{"id":842665,"date":"2023-10-15T21:38:33","date_gmt":"2023-10-15T21:38:33","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/zilla-leutenegger-mujer-con-muchas-sombras\/"},"modified":"2023-10-15T21:38:37","modified_gmt":"2023-10-15T21:38:37","slug":"zilla-leutenegger-mujer-con-muchas-sombras","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/zilla-leutenegger-mujer-con-muchas-sombras\/","title":{"rendered":"Zilla Leutenegger: Mujer con muchas sombras"},"content":{"rendered":"


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Hace dibujos en los que puede vivir. Son las salas de la memoria de su infancia. Y dentro de \u00e9l hay dobles sombr\u00edos y escondites espeluznantes.<\/p>\n

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Zilla Leutenegger: \u201cBiblioteca\u201d, 2007, videoinstalaci\u00f3n en el B\u00fcndner Kunstmuseum Chur.<\/h2>\n

Thomas Strub \/ Cortes\u00eda del artista y galer\u00eda Peter Kilchmann, Zurich, Par\u00eds<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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El rayo de luz hace que se ilumine una inscripci\u00f3n: \u201cZilla estuvo aqu\u00ed. . .\u00bb, dice en la pared. La videoproyecci\u00f3n se llama \u201cAntorcha\u201d. Y dondequiera que aparece, inevitablemente te sumerges en un mundo imaginario. Hay una segunda realidad detr\u00e1s de la pared, o en el espejo, a trav\u00e9s del cual Alicia una vez se desliz\u00f3 hacia el Pa\u00eds de las Maravillas. Pero la Z del nombre de Zilla en la pared representa el signo por excelencia: un signo dibujado y, por tanto, un mundo como dibujo, un universo paralelo de arte.<\/p>\n

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As\u00ed ocurri\u00f3 hace unos a\u00f1os en el B\u00fcndner Kunstmuseum Chur, donde las salas de exposici\u00f3n se convirtieron en el mundo imaginario de Zilla Leutenegger. La puerta de entrada estaba pintada, la silla y la l\u00e1mpara tambi\u00e9n. \u00bfO no? La primera impresi\u00f3n que dieron los gatos en las escaleras fue insegura: en realidad no eran m\u00e1s que figuras recortadas de cart\u00f3n. Sin embargo, definitivamente podr\u00edas haberte sentado en el sill\u00f3n. No hab\u00eda nada que leer. Porque el sill\u00f3n estaba frente a una biblioteca proyectada en la pared.<\/p>\n

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Zilla Leutenegger (nacida en 1968) complet\u00f3 sus estudios en la escuela de arte de Zurich. Como artista, es ante todo dibujante. B\u00e1sicamente, todav\u00eda dibuja cuando pinta, cuando crea videoinstalaciones o se aventura en las tres dimensiones con esculturas. Los contornos simples de las ballenas en sus monumentales pinturas al \u00f3leo son m\u00e1s dibujos infantiles que pinturas en toda regla. Las figuras femeninas de sus v\u00eddeos se componen principalmente de contornos simb\u00f3licos. Y es el gesto inmediato del dibujo lo que hace que sus gatos en sombras, captados por el rabillo del ojo, parezcan tan vivos.<\/p>\n

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Zilla Leutenegge: \u201cStoneway\u201d, 2020, videoinstalaci\u00f3n.<\/h2>\n

Cortes\u00eda del artista y galer\u00eda Peter Kilchmann, Zurich, Par\u00eds.<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Comodidad ambigua <\/span><\/h2>\n

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La l\u00ednea de dibujo que recorre como un hilo rojo la obra de Zilla Leutenegger le da a esta obra un aire alegre y desenfadado. Esta obra, sin pretensiones, est\u00e1 presente en todos los museos de Suiza, desde Aarau hasta Vevey, y tambi\u00e9n ha conseguido un lugar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Pero no es s\u00f3lo el estilo aparentemente artesanal de todo lo que toca el artista lo que garantiza una accesibilidad de bajo umbral. El universo visual de Zilla Leutenegger tambi\u00e9n est\u00e1 enteramente arraigado en el aqu\u00ed y ahora de la vida cotidiana, si se quiere, banal.<\/p>\n

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La verdadera haza\u00f1a de esta obra, sin embargo, es transformar en poes\u00eda un mundo de este mundo, inmediatamente presente. Con esta po\u00e9tica, Zilla Leutenegger convirti\u00f3 el sobrio cubo blanco de la galer\u00eda Peter Kilchmann de Z\u00farich en un oasis hogare\u00f1o. Una suave m\u00fasica de piano llenaba la habitaci\u00f3n, un gato yac\u00eda acurrucado en su cesta junto a la ventana. Y la propia Zilla dormitaba bajo la sombra de una gran l\u00e1mpara amarilla. Por regla general, ese confort burgu\u00e9s est\u00e1 prohibido para el arte contempor\u00e1neo. Pero aqu\u00ed es donde acecha la ambig\u00fcedad de Zilla Leutenegger.<\/p>\n

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Porque en este trabajo de luz hay sombras por todos lados. Incluso los suaves sonidos de piano de la introducci\u00f3n al Concierto para piano n.\u00b0 3 de Sergei Rachmaninoff proyectan sombras. En esta instalaci\u00f3n, los contornos oscuros de un peque\u00f1o piano de cola blanco, no m\u00e1s grande que una taza de t\u00e9, se proyectan en la pared. Y all\u00ed una gran mano en la sombra, es la de la propia artista, golpea las teclas en un bucle que dura unos minutos para crear un extra\u00f1o estado de \u00e1nimo de melancol\u00eda.<\/p>\n

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NZZ arrugado se convierte en arte<\/span> <\/svg><\/h2>\n
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fi<\/em>. \u00bfLa artista no est\u00e1 satisfecha con sus dise\u00f1os para la edici\u00f3n de arte NZZ? En cualquier caso, arrug\u00f3 sus obras, que hab\u00eda pintado en papel de peri\u00f3dico, y las arroj\u00f3 a un rinc\u00f3n. \u00bfO el proceso no fue tan brutal despu\u00e9s de todo? Las bolas de peri\u00f3dico est\u00e1n elaboradas cuidadosamente a mano con porcelana. En cada uno de los objetos se ve un detalle diferente del diario. Gran parte del pliegue creado aleatoriamente permanece oculto. Pero la mujer que pasea por el peri\u00f3dico la pod\u00e9is descubrir en la edici\u00f3n del 14 de octubre del NZZ dise\u00f1ada por Zilla Leutenegger. \u201cPeri\u00f3dico arrugado\u201d es el nombre de la edici\u00f3n que consta de cincuenta ejemplares \u00fanicos diferentes. El objeto de porcelana con unas dimensiones aproximadas de 15\u00d715\u00d715 cent\u00edmetros se puede adquirir en el NZZ llamando al +41 44 258 13 83 por un precio de suscripci\u00f3n de 3200 francos.<\/p>\n

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Zilla Leutenegger ha encontrado su sombra en el arte. Permite a la artista saltar entre la realidad y la imaginaci\u00f3n, pero tambi\u00e9n entre su propio cuerpo natural y el simb\u00f3lico de su personaje ficticio. Una joven aparece una y otra vez en sus dibujos y videoinstalaciones. El alter ego \u201cZilla\u201d se sienta como una sombra frente a la proyecci\u00f3n de la sombra de un piano de cola de concierto real. A modo de sombra, se balancea sobre la pantalla de una aut\u00e9ntica l\u00e1mpara colgante.<\/p>\n

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\u00abZilla\u00bb significa \u00absombra\u00bb en hebreo: el arte de Zilla Leutenegger proyecta sombras como imaginaci\u00f3n y expande la realidad a una dimensi\u00f3n irreal. Como en el mito original de Plinio el Viejo: se dice que all\u00ed una joven invent\u00f3 el arte. Cuando tuvo que separarse de su amante, dibuj\u00f3 con un carboncillo el contorno de su sombra en la pared de la casa antes de despedirse. Esto significaba que pod\u00eda conservar la foto de su amante como recuerdo. Con eso naci\u00f3 el arte como dibujo.<\/p>\n

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Zilla Leutenegger tambi\u00e9n reinventa continuamente el arte a trav\u00e9s del dibujo. Como artista femenina, se ve a s\u00ed misma como sucesora de Louise Bourgeois, Maria Lassnig, Valie Export y Pipilotti Rist. Sin embargo, su arte no representa la causa de las mujeres tan expl\u00edcitamente como lo hacen sus famosas predecesoras.<\/p>\n

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Incluso en comparaci\u00f3n con los enfants terribles brit\u00e1nicos Sarah Lucas y Tracey Emin, su enfoque de su propia identidad de g\u00e9nero parece francamente relajado. La esbelta figura femenina de su alter ego art\u00edstico parece extremadamente andr\u00f3gina. M\u00e1s bien, el yo de Zilla Leutenegger sirve como una superficie de proyecci\u00f3n: eleva su propia identidad a una forma de posibilidad. Y esto no tiene g\u00e9nero.<\/p>\n

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Zilla Leutenegger: \u201cLa escalera de caracol\u201d, 2023, videoinstalaci\u00f3n.<\/h2>\n

Cortes\u00eda del artista y Galerie Peter Kilchmann, Zurich, Par\u00eds<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Espacios de memoria<\/span><\/h2>\n

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En la obra de Zilla Leutenegger no s\u00f3lo hay dobles sombr\u00edos. Tambi\u00e9n est\u00e1n las sombras de la memoria en pel\u00edculas como \u201cEl taller de pap\u00e1\u201d, la habitaci\u00f3n donde su padre la llevaba a menudo cuando era ni\u00f1a, o \u201cCocina alpina\u201d, en el refugio de monta\u00f1a donde pas\u00f3 muchos veranos cuando era ni\u00f1a. Los fragmentos de su propia biograf\u00eda se convierten en un espacio de memoria al que se puede acceder en muchas de sus fotograf\u00edas, instalaciones y exposiciones como una especie de hogar dibujado-imaginado para la artista.<\/p>\n

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Pero en esta morada del alma tambi\u00e9n hay cosas oscuras y opacas: lugares secretos que todo ni\u00f1o conoce y zonas espeluznantes a las que s\u00f3lo se puede entrar cantando o silbando para ahuyentar el miedo. Lo siniestro acecha a la vuelta de la esquina en la obra de Zilla Leutenegger. Por ejemplo, en forma de otro alter ego del artista: \u201cZillagorilla\u201d.<\/p>\n

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La obra de v\u00eddeo con este t\u00edtulo la coloc\u00f3 debajo de la barandilla del Museo de Arte de Grisones en Chur, en el rinc\u00f3n m\u00e1s oscuro del museo y, por as\u00ed decirlo, en un hueco arquitect\u00f3nico y un espacio vac\u00edo. Porque debajo de las escaleras hay espacio para guardar cosas desechadas. Existe el no-lugar donde viven los recuerdos ambivalentes y se esconde el miedo.<\/p>\n

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As\u00ed, el artista se sienta, disfrazado de gorila, ni humano ni animal, alienado m\u00e1s all\u00e1 del reconocimiento, como el otro de lo humano familiar y en el rinc\u00f3n m\u00e1s oscuro: triste, abandonado, terriblemente lamentado. El dolor de Zillagorilla se convierte en el monstruo Godzilla. La mayor parte del tiempo, sin embargo, la naturaleza insondable y misteriosa del arte de Zilla Leutenegger duerme tranquilamente al amparo de las sombras.<\/p>\n

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