Durante los \u00faltimos nueve meses, ha habido muchas idas y venidas entre EE. UU. y China con respecto al acceso a las tecnolog\u00edas de fabricaci\u00f3n y procesamiento de chips. Ha habido muchos disparos de cada lado, con cada movimiento negando el acceso a materiales de tierras raras necesarios para construir semiconductores (este aprovechado por China) o importaciones de tecnolog\u00eda de punta que podr\u00eda tener aplicaciones militares o de inteligencia, incluida la IA ( esta parte de la ecuaci\u00f3n est\u00e1 siendo aprovechada por los EE. UU. y sus aliados).<\/p>\n
Sin embargo, a pesar de la cantidad y la duraci\u00f3n de las restricciones tecnol\u00f3gicas y de exportaci\u00f3n impuestas a China, a menudo se ha cuestionado el efecto real de la guerra comercial en curso. Pero los datos de aduanas reci\u00e9n publicados por Beijing parecen apuntar a efectos alineados con las expectativas de los Estados Unidos: las importaciones de chips y equipos de fabricaci\u00f3n de chips a\u00f1o tras a\u00f1o de China cayeron un 22% y un 23%, respectivamente.<\/p>\n
\u00abLos controles parecen estar haciendo que sea m\u00e1s dif\u00edcil y costoso para China obtener ciertos insumos\u00bb, dijo Emily Benson, investigadora principal especializada en comercio y tecnolog\u00eda en el grupo de expertos del Centro de Estudios Estrat\u00e9gicos e Internacionales.<\/p>\n