{"id":778492,"date":"2023-08-20T08:38:43","date_gmt":"2023-08-20T08:38:43","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/disneylandia-del-clasicismo-copenhague-esta-construida-peligrosamente-cerca-del-agua-quizas-eso-dio-forma-al-pensamiento-de-bohr-kierkegaard-y-thorvaldsen\/"},"modified":"2023-08-20T08:38:49","modified_gmt":"2023-08-20T08:38:49","slug":"disneylandia-del-clasicismo-copenhague-esta-construida-peligrosamente-cerca-del-agua-quizas-eso-dio-forma-al-pensamiento-de-bohr-kierkegaard-y-thorvaldsen","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/disneylandia-del-clasicismo-copenhague-esta-construida-peligrosamente-cerca-del-agua-quizas-eso-dio-forma-al-pensamiento-de-bohr-kierkegaard-y-thorvaldsen\/","title":{"rendered":"Disneylandia del clasicismo: Copenhague est\u00e1 construida peligrosamente cerca del agua, quiz\u00e1s eso dio forma al pensamiento de Bohr, Kierkegaard y Thorvaldsen"},"content":{"rendered":"


\n<\/p>\n

<\/p>\n
\n
\n

En la metr\u00f3polis danesa de Copenhague, el esp\u00edritu y la cultura se concentran como en pocos lugares. Un paseo intelectual a trav\u00e9s de una ciudad costera que afirma la vida donde el espacio y el tiempo alguna vez estuvieron enterrados.<\/p>\n

<\/div>\n<\/div>\n

<\/p>\n

\n
<\/div>
\n
\n

En la ciudad junto al mar que afirma la vida, el espacio y el tiempo fueron alguna vez enterrados. Copenhague, alrededor de 1890.<\/h2>\n

Coleccionista de impresiones\/Hulton Archive\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

En las clasificaciones de las ciudades m\u00e1s habitables, Copenhague ocupa regularmente uno de los primeros lugares. y copenhague es<\/em> una ciudad hermosa: las calles est\u00e1n limpias, el aire es fresco, la gente es educada, considerada y sorprendentemente atractiva. Como ciudad, Copenhague es un oasis preindustrial y una ciudad modelo transhumana en uno.<\/p>\n

<\/p>\n

Quiz\u00e1s esto se deba a que la edad de oro de Dinamarca cae en los albores de la modernidad, entre 1800 y 1850. La mayor\u00eda de los pa\u00edses de Europa occidental tuvieron su apogeo cultural en el per\u00edodo moderno temprano, mucho antes de 1789; Dinamarca los vivi\u00f3 en pleno amanecer de la actualidad, en sincron\u00eda con la emancipaci\u00f3n de los estamentos, cuando el refinamiento ya no era asunto de los gobernantes, sino de toda la poblaci\u00f3n. Y as\u00ed Copenhague, as\u00ed como Dinamarca en su conjunto, aparecen hoy para el viajero alem\u00e1n como si estuvieran dise\u00f1ados en el tablero de dibujo, como si estuvieran de acuerdo con un cartesianismo est\u00e9tico.<\/p>\n

<\/p>\n

La Dinamarca de Bertel Thorvaldsen (1770-1844) ahondaba en el clasicismo en un momento en el que el resto de Europa ya se desped\u00eda de \u00e9l. Pero cuando el mundo del Atl\u00e1ntico Norte experiment\u00f3 su ola de calor de construcci\u00f3n nacional en la d\u00e9cada de 1860 (Resurgimiento, Guerra Civil, unificaci\u00f3n del Reich), la peque\u00f1a Dinamarca, que una vez ayud\u00f3 a gobernar los mares, fue expulsada violentamente del escenario mundial. En D\u00fcppel en 1864, Otto von Bismarck enterr\u00f3 el gran poder de Dinamarca y nadie intervino.<\/p>\n

<\/p>\n

\n
\"Horace <\/div>
\n
\n

Horace Vernet: \u00abBertel Thorvaldsen\u00bb, pintura de 1833.<\/h2>\n

Sepia Times\/Universal Images Group\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

Viviendo al borde de la inundaci\u00f3n<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

Este sesgo de \u00e9poca -un clasicismo tard\u00edo que, a diferencia de su vecino del sur, no ten\u00eda ninguna posibilidad de volverse pol\u00edticamente fruct\u00edfero en un feo nacionalismo- hizo que la modernizaci\u00f3n de recuperaci\u00f3n de un estado agrario tardofeudal se convirtiera en una vanguardia sociopol\u00edtica. . Incluso en la hora m\u00e1s oscura de Europa, Dinamarca era una isla de felicidad: los jud\u00edos daneses escaparon casi por completo de la Shoah porque sus vecinos no jud\u00edos los apoyaron, el diplom\u00e1tico alem\u00e1n Georg Ferdinand Duckwitz ayud\u00f3 y el plenipotenciario militar alem\u00e1n Werner Best, un general de las SS, probablemente mir\u00f3 hacia otro lado. Y cuando Hitler envi\u00f3 al rey Christian X de Dinamarca un telegrama de cumplea\u00f1os francamente obediente en 1942, logr\u00f3 responder al violador de Europa: \u00abMuchas gracias. Cr. Rex\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

Tal vez sea el papel pol\u00edtico de un David contra un pu\u00f1ado de Goliat (primero Inglaterra con sus buques de guerra, luego el Reich alem\u00e1n del \u00abejercicio Weser\u00bb), pero tal vez m\u00e1s la conciencia de vivir siempre al borde de la inundaci\u00f3n, real y no solo te\u00f3rico Estar en peligro de desaparici\u00f3n literal, que es lo que hace que Dinamarca sea tan innovadora, segura de s\u00ed misma y relajada al mismo tiempo, e insensible a la acusaci\u00f3n de artificialidad que a Alemania le gusta tanto plantear.<\/p>\n

<\/p>\n

Un fuerte aumento en el nivel del mar diezmar\u00eda f\u00edsicamente a Dinamarca como uno de los primeros pa\u00edses europeos. Esta disposici\u00f3n psicogeogr\u00e1fica encaja con el hecho de que es precisamente en esta hermosa y pintoresca Copenhague donde la gran revoluci\u00f3n en las humanidades y las ciencias naturales en el siglo XIX pudo haber comenzado realmente. Para aquellos que siempre tienen cerca el final de la tierra ante sus ojos, ven el infinito con mayor claridad.<\/p>\n

<\/p>\n

Cualquiera que visite Copenhague no puede evitar el Assistenzfriedhof en N\u00f6rrebro. La mitad de la historia intelectual y cultural danesa se encuentra en este P\u00e8re Lachaise del Norte, incluidos Niels Bohr (1885\u20131962) y S\u00f6ren Kierkegaard (1813\u20131855). Kierkegaard es considerado el fundador del existencialismo, Bohr el pionero de la f\u00edsica cu\u00e1ntica, pero \u00bfqu\u00e9 significa eso? El gran descubrimiento de la modernidad es que el mundo est\u00e1 compuesto por una infinidad de part\u00edculas de materia y estados de la materia, y no solo el espacio, sino tambi\u00e9n el tiempo. Y este descubrimiento se hizo en gran parte en Copenhague.<\/p>\n

<\/p>\n

\n
\"Soren <\/div>
\n
\n

Soren Kierkegaard sobre un dibujo de 1840.<\/h2>\n

imagen<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

Lo impactante de la f\u00edsica cu\u00e1ntica radica, en primer lugar, en darse cuenta de que la materia b\u00e1sicamente se puede dividir infinitamente: un \u00e1tomo no es \u00aba-tomon\u00bb, indivisible, e incluso la luz consiste en part\u00edculas, aunque sin masa, los llamados cuantos de luz o fotones. . No existe el \u00e9ter como medio coherente de luz, en cuya continuidad a\u00fan se salvar\u00eda la totalidad del mundo. Los subsistemas at\u00f3micos tambi\u00e9n acechan en el nivel elemental de la materia -y aqu\u00ed es donde reside el aspecto revolucionario del modelo at\u00f3mico de Bohr de 1913- cada uno de los cuales tiene las dimensiones de su propio universo: un n\u00facleo min\u00fasculo con protones y neutrones, alrededor del cual incluso electrones m\u00e1s peque\u00f1os \u00f3rbita en \u00f3rbitas distantes se mueven.<\/p>\n

<\/p>\n

Pronto qued\u00f3 claro para el brillante alumno y asistente de Bohr en Copenhague, Werner Heisenberg, que ni la ubicaci\u00f3n de estos electrones ni la fuerza que los mantiene en su posici\u00f3n pueden determinarse con claridad, sino que tanto la materia misma como la fuerza que la mantiene en movimiento son fragmentado, cuantizado. \u00abUn esp\u00edritu creado\u00bb (Albrecht von Haller) penetra \u00aben el coraz\u00f3n de la naturaleza\u00bb, pero lo que encuentra ah\u00ed es siempre una capa m\u00e1s, como pelar una cebolla, pero sin n\u00facleo s\u00f3lido, en ninguna parte. En medio de la materia, entre todas las diminutas part\u00edculas, acecha el vac\u00edo, como en el cielo estrellado.<\/p>\n

<\/p>\n

Una nada hecha de puntos<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

Lo que la f\u00edsica cu\u00e1ntica es para el mundo de la materia, lo descubri\u00f3 Kierkegaard para el mundo del tiempo, la historia. La infancia de Kierkegaard -naci\u00f3 exactamente cinco a\u00f1os antes que Marx y ocho a\u00f1os antes de la muerte de Napole\u00f3n- asomaba en una \u00e9poca en la que (as\u00ed la historia de las ideas, que siempre tuerce un poco el curso del tiempo) quiere la imagen de la historia como un continuo supramundano, en el que la propia existencia est\u00e1 escrita como en un capullo, desvaneci\u00e9ndose lentamente. A medida que el hombre europeo lleg\u00f3 lentamente al concepto de historia a partir del siglo XVIII, se disolvi\u00f3 en una multitud de \u00e9pocas, secciones, \u00e1tomos de tiempo. El tiempo como l\u00ednea, como collar de perlas de \u00e1tomos de tiempo, no tiene principio ni fin; no hay para\u00edso aqu\u00ed, no hay D\u00eda del Juicio Final all\u00e1, sino vac\u00edo aqu\u00ed tambi\u00e9n.<\/p>\n

<\/p>\n

Cuando Kierkegaard ten\u00eda seis a\u00f1os, el todav\u00eda joven Arthur Schopenhauer public\u00f3 El mundo como voluntad y representaci\u00f3n. En \u00e9l nombra las dos cuestiones b\u00e1sicas de la filosof\u00eda como las de la libertad de la voluntad y las de la realidad del mundo exterior. Dado que una voluntad se refiere siempre a algo externo, s\u00f3lo queda una de las dos cuestiones, a saber, la de la realidad del mundo. Porque mientras la \u00abautenticidad\u00bb del mundo sea cierta para m\u00ed, puedo vivir en paz conmigo mismo, incluso si no tengo libre albedr\u00edo hacia el mundo, porque al menos entonces s\u00e9 \u00abd\u00f3nde estoy\u00bb. Pero tan pronto como tengo motivos para dudar de que algo \u00abes\u00bb en absoluto, comienzan los problemas; y con este hilo de pensamiento comienza la \u00abenfermedad de muerte\u00bb de Kierkegaard.<\/p>\n

<\/p>\n

Al igual que la materia de Bohr y Heisenberg, que se vuelve m\u00e1s y m\u00e1s inaccesible cuanto m\u00e1s se capta, un tiempo del que se tiene conciencia a trav\u00e9s de la medici\u00f3n del tiempo y de la conciencia hist\u00f3rica, elude cada vez m\u00e1s esta conciencia y se convierte en nada m\u00e1s que puntos en el tiempo, cada uno aislado en el mundo; El hombre como sujeto hist\u00f3rico es un absurdo para Kierkegaard.<\/p>\n

<\/p>\n

\n
\"El <\/div>
\n
\n

El f\u00edsico dan\u00e9s Niels Bohr en una fotograf\u00eda de 1930. <\/h2>\n

Im\u00e1genes de Brandstaetter\/Hulton Archive\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

Como para Blaise Pascal, con quien a menudo se le compara, para Kierkegaard la salida de este abismo de particularidad reside en la re-presentaci\u00f3n de Dios. Los 1800 a\u00f1os que han pasado desde la vida de Jes\u00fas deben ser \u00abllevados\u00bb como si nunca hubieran existido. Pero en presencia de Dios, el \u00abser m\u00e1s real\u00bb, incluso el tiempo atomizado, cuantizado, volver\u00eda a tener realidad, si fuera un continuo y no un espacio lleno de l\u00edneas que surgen de la nada y conducen a la nada. No puedes llegar a esta presencia de Dios intelectualmente, tienes que saltar a ella.<\/p>\n

<\/p>\n

Uno puede leer la figura del salto cu\u00e1ntico en el modelo at\u00f3mico de Bohr como una analog\u00eda con el \u00absalto\u00bb de Kierkegaard. Ambos conceptos expresan que la objetivaci\u00f3n \u00abreal\u00bb -la presencia de algo en el espacio, el tiempo y la causalidad y, por tanto, tambi\u00e9n la posibilidad de un desarrollo para bien o para mal- s\u00f3lo puede explicarse por un milagro. As\u00ed que no se trata de la pregunta ingenua de qu\u00e9 conecta este mundo con una ominosa vida despu\u00e9s de la muerte, sino de c\u00f3mo puede ser que un mundo material, cuyo punto en el tiempo y ubicaci\u00f3n ni siquiera podemos determinar, sea sin embargo una realidad y, por lo tanto, un hombre. tambi\u00e9n tienen una cualidad moral. Porque s\u00f3lo puedo comportarme moralmente hacia algo que reconozco como real. Aqu\u00ed es donde comenz\u00f3 Kierkegaard.<\/p>\n

<\/p>\n

Con este conocimiento de la historia intelectual en la mano, la limpieza y el orden de Copenhague tienen un efecto maravilloso, pero tambi\u00e9n desafiante. Podr\u00eda leerse como un punto ir\u00f3nico el hecho de que aqu\u00ed vivieran Kierkegaard y Bohr y tambi\u00e9n Hans Christian Oersted y Hans Christian Andersen, quienes expusieron el mundo como un gabinete de maravillas, pero como un verdadero gabinete de maravillas, en el que lo supuestamente real resulta ser creaciones de ensue\u00f1o y espuma cu\u00e1ntica.<\/p>\n

<\/p>\n

\n
\"El <\/div>
\n
\n

El gran narrador Hans Christian Andersen en una fotograf\u00eda de 1860.<\/h2>\n

Archivo de Historia Universal\/Universal Images Group\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

Disneylandia del clasicismo<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

O como un llamamiento a sus visitantes, a pesar de este conocimiento, para que se lancen alegremente a la aventura de la objetivaci\u00f3n y se hagan la pregunta ingenua y peligrosa de si las cosas son realmente \u201creales\u201d y no simplemente \u201cconstruidas\u201d. Porque esta pregunta s\u00f3lo puede hacerse con la conciencia tranquila por aquellos que no son conscientes del abismo que se esconde detr\u00e1s de ella. Si el mundo es solo una construcci\u00f3n, solo hay una alternativa: seguir deconstruy\u00e9ndolo hasta que \u00e9l, es decir, su gente, sea destruido. O configurarlo como una casa de mu\u00f1ecas, cuyos habitantes se sienten seguros y protegidos en su contexto de delirio.<\/p>\n

<\/p>\n

En la isla en miniatura de Slotsholmen en el coraz\u00f3n de Copenhague, uno entra en un gabinete de curiosidades que es como una casa de mu\u00f1ecas y no un gabinete de horrores como la historia como la interpret\u00f3 Kierkegaard, como el mundo en la interpretaci\u00f3n de Copenhague de Bohr. El Museo Thorvaldsen es una Disneylandia del clasicismo, un santuario de belleza, poder e historia transfigurados en m\u00e1rmol y yeso.<\/p>\n

<\/p>\n

Una evasi\u00f3n de la brutalidad de los tiempos y de la miseria de los procesos productivos, s\u00ed, pero una gran lucha sin embargo contra el problema de la condicionalidad, la desgraciada mancha de determinaci\u00f3n a trav\u00e9s de innumerables antes y despu\u00e9s, que recorre nuestra existencia como animales pensantes y que nos no puede evitar a trav\u00e9s de ninguna \u00abrevoluci\u00f3n\u00bb, escapar a trav\u00e9s de ninguna \u00abdial\u00e9ctica\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

La imposibilidad ontol\u00f3gica que significa tal existencia queda abolida en el despreciable embellecimiento de la materia. La \u00fanica respuesta que no significa destrucci\u00f3n a la comprensi\u00f3n de que la tan cacareada realidad material que encontramos es solo artificial, es una artificialidad que se capta conscientemente y sin falsa verg\u00fcenza. El triunfo de Barbie, que parece haber surgido de una zona peatonal de Copenhague, sobre \u00abla bomba\u00bb, impensable sin el esp\u00edritu de Copenhague.<\/p>\n

<\/p>\n

Konstantin Sakkas<\/strong> vive como fil\u00f3sofo e historiador en Berl\u00edn y trabaja como cr\u00edtico de no ficci\u00f3n y ensayista para SWR 2 y Deutschlandfunk Kultur, entre otros.<\/p>\n

<\/p>\n

<\/div>\n


\n
Source link-58 <\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

En la metr\u00f3polis danesa de Copenhague, el esp\u00edritu y la cultura se concentran como en pocos lugares. Un paseo intelectual a trav\u00e9s de una ciudad costera que afirma la vida…<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":778493,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[1],"tags":[650,101863,1277,101862,44523,14757,194,5047,87856,2054,148,575,101864,19822,23451,6951,101865],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/778492"}],"collection":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=778492"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/778492\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":778494,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/778492\/revisions\/778494"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/778493"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=778492"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=778492"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=778492"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}