{"id":833615,"date":"2023-10-06T23:29:33","date_gmt":"2023-10-06T23:29:33","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/un-premio-nobel-ajusta-cuentas-angus-deaton-se-disculpa-y-pregunta-si-los-economistas-hacen-mas-dano-que-bien\/"},"modified":"2023-10-06T23:29:37","modified_gmt":"2023-10-06T23:29:37","slug":"un-premio-nobel-ajusta-cuentas-angus-deaton-se-disculpa-y-pregunta-si-los-economistas-hacen-mas-dano-que-bien","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/un-premio-nobel-ajusta-cuentas-angus-deaton-se-disculpa-y-pregunta-si-los-economistas-hacen-mas-dano-que-bien\/","title":{"rendered":"Un premio Nobel ajusta cuentas: Angus Deaton se disculpa y pregunta si los economistas hacen m\u00e1s da\u00f1o que bien"},"content":{"rendered":"


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Angus Deaton, premio Nobel de Econom\u00eda, es duro con este tema. El furor contra la econom\u00eda parece algo unilateral.<\/p>\n

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Angus Deaton critica duramente a sus colegas.<\/h2>\n

Dominick Reuters\/Reuters<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Los beneficios de un Premio Nobel incluyen algo m\u00e1s que un premio en met\u00e1lico y la admiraci\u00f3n del p\u00fablico. Un efecto secundario es que cada palabra escrita y hablada ahora recibe m\u00e1s resonancia. Esta atenci\u00f3n se puede utilizar de diferentes maneras. Por regla general, los ganadores de premios intentan dar m\u00e1s peso a su propia disciplina. Angus Deaton, que recibi\u00f3 el Premio Nobel de Econom\u00eda en 2015 por su trabajo sobre el consumo, la pobreza y el bienestar, adopta el enfoque opuesto: advierte al p\u00fablico sobre su profesi\u00f3n.<\/p>\n

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Ataque a Lawrence Summers<\/span><\/h2>\n

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Lo que Deaton en su nuevo libro \u201cEconom\u00eda en Estados Unidos\u201d<\/a> presentado es un tema dif\u00edcil para muchos economistas. No se salen con la suya bien. El autor escoc\u00e9s, que emigr\u00f3 a Estados Unidos en 1983 y ha vivido y trabajado all\u00ed desde entonces, ha criticado duramente a sus colegas. Tambi\u00e9n se pone, al menos hasta cierto punto, en el banquillo. Deaton escribe que sol\u00eda creer en muchas creencias que ahora quedan expuestas como mitos y provoca un \u00abmea culpa\u00bb.<\/p>\n

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Demuestra grandeza admitir errores de juicio. Pero para los economistas mencionados que obtienen el valor de su dinero en este libro, eso es poco consuelo. Lawrence Summers en particular es duramente atacado. El ex economista jefe del Banco Mundial ocup\u00f3 cargos influyentes en las administraciones de Bill Clinton y Barack Obama. Junto con el veterano secretario del Tesoro, Robert Rubin, y el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, form\u00f3 un tr\u00edo de poder a finales de los a\u00f1os 1990 que dej\u00f3 su huella mucho m\u00e1s all\u00e1 de Estados Unidos.<\/p>\n

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\"Lawrence <\/div>
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Lawrence H. Veranos <\/h2>\n

Reuters<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Summers, alega Deaton, utiliz\u00f3 su intelecto y su poder de persuasi\u00f3n, sobre todo para eliminar obst\u00e1culos a los flujos de capital especulativos y a los instrumentos financieros. Estas desregulaciones no s\u00f3lo contribuyeron a la crisis asi\u00e1tica, sino a\u00f1os m\u00e1s tarde tambi\u00e9n a la crisis financiera de 2008. En ese momento, muchos economistas -incluido Deaton- estaban convencidos de que las regulaciones que inhib\u00edan el crecimiento en el mercado financiero pod\u00edan eliminarse con seguridad. La confianza en la estabilidad de la econom\u00eda y la econom\u00eda parec\u00eda ilimitada.<\/p>\n

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Keynesianos de la vieja escuela<\/span><\/h2>\n

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El ejemplo es representativo en el sentido de que la andanada de Deaton est\u00e1 dirigida principalmente a los supuestos \u201cfundamentalistas del mercado\u201d. El escoc\u00e9s se declara un keynesiano de la vieja escuela y un defensor de un Estado bastante dirigista. Despu\u00e9s de migrar a Estados Unidos, qued\u00f3 horrorizado al ver c\u00f3mo los acad\u00e9micos libertarios de ese pa\u00eds hab\u00edan proclamado el lema \u201cGobierno significa robo\u201d. \u00abCrec\u00ed en un pa\u00eds donde mis padres, mis amigos y yo ve\u00edamos al gobierno como ben\u00e9volo, un amigo en tiempos de necesidad\u00bb.<\/p>\n

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Los or\u00edgenes escoceses de Deaton y una infancia bastante pobre (su padre trabaj\u00f3 una vez en las minas de carb\u00f3n de Yorkshire) lo caracterizan. Supone que sus colegas han olvidado los fundamentos de la econom\u00eda cl\u00e1sica en la filosof\u00eda moral escocesa del siglo XVIII. \u201cNo todo deber\u00eda intercambiarse. Nuestra profesi\u00f3n se ha vuelto demasiado guiada por la idea de que el dinero lo es todo y que todo se puede medir en dinero. Los fil\u00f3sofos nunca han aceptado que el dinero sea la \u00fanica medida del bien\u201d.<\/p>\n

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Deaton ubica el economicismo ciego, una creencia fija de que la eficiencia es lo mismo que el bienestar, que los ingresos de los ricos se filtran gradualmente hacia los niveles m\u00e1s bajos de la sociedad. Y denuncia una cultura de irresponsabilidad: si un puente cae a un r\u00edo o un cohete explota en el espacio, los ingenieros tendr\u00edan que afrontar preguntas dif\u00edciles. Si, por otra parte, el capitalismo estadounidense, como ocurre hoy, s\u00f3lo sirve a una peque\u00f1a elite, nadie pregunta si los economistas tambi\u00e9n son responsables de ello.<\/p>\n

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No hay compensaci\u00f3n para los perdedores<\/span><\/h2>\n

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El retrato que este hombre de 77 a\u00f1os pinta de sus colegas es vergonzoso. Son ap\u00f3stoles de una globalizaci\u00f3n que est\u00e1 destruyendo millones de empleos, redistribuyendo la riqueza de abajo hacia arriba, vaciando comunidades y llevando a los trabajadores abandonados a los brazos de Donald Trump. Las cr\u00edticas se dirigen principalmente a Estados Unidos. Cuando todav\u00eda trabajaba en Cambridge, Inglaterra, la desigualdad era un tema importante. En Estados Unidos -y especialmente en Chicago- era de buena educaci\u00f3n simplemente negar los problemas de desigualdad.<\/p>\n

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Muchas de las reprimendas de los colegas parecen exageradas. Pero cuando Deaton escribe que Estados Unidos se ha convertido en una \u201csociedad m\u00e1s oscura\u201d en las \u00faltimas d\u00e9cadas, no lo hace por capricho. M\u00e1s bien, como ning\u00fan otro acad\u00e9mico, midi\u00f3 con precisi\u00f3n el empobrecimiento de amplios sectores de la poblaci\u00f3n en Estados Unidos. Su libro \u201cMuerte por desesperaci\u00f3n\u201d, publicado en 2020 junto con su esposa Anne Case, es un Evidencia deprimente del declive de la clase trabajadora estadounidense.<\/a> y el sue\u00f1o americano.<\/p>\n

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Es indiscutible que la globalizaci\u00f3n y la automatizaci\u00f3n crean tanto perdedores como ganadores. Sin embargo, el argumento habitual de los economistas a favor de una mayor globalizaci\u00f3n es que las ganancias son tan grandes que los perdedores pueden ser compensados. A Deaton no le gusta mucho este punto de vista. En primer lugar, no siempre se trata s\u00f3lo de dinero, sino tambi\u00e9n de estatus social. En segundo lugar, en realidad nunca hay compensaci\u00f3n para los perdedores. Esto no se debe s\u00f3lo a la aversi\u00f3n a la intervenci\u00f3n en el mercado, sino tambi\u00e9n a que los especuladores est\u00e1n convencidos de que tienen derecho a sus beneficios y de que no tienen que regalar nada.<\/p>\n

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Fallo del estado subexpuesto<\/span><\/h2>\n

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Esta cr\u00edtica tambi\u00e9n se aplica m\u00e1s a los EE.UU. que a Europa. La red de seguridad social en Estados Unidos es mucho m\u00e1s deficiente que en este pa\u00eds y a menudo es inexistente. Cualquiera que pierda su trabajo en EE.UU. est\u00e1 solo. Seg\u00fan Deaton, el consejo de Mar\u00eda Antonieta de muchos economistas a los desempleados de que se mudaran a ciudades con nuevos empleos no es muy \u00fatil: En primer lugar, vivir y vivir en estos centros a menudo es inasequible. En segundo lugar, la mayor\u00eda de los nuevos empleos requer\u00edan algo que los desaventajados por la globalizaci\u00f3n rara vez ten\u00edan: un t\u00edtulo universitario.<\/p>\n

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La acusaci\u00f3n de no ser mundanos es indudablemente cierta para los economistas a quienes les gusta pasar tiempo en mundos modelo abstractos. Esto se aplica no s\u00f3lo a los economistas de derecha, a quienes Deaton llama conservadores, sino tambi\u00e9n a los de izquierda o a los llamados progresistas. Deaton admite que los izquierdistas tambi\u00e9n pueden estar equivocados: \u201cSi la derecha no puede ver los errores de los mercados, la izquierda puede estar igualmente ciega ante los errores del gobierno\u201d. Sin embargo, esta inserci\u00f3n hace poco para cambiar el hecho de que Deaton subexpone en gran medida las fallas del Estado en comparaci\u00f3n con las fallas del mercado.<\/p>\n

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Hay muchos ejemplos de fracaso estatal, incluido el de Estados Unidos. Por ejemplo, el paquete de est\u00edmulo de un bill\u00f3n de d\u00f3lares de Joe Biden en 2021. El gigantesco programa de gasto, que entr\u00f3 en vigor en el mismo momento en que la econom\u00eda ya estaba ganando impulso debido a la flexibilizaci\u00f3n de las medidas de Corona, aliment\u00f3 la inflaci\u00f3n, especialmente entre las personas con poco dinero. sufrido. Definitivamente hubo Economistas que advirtieron desde el principio contra tal exceso<\/a>. Por cierto, el m\u00e1s destacado entre ellos fue Lawrence Summers.<\/p>\n

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