{"id":789126,"date":"2023-08-28T11:15:13","date_gmt":"2023-08-28T11:15:13","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-hotel-de-lujo-mas-remoto-de-zurich-esta-lleno-de-historias-locas\/"},"modified":"2023-08-28T11:15:17","modified_gmt":"2023-08-28T11:15:17","slug":"el-hotel-de-lujo-mas-remoto-de-zurich-esta-lleno-de-historias-locas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-hotel-de-lujo-mas-remoto-de-zurich-esta-lleno-de-historias-locas\/","title":{"rendered":"El hotel de lujo m\u00e1s remoto de Z\u00farich est\u00e1 lleno de historias locas"},"content":{"rendered":"


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El \u00abDolder Grand\u00bb, en el que se alojaron invitados como Churchill y Sophia Loren, tiene a sus espaldas casi 125 a\u00f1os de cambios. 15 a\u00f1os despu\u00e9s de la espectacular renovaci\u00f3n, Gault Millau Suiza lo eligi\u00f3 por segunda vez \u00abHotel del A\u00f1o\u00bb.<\/p>\n

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El \u00abDolder Grand\u00bb, bajo el cual se encuentra uno de los clubes de golf privados m\u00e1s antiguos de Suiza, combina desde hace 15 a\u00f1os curvas atrevidas con un toque kitsch de castillo de cuento de hadas.<\/h2>\n

Christoph Ruckstuhl \/ NZZ<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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La ciudad de Z\u00farich cuenta con una docena de hoteles de cinco estrellas, pero s\u00f3lo dos con una historia que les otorga un estatus legendario: el \u00abBaur au Lac\u00bb desprende su lujo un tanto grandilocuente en medio de las tierras bajas de la ciudad, mientras que el \u00abDolder Grand\u00bb est\u00e1 extra\u00f1amente alejado de la vida cotidiana. Sus torres se elevan como un espejismo en el exuberante verde del Adlisberg y un tren de cremallera lleva desde la ciudad hasta la entrada del hotel.<\/p>\n

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Este castillo de cuento de hadas fue construido hace 125 a\u00f1os, inspirado en el estilo de construcci\u00f3n de madera suizo y seg\u00fan los planos de Jacques Gros, de Basilea, comprometido con el historicismo: la arquitectura a orillas del Rin parece que ya entonces era muy solicitada. Un buen siglo despu\u00e9s, entr\u00f3 en escena un arquitecto estrella brit\u00e1nico: Lord Norman Foster catapult\u00f3 el complejo a una nueva esfera con una reforma que cost\u00f3 440 millones de francos. El ambicioso proyecto se complet\u00f3 hace exactamente 15 a\u00f1os.<\/p>\n

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Desde entonces, el hotel se llama con desenfado cosmopolita \u00abDolder Grand\u00bb y la mezcla de Belle \u00c9poque, alta tecnolog\u00eda y vanguardia se comercializa como un \u00abCity Resort\u00bb. La gu\u00eda gastron\u00f3mica Gault Millau Suiza est\u00e1 tan encantada que este lunes lo vot\u00f3 \u00abHotel del a\u00f1o\u00bb, por segunda vez desde 2016. Quiz\u00e1s las ideas se est\u00e9n acabando poco a poco cuando se trata de honrar a todas las casas de lujo del pa\u00eds.<\/p>\n

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En 2007, un a\u00f1o antes de la reapertura, se impulsan las obras de renovaci\u00f3n. <\/h2>\n

Christian Beutler \/ NZZ<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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El restaurante (izquierda) y una suite (derecha), dise\u00f1ados por el arquitecto estrella brit\u00e1nico Norman Foster.<\/h2>\n

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Los or\u00edgenes como casa balneario<\/span><\/h2>\n

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En el actual milenio, la suerte de esta empresa est\u00e1 estrechamente ligada a un nombre: el empresario multimillonario Urs Schwarzenbach mantiene viva la mayor\u00eda de las acciones y la empresa desde 2001 con potentes inyecciones financieras. El padre del \u00abDolder\u00bb original es el empresario gastron\u00f3mico Heinrich H\u00fcrlimann, que una vez compr\u00f3 en secreto propiedades baratas en Z\u00fcrichberg. De esto surgi\u00f3 inicialmente el Dolderbahn, que dio nombre a una sociedad an\u00f3nima especialmente fundada y que en 1893 Restaurante \u00abCasa del Bosque\u00bb.<\/a><\/p>\n

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Unos a\u00f1os m\u00e1s tarde se a\u00f1adi\u00f3 el \u00abGrand Hotel und Curhaus Dolder\u00bb, donde los habitantes adinerados de la ciudad encontrar\u00edan paz y salud. Hay una sala de billar cl\u00e1sica, una magn\u00edfica sala de espejos, avances novedosos en tecnolog\u00eda de la comunicaci\u00f3n (telefon\u00eda y telegraf\u00eda) y 220 camas, a partir de 12 CHF por noche en temporada alta. Hoy en d\u00eda se paga una media de casi 900 francos por una cama doble, por supuesto con una habitaci\u00f3n adecuada a su alrededor.<\/p>\n

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En la primera mitad del siglo XX, el Grand Hotel se convirti\u00f3 gradualmente en una pieza central de la vida social exclusiva de la ciudad. Su reputaci\u00f3n se extiende m\u00e1s all\u00e1 del mundo a medida que los miembros de las casas reales de Europa llegan a apreciarlo como un lugar de refugio durante la agitaci\u00f3n de la Segunda Guerra Mundial.<\/p>\n

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En 1962, el NZZ inform\u00f3 que este hotel estaba agotado durante a\u00f1os durante la temporada de verano y ten\u00eda que rechazar cada vez a m\u00e1s hu\u00e9spedes. Esto refleja la asombrosa evoluci\u00f3n del turismo desde el final de la guerra, que tambi\u00e9n ha llevado a una frecuencia cada vez mayor de hoteles de lujo. En el presente caso es necesaria una pr\u00f3rroga. El n\u00famero de camas aumentar\u00e1 de 100 a 300.<\/p>\n

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El hotel, reconstruido y ampliado varias veces a lo largo de las d\u00e9cadas, se ha convertido en un lugar de encuentro para celebridades reales, pol\u00edticas y empresariales, como lo demuestra un vistazo al libro de visitas: Winston Churchill, el Sha de Persia, Thomas Mann, Artur Rubinstein. , Pr\u00edncipe Carlos, Nelson Mandela, Mikhail Gorbachev. . .<\/p>\n

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El pr\u00edncipe Carlos (centro) delante del Grand Hotel Dolder en 1980, el consejero federal Kurt Furgler a su derecha.<\/h2>\n

Laslo Irmes\/RDB\/Ullstein\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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La visita de Henry Kissinger<\/span><\/h2>\n

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La tienda tuvo un especial auge en los a\u00f1os setenta. En 1976, por ejemplo, caus\u00f3 sensaci\u00f3n la visita del Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, seguida por 200 periodistas de todo el mundo. Kissinger viaja con ch\u00f3fer en una limusina blindada tra\u00edda especialmente desde EE.UU., pero tambi\u00e9n hace algo por lo que, seg\u00fan el NZZ, es famoso entre su entorno: se permite el riesgo de un paseo espont\u00e1neo por los verdes alrededores. , rodeado de guardaespaldas con armas preparadas y metralletas.<\/p>\n

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El Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger (centro) est\u00e1 de visita con su esposa en 1976. Bajo las m\u00e1ximas precauciones de seguridad, est\u00e1 negociando con el jefe de gobierno sudafricano.<\/h2>\n

Agencia de Prensa Keystone\/Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Tambi\u00e9n hay numerosos invitados del mundo del espect\u00e1culo, desde Walt Disney, cuyo famoso logotipo de pel\u00edcula est\u00e1 m\u00e1s inspirado en Neuschwanstein en Baviera que en el castillo de Dolder, hasta Alain Delon. Pas\u00f3 por aqu\u00ed en 1994 para lanzar su perfume masculino \u00abSamoura\u00ef\u00bb. Seg\u00fan el mensaje publicitario, estaba dirigido a \u00abel hombre de hoy que tiene mucha energ\u00eda y fuerza de voluntad, pero al mismo tiempo le gusta resaltar su naturaleza sensible y sensual\u00bb.<\/p>\n

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Ya entonces la gente buscaba una f\u00f3rmula para la identidad masculina moderna. John Wayne, que tambi\u00e9n pasa la noche aqu\u00ed, al igual que Sophia Loren, Liz Taylor, Michael Jackson y Luciano Pavarotti, encarna una imagen m\u00e1s simple del hombre. Los Rolling Stones incluso son considerados invitados habituales y, hasta donde sabemos, no desmantelan ninguna de las suites: la que tiene el n\u00famero 100 se dedicar\u00e1 m\u00e1s tarde a ellos.<\/p>\n

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Desde hace unos 15 a\u00f1os, el Festival de Cine de Z\u00farich tambi\u00e9n ofrece glamour estelar oto\u00f1o tras oto\u00f1o: el autor de estas l\u00edneas se reuni\u00f3 con Jeremy Irons para una entrevista espont\u00e1nea en la terraza del hotel bajo el sol oto\u00f1al de 2011, y en 2022 conoci\u00f3 a Charlotte Gainsbourg en una suite. Entretanto, el ganador del Oscar austr\u00edaco de 2015, Christoph Waltz, se revela como uno de los primeros admiradores del mundo de las figuras del pulverizador: cuando era joven trabajaba en el Schauspielhaus, cuando Harald Naegeli rondaba por las calles de la ciudad por la noche.<\/p>\n

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El punto alto y el bajo<\/span><\/h2>\n

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En 1991, una revista de viajes estadounidense eligi\u00f3 al \u00abDolder\u00bb como \u00abel mejor hotel del mundo\u00bb bas\u00e1ndose en una encuesta entre sus lectores. Despu\u00e9s de este pico, sin embargo, viene la ca\u00edda, hasta que al final de la misma d\u00e9cada el aire parece haberse ido: las inversiones se han pospuesto demasiado tiempo. Y entonces aparece en escena un deus ex machina, un multimillonario que no quiere tener un club de f\u00fatbol como hobby caro, sino un hotel: Urs Schwarzenbach. <\/p>\n

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Urs Schwarzenbach, multimillonario y coleccionista de arte, es el accionista mayoritario del hotel desde 2001. <\/h2>\n

Christian Beutler \/ NZZ<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Contrata al arquitecto Norman Foster, quien restaura el edificio principal hist\u00f3rico, eliminando todos los edificios que se agregaron posteriormente y agregando nuevos edificios curvos en su lugar. Las curvas frescas se combinan con un poco de kitsch antiguo, la audacia suscita tanto admiraci\u00f3n como cr\u00edtica. Pero cuando se reanudaron las operaciones en 2008, despu\u00e9s de cuatro a\u00f1os de construcci\u00f3n, las 173 habitaciones y suites no estaban de ninguna manera invadidas. En los a\u00f1os siguientes la tasa de ocupaci\u00f3n es inferior al 50 por ciento y el propietario tiene que negar los rumores de que quiere deshacerse del sistema. <\/p>\n

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Si bien el caballo de batalla de Schwarzenbach es poco convincente, a lo largo de los a\u00f1os ha estado ignorando reclamaciones por un total de cientos de millones. S\u00f3lo as\u00ed se podr\u00e1n al menos hacer posibles c\u00e1lculos equilibrados. S\u00f3lo al d\u00e9cimo a\u00f1o despu\u00e9s de la renovaci\u00f3n, el castillo de cuento de hadas parece haber despertado por completo con alrededor de 500 empleados; la tasa de ocupaci\u00f3n aumenta a m\u00e1s del 60 por ciento, tambi\u00e9n gracias a su gran popularidad entre los hu\u00e9spedes del mundo \u00e1rabe. Con una edad media de unos 45 a\u00f1os, el p\u00fablico no es en absoluto demasiado mayor.<\/p>\n

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La crisis del Covid supone un rev\u00e9s, pero en 2022 se volver\u00e1n a contabilizar 61.000 pernoctaciones, lo que corresponde a una tasa de ocupaci\u00f3n de casi el 60 por ciento. El informe anual informa de una tendencia positiva continua. Pero Urs Schwarzenbach, que recientemente entreg\u00f3 la presidencia del consejo de administraci\u00f3n a su hijo Guy, ha vuelto a renunciar a exigencias millonarias para lograr un resultado digno.<\/p>\n

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Un toque de eufemismo<\/span><\/h2>\n

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Por muy grande que sea todo lo que hay en el \u00abDolder Grand\u00bb, al llegar hay que quedarse corto, incluso en forma de diminutivo: un medio de transporte llamado Dolderb\u00e4hnli te lleva desde la ciudad a seis minutos del R\u00f6merhof. Y desde la estaci\u00f3n de monta\u00f1a, quien quiera llegar al coraz\u00f3n del lujo, sube por unas escaleras con el encanto de un aparcamiento subterr\u00e1neo.<\/p>\n

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Este lujo se puede oler con una cartera bien acolchada en el restaurante de lujo \u00abThe Restaurant\u00bb, cuyo chef alem\u00e1n Heiko Nieder es uno de los m\u00e1s condecorados del pa\u00eds. Como en muchos restaurantes gourmet, la ganga es el almuerzo: por 230 francos podr\u00e1 sumergirse en cuatro platos del gran arte de Nieder.<\/p>\n

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Heiko Nieder, director del restaurante \u00abThe Restaurant\u00bb en Dolder, es uno de los chefs m\u00e1s condecorados del pa\u00eds. <\/h2>\n

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Puedes reservar una estancia corta a\u00fan m\u00e1s barata con una bebida (aunque no hay ning\u00fan c\u00f3ctel con alcohol por menos de 24 francos) en el \u00abCanvas Bar and Lounge\u00bb. Su nombre hace referencia a todos los lienzos pintados: el valor de la colecci\u00f3n de arte de Urs Schwarzenbach distribuida en la casa asciende probablemente a cientos de millones. El hecho de que fuera perseguido por la justicia de Z\u00farich por importar ilegalmente obras de arte y condenado a una multa de 10 millones de francos en 2022 es uno de los cap\u00edtulos menos meritorios de la historia de esta casa (sin que la afecte directamente).<\/p>\n

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Ni la buena comida, ni las bebidas, ni el arte tienden un puente hacia la gente corriente, sino dos instalaciones p\u00fablicas muy cercanas: Dolder-Bad y la pista de hielo artificial, ambas gestionadas en colaboraci\u00f3n p\u00fablico-privada y recientemente fusionadas en Dolder. Eis & Bad AG. Cuesta creer que aqu\u00ed en 1939 se disputaran los campeonatos europeos y mundiales de hockey sobre hielo, con hasta 14.000 espectadores por partido y Suiza como campeona de Europa.<\/p>\n

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El a\u00f1o pasado se a\u00f1adi\u00f3 incluso una peque\u00f1a pista supervisada por la Escuela de Esqu\u00ed y Snowboard de Z\u00farich. Porque adem\u00e1s del \u00abDolder Waldhaus\u00bb, cuyos nuevos planes de construcci\u00f3n estimados en 90 millones de francos han sido suspendidos, estas instalaciones deportivas desempe\u00f1an hoy un papel central en el plan para acercar el \u00abDolderberg\u00bb de \u00e9lite a la gente. En cualquier caso, este es el objetivo anunciado en 2020 por el director del hotel, Mark Jacob, que desde entonces ha dimitido de su cargo despu\u00e9s de 10 a\u00f1os. Y suena como un retroceso a los or\u00edgenes de este hotel como una escapada para la gente de la ciudad.<\/p>\n

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En lo alto de Z\u00farich, en el Adlisberg, el \u00abDolder Grand\u00bb parece cautivado en muchos aspectos. <\/h2>\n

Alessandro Della Bella \/ Keystone<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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