f3n. Sobre un participante se dice que este hiperenfoque, es decir, el estado de concentraci\u00f3n pronunciada, es una especie de terapia para su problema con el TDAH.<\/p>\n
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Y el ambiente en el desfiladero parece estimular la inspiraci\u00f3n y la imaginaci\u00f3n. Uno se\u00f1ala una formaci\u00f3n rocosa y dice que si miras lo suficiente ver\u00e1s la cara de Bill Clinton. Es por eso que esta secci\u00f3n lleva el nombre del ex presidente de los Estados Unidos. Y la plataforma de salto en la parte superior parece que alguien tall\u00f3 la cabeza de un cerdo o una serpiente en la piedra.<\/p>\n
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A Genevieve Sangpan le gusta catapultarse desde este lugar mientras se para de manos, y dice que cuando est\u00e1 sobre la cabeza expuesta de la serpiente en esta posici\u00f3n, siente que tiene superpoderes. Sangpan, de 31 a\u00f1os, de Florida, es un estadounidense de libro de texto. Ni siquiera le gusta ocultar su afici\u00f3n por el drama y la puesta en escena.<\/p>\n
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Por supuesto que es una adicci\u00f3n a la que se entrega, dice Sangpan. Y lo que hace es realmente peligroso. Una vez estuvo en el hospital durante una semana. Y resulta que su desparpajo no es casualidad: Sangpan gana la competici\u00f3n femenina de Ponte Brolla por cuarta vez consecutiva.<\/p>\n
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Genevieve Sangpan de EE. UU. es la saltadora dominante en Ponte Brolla.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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En general, esta escena tambi\u00e9n parece atraer a personajes estridentes y perros coloridos. Zachary Picton, el ganador masculino, es un franco australiano de 18 a\u00f1os con bigote, cabello decolorado, u\u00f1as pintadas de negro y muchos tatuajes. Actualmente se gana la vida interpretando a un pirata en Europa-Park Rust.<\/p>\n
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En realidad, Peter Roseney hubiera querido competir, un nativo de Austria de Wil (SG), \u00a1a la edad de 75 a\u00f1os! Estuvo all\u00ed cuando se celebr\u00f3 la primera competici\u00f3n en Ponte Brolla en 1992. Pero esta vez Roseney no aparece. \u00bfHa terminado silenciosamente su carrera?<\/p>\n
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\u00abPara nada\u00bb, asegur\u00f3 m\u00e1s tarde por tel\u00e9fono que solo ten\u00eda un problema con su autom\u00f3vil y, por lo tanto, no pod\u00eda conducir hasta Ticino. Pero ahora alquilar\u00e1 otro auto y viajar\u00e1 a una competencia de clavados en acantilados en la Rep\u00fablica Checa. Todav\u00eda est\u00e1 en la sala de pesas cada dos d\u00edas. Y, por cierto, todav\u00eda se sumerge de cabeza en el agua siempre que puede, a pesar de que es dif\u00edcil para los m\u00fasculos de su cuello. Realmente nunca aprendi\u00f3 a saltar sobre sus pies.<\/p>\n
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Y as\u00ed, en su ausencia, Jimmi Andersen es el concursante de mayor edad en Ponte Brolla, un profesor de matem\u00e1ticas de 45 a\u00f1os de Dinamarca que podr\u00eda doblar a James Bond por su parecido con el actor Daniel Craig. La presa de Verzasca, donde se filmaron escenas de la pel\u00edcula de Bond \u00abGolden Eye\u00bb, no est\u00e1 lejos de aqu\u00ed.<\/p>\n
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Andersen dice que no tiene m\u00e1s remedio que seguir regresando a Suiza. En casa no hay acantilados, el pico m\u00e1s alto de su pa\u00eds tiene solo 170 metros sobre el nivel del mar. Si quisieran practicar este deporte en Dinamarca, tendr\u00edan que apilar contenedores mar\u00edtimos en un puerto, pero eso solo les permitir\u00eda saltar 12 metros.<\/p>\n
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El dan\u00e9s Jimmi Andersen, de 45 a\u00f1os, es el competidor de mayor edad en Ponte Brolla.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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En los eventos de Red Bull saltan desde 27 metros \u2013 \u201cLa presi\u00f3n era tan grande que ya no pod\u00eda dormir bien\u201d<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
La falta de oportunidades de entrenamiento es generalmente un problema en este deporte. Apenas existen rincones como el de Ponte Brolla, que cumple todos los requisitos y se puede llegar desde una estaci\u00f3n de tren en cinco minutos a pie. En los meses fr\u00edos, cuando los atletas van a los pabellones cubiertos, solo hay una opci\u00f3n en toda la Suiza de habla alemana para al menos saltar desde una torre de diez metros: en Z\u00farich-Oerlikon.<\/p>\n
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Andreas Hulliger, de 38 a\u00f1os, de Thun, sol\u00eda ir a menudo a Oerlikon. \u00abCuatro horas de viaje por tres horas de entrenamiento\u00bb, dice con una sonrisa ir\u00f3nica. Como saltador de acantilados, se convirti\u00f3 en dos veces campe\u00f3n de Europa. Hoy ha reducido sus ambiciones deportivas, pero todav\u00eda est\u00e1 al frente de la asociaci\u00f3n Infinite Drop High Diving, que organiza la competici\u00f3n Ponte Brolla y otros eventos de clavados. Como todos los miembros de la junta, trabaja de forma voluntaria.<\/p>\n
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