{"id":821475,"date":"2023-09-25T15:10:40","date_gmt":"2023-09-25T15:10:40","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/una-historia-personal-sobre-el-mito-de-san-gotardo-vas-al-extranjero-y-sin-embargo-te-quedas-en-tu-propio-pais\/"},"modified":"2023-09-25T15:10:44","modified_gmt":"2023-09-25T15:10:44","slug":"una-historia-personal-sobre-el-mito-de-san-gotardo-vas-al-extranjero-y-sin-embargo-te-quedas-en-tu-propio-pais","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/una-historia-personal-sobre-el-mito-de-san-gotardo-vas-al-extranjero-y-sin-embargo-te-quedas-en-tu-propio-pais\/","title":{"rendered":"Una historia personal sobre el mito de San Gotardo: Vas al extranjero y, sin embargo, te quedas en tu propio pa\u00eds"},"content":{"rendered":"


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El coche, el tren, la bicicleta. Desde mi juventud, estos han sido los medios con los que he conquistado el San Gotardo. Y todav\u00eda estoy asombrado. El escritor Andrea Fazioli sobre el paso alpino suizo m\u00e1s famoso.<\/p>\n

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La antigua carretera del Gotardo sube como una serpiente por la monta\u00f1a.<\/h2>\n

Ziga Plahutar\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Mi decisi\u00f3n es clara. Voy a emprender un largo viaje.<\/p>\n

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Me pongo a trabajar: completo asuntos pendientes y respondo cartas inacabadas. Luego me despido de mis amigos m\u00e1s cercanos y anuncio mi partida a mi familia. Estar\u00e9 en camino pronto.<\/p>\n

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Se miran preocupados. \u00bfSeguramente tendr\u00e1 cuidado?<\/p>\n

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Un hombre tiene que correr riesgos.<\/p>\n

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\u201cHoy me voy a Z\u00farich\u201d. \u2013 \u00abEst\u00e1 bien, recuerda comprar pan antes de llegar a casa.\u00bb<\/p>\n

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Cada cruce del San Gotardo tiene algo de \u00e9pico. Ya no hay monta\u00f1as que escalar, ya no hay diligencias ni bandoleros (o eso parece), y ya no hay puentes sobre los que el diablo exija nuestras almas como tributo. Pero queda la impresi\u00f3n de moverse directamente entre dos polos: primero el sur, luego el t\u00fanel y, de repente, est\u00e1 el norte. En esta oscuridad, en lo m\u00e1s profundo de la monta\u00f1a, la imaginaci\u00f3n llena lo que falta. Cuando vuelve la luz, han pasado unos minutos, como lo revela un vistazo al reloj (o a la pantalla de nuestro tel\u00e9fono m\u00f3vil). Pero \u00bfdesde cu\u00e1ndo los relojes miden los tiempos reales de un viaje?<\/p>\n

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No te preocupes: si alguien tiene dificultades para comprender la grandeza de este viaje, existen algunos trucos para agudizar su percepci\u00f3n.<\/p>\n

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La ecuaci\u00f3n del asombro<\/span><\/h2>\n

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La primera regla es: no mires el pron\u00f3stico del tiempo. \u00bfPor qu\u00e9 privarse de la incertidumbre? \u00bfCu\u00e1ntas veces me ha sucedido que entr\u00e9 en el t\u00fanel del San Gotardo bajo un sol brillante y me encontr\u00e9 al otro lado en medio de la niebla? Por supuesto, en ocasiones sucede lo contrario. Una vez, cuando era estudiante, estaba charlando con una joven guapa cuando regresaba de Z\u00farich (para eso est\u00e1n los viajes en tren). As\u00ed que entramos en el t\u00fanel bajo un cielo despejado y estrellado; y en Airolo hab\u00eda nieve, ligera y esponjosa, maravillosa. Esperaba que la encantadora vista me ayudara a impresionar a la joven. Desafortunadamente, lo \u00fanico que le preocupaba era \u201cencontrar hielo en la acera\u201d frente a la estaci\u00f3n de tren de Lugano (de hecho, lo dijo as\u00ed). La poes\u00eda no siempre llega en el momento adecuado.<\/p>\n

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Una segunda regla recomienda: llevar un diario. Los grandes viajeros siempre toman notas. pensar en los atrevidos exploradores del siglo XIX,<\/a> quien registraba cada d\u00eda la latitud y longitud, la temperatura, los kil\u00f3metros recorridos, etc. Sin duda siempre es \u00fatil llevar una br\u00fajula, un higr\u00f3metro y un sextante para calcular la ruta. Luego intentamos registrar el viaje en las p\u00e1ginas de un cuaderno: \u201cA las 13.26, con nueve minutos de retraso, salimos de Bellinzona; Todo va bien de momento; Sin embargo, el aire acondicionado se ha estropeado y estamos sufriendo sequedad por el calor\u201d. M\u00e1s tarde: \u201c\u00a1Finalmente estamos aqu\u00ed! Estamos en el macizo del San Gotardo, en el coraz\u00f3n de Suiza; Sobre nosotros, capas de roca cristalina que se formaron hace trescientos millones de a\u00f1os (un a\u00f1o m\u00e1s, un a\u00f1o menos, lo que sea), as\u00ed como rocas \u00e1cidas, granito, granodiorita.\u00bb Y a\u00fan m\u00e1s tarde, en un momento de tensi\u00f3n: \u201cSon las 16.17. Nos bajamos en la estaci\u00f3n de tren de Arth-Goldau; Todo est\u00e1 tranquilo, aunque los p\u00e1ramos aqu\u00ed son visitados a menudo por tribus tur\u00edsticas salvajes. Estamos en guardia\u00bb.<\/p>\n

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Tercera regla: aprende a disfrutar del aburrimiento. Durante el viaje en tren tendemos a mantenernos ocupados. Algunos leen, otros ven una pel\u00edcula, algunos escuchan m\u00fasica, algunos trabajan y otros intentan conquistar a una chica. Podemos admirar el paisaje, pero cuando llega el t\u00fanel sentimos la necesidad de hacer algo. En lugar de ello, deber\u00edamos dar espacio al aburrimiento y a la ralentizaci\u00f3n del tiempo. En este sentido, la aceleraci\u00f3n ha demostrado ser perjudicial: basta un momento de distracci\u00f3n y est\u00e1s en Z\u00farich sin recordar haber cruzado el macizo alpino. Cuando estamos demasiado ocupados, destruimos lo que los matem\u00e1ticos creen capturar con la ecuaci\u00f3n del asombro: T\u00fanel = (aburrimiento + desaceleraci\u00f3n temporal) \u00d7 poder de la imaginaci\u00f3n = transici\u00f3n de un viaje banal a un viaje maravilloso que flota entre la realidad y la ficci\u00f3n (y es elevado as\u00ed a la segunda potencia).<\/p>\n

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Aqu\u00ed est\u00e1 la f\u00f3rmula que resume lo insondable:<\/p>\n

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Tunn = (L+\u2206tEnt)Imag = banF \u2013> wRe2<\/sup><\/p>\n

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En el abrazo de la sirena<\/span><\/h2>\n

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Me parece que toda mi vida no he hecho otra cosa que subir y bajar el San Gotardo. Viaj\u00e9 principalmente en tren, pero, por supuesto, tambi\u00e9n us\u00e9 a menudo el coche, conduciendo por la autopista a trav\u00e9s del t\u00fanel o por el paso. Incluso mont\u00e9 en bicicleta para subir las numerosas curvas cerradas de la Tremola. Y a veces tambi\u00e9n segu\u00eda la misteriosa Via dei Laghi.<\/p>\n

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Quiero adentrarme en la autopista que me remonta a mi infancia. Desde peque\u00f1o paso mis vacaciones en Rossura, un pueblo de Leventina. All\u00ed llov\u00eda de vez en cuando. Si el mal tiempo continuaba, \u00edbamos al otro lado con toda la familia: entonces todav\u00eda era posible hacerlo sin quedarnos atrapados en el tr\u00e1fico.<\/p>\n

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Los padres nos dijeron que el t\u00fanel era uno de los m\u00e1s largos del mundo (todav\u00eda hoy est\u00e1 entre los diez primeros). Los ni\u00f1os cont\u00e1bamos los kil\u00f3metros y esper\u00e1bamos el momento de celebraci\u00f3n: \u00bfQui\u00e9n ser\u00eda el primero en ver el escudo con el animal urista? Y luego, al darnos la vuelta, vimos al otro lado el escudo rojo y azul del cant\u00f3n del Tesino. Para nosotros esto signific\u00f3 entrar en una dimensi\u00f3n misteriosa. Todav\u00eda est\u00e1bamos en nuestro pa\u00eds, pero tambi\u00e9n era un mundo nuevo que a\u00fan quedaba por descubrir.<\/p>\n

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Lo bueno de Suiza es que puedes viajar al extranjero qued\u00e1ndote en tu propio pa\u00eds.<\/p>\n

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En los d\u00edas m\u00e1s calurosos del verano, cuando conduzco desde Bellinzona o Lugano hacia Rossura, no debo olvidar salir de la autopista en Biasca. De lo contrario, antes de llegar a la salida de Faido, me tocar\u00e1 una sirena plateada.<\/p>\n

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Me gusta imaginarla como una sirena, con la fila interminable de autos brillantes parados bajo el sol. Una criatura que encanta a Europa en el calor de agosto. Una vez pas\u00e9 por la salida de Biasca y pronto me encontr\u00e9 en el abrazo de la sirena. A mi alrededor hab\u00eda una larga fila de coches con matr\u00edculas alemana, italiana, holandesa, belga, francesa, sueca y brit\u00e1nica.<\/p>\n

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Todo el mundo est\u00e1 parado, con el motor apagado, porque la cola s\u00f3lo avanza cada media hora cuando el sem\u00e1foro se pone en verde. Aprovecho para leer un libro. Alguien saca una silla del maletero y toma el sol, otros se lanzan una pelota, otros juegan a las cartas en una mesa peque\u00f1a. Mil acentos diferentes, mil voces cantan el dulce lamento, la misma canci\u00f3n que casi enloquece a Odiseo camino a \u00cdtaca.<\/p>\n

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El camino hacia lo desconocido<\/span><\/h2>\n

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El coche, el tren, la bicicleta. Desde mi juventud, estos han sido los medios con los que he conquistado el San Gotardo. Pero tambi\u00e9n lo cruc\u00e9 a pie, al menos casi. A pocos minutos del Paso del San Gotardo se encuentra el lago Lucendro con sus aguas celestiales. Subiendo desde Lucendro, en dos o tres horas se llega a otros preciosos lagos de monta\u00f1a: Orsino, Orsirora, La Valeta, siete en total, quiz\u00e1 algunos m\u00e1s.<\/p>\n

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Esta es la Via dei Laghi.<\/p>\n

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Despu\u00e9s de Orsirora, con sus aguas de un azul intenso, se puede descender al rico azul de los lagos de La Valeta y luego regresar al lago Lucendro. O puedes subir al Passo d’Orsirora (Gatscholal\u00fccke) a 2528 metros. Desde aqu\u00ed se tiene una vista espectacular de los Alpes del Valais y de Uri.<\/p>\n

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Un camino lleva al otro lado. Normalmente s\u00f3lo miro las monta\u00f1as lejanas. Pero un d\u00eda descender\u00e9 hacia Andermatt, hacia lo desconocido. Y por \u00faltimo, cuando vuelva a casa, sorprender\u00e9 a mi familia. \u00ab\u00a1Aqu\u00ed estoy ahora! He vuelto de un largo viaje\u00bb.<\/p>\n

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El escritor Andrea Fazioli<\/strong><\/a> (nacido en 1978) vive en Bellinzona. \u2013 Del italiano por rbl.<\/p>\n

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