MOSA’AB ELSHAMY \/ AP<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nEntre los escombros del aula, el ni\u00f1o hace malabarismos con una pelota de baloncesto. Indiferente a la pared lateral que se derrumb\u00f3, a los libros escolares esparcidos en el polvo, a la devastaci\u00f3n circundante. Como gesto de supervivencia, de desaf\u00edo burl\u00f3n a la cat\u00e1strofe que arras\u00f3, el viernes 8 de septiembre al final de la tarde, el pueblo de Tafeghaghte, aferrado a las laderas del Alto Atlas marroqu\u00ed, a 70 kil\u00f3metros al suroeste de Marrakech.<\/p>\n\nSigue nuestro directo:<\/span> Terremoto en Marruecos, en directo: \u201cCaos total\u201d y cerca de 300.000 personas \u201cdurmiendo en la calle\u201d, advierte Unicef <\/span> <\/div>\n<\/section>\n\u201cSe acab\u00f3 la escuela, el douar <\/em>[hameau] Est\u00e1 terminado \u00ab<\/em>, dice Ahmed A., de unos cincuenta a\u00f1os, con un sombrero de lona que sobresale de sus gafas. El adulto no parece apreciar la bravuconer\u00eda del joven futbolista en medio de las ruinas. \u00c9l le ordena que se vaya a jugar a otro lado. Pegados a la pared hay carteles que indican \u201c4 > 2\u201d<\/em> O \u201cAhora dicto aritm\u00e9tica en el vac\u00edo. Y Ahmed A., que perdi\u00f3 en la tragedia a su padre octogenario y a su hijo de 22 a\u00f1os, empleado en un caf\u00e9 de Marrakech y que hab\u00eda venido a pasar unos d\u00edas en el pueblo, no deja de deambular entre los escombros. repitiendo eso \u00abTodo ha terminado\u00bb<\/em>.<\/em><\/p>\n\u201c\u00bfC\u00f3mo empezar de nuevo la vida? \u00bb<\/em>, susurra un hombre corpulento, envuelto en una chilaba veteada de blanco y rosa. El se\u00f1or Borahim es el im\u00e1n de Tafeghaghte. El minarete de su peque\u00f1a mezquita no resisti\u00f3 la sacudida. El cl\u00e9rigo nos lleva a la sala de oraci\u00f3n, un mont\u00f3n de bloques de hormig\u00f3n golpeados por un fuerte sol. El anexo, la escuela cor\u00e1nica, tambi\u00e9n est\u00e1 en ruinas. \u201cVeintid\u00f3s de mis alumnos murieron<\/em>\u00e9l susurra. Me siento muy solo ahora. \u00bb<\/em> Carga bolsas de pan en su ciclomotor y va a repartirlas entre las familias sentadas m\u00e1s lejos, a la sombra de los olivos. Adentrarse m\u00e1s en Tafeghaghte es torcerse los pies en un campo de ruinas, una mara\u00f1a de metales, ladrillos, vigas y juncos, por donde deambulan unos cuantos burros desconcertados.<\/p>\n\nLea tambi\u00e9n:<\/span> Art\u00edculo reservado para nuestros suscriptores.<\/span><\/span> Terremoto en Marruecos: historia en im\u00e1genes de una poblaci\u00f3n que intenta sobrevivir en medio del luto <\/span> <\/div>\n<\/section>\nLa destrucci\u00f3n de escuelas es un doble golpe para los pueblos bereberes de este Marruecos despose\u00eddo en las estribaciones y macizos del Atlas. Por si las muertes y los heridos no fueran suficientes (el balance provisional del terremoto del lunes por la noche ascendi\u00f3 a m\u00e1s de 2.800 muertos y 2.500 heridos), la atenci\u00f3n a los j\u00f3venes escolares promete ser un serio desaf\u00edo en los pr\u00f3ximos meses. Seg\u00fan estad\u00edsticas difundidas por el Ministerio de Educaci\u00f3n, 530 establecimientos y 55 internados fueron destruidos o da\u00f1ados, lo que representa 100.000 estudiantes.<\/p>\n
\u201cNo podemos seguir trabajando\u201d<\/h2>\n
A unos cincuenta kil\u00f3metros al este de Tafeghaghte, el complejo escolar de Ouirgane (escuela media y secundaria), salpicado de abetos, da una idea de la tarea que tenemos por delante. El director, Na\u00efm Abou Mansour, no oculta su consternaci\u00f3n. Si las aulas han resistido, las fallas que agrietan las paredes, largas rayas gris\u00e1ceas que revelan los ladrillos desnudos, indican la permanencia de la amenaza. \u201cNo podemos seguir trabajando, es demasiado peligroso\u201d<\/em>, \u00c9l se preocupa. Muestra fragmentos de piedra esparcidos sobre un estante: \u201cMira, estos pedazos cayeron esta ma\u00f1ana <\/em>[lundi]con r\u00e9plicas dos d\u00edas despu\u00e9s del terremoto. <\/em>\u00bb<\/p>\nTe queda el 67,73% de este art\u00edculo por leer. El resto est\u00e1 reservado para suscriptores.<\/strong><\/p>\n<\/p><\/div>\n
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