Una de las conversaciones m\u00e1s comunes que tengo con compa\u00f1eros de juego mayores de treinta a\u00f1os es lo inc\u00f3modo que puede ser jugar durante largos per\u00edodos. Esos d\u00edas despreocupados de contorsionarse en formas parecidas a pretzels mientras jugabas a Spyro the Dragon quedaron atr\u00e1s. Hoy en d\u00eda, pasar horas frente a una consola o sosteniendo una computadora de mano como Steam Deck o Nintendo Switch puede provocar molestias y dolor en los antebrazos y la espalda baja. Es un claro recordatorio de que envejecer no es solo diversi\u00f3n y juegos.<\/p>\n
La soluci\u00f3n a mis problemas surgi\u00f3 poco despu\u00e9s del nacimiento de mi segundo hijo en 2020. El embarazo fue un momento extra\u00f1o para m\u00ed; Si bien la mayor\u00eda de las mujeres embarazadas sienten antojos y aversiones a la comida, yo me volv\u00ed reacio a los juegos. Llegu\u00e9 tan lejos como para vender mi Xbox One S cuando inicialmente me fui de baja por maternidad, creyendo que mis d\u00edas de juego hab\u00edan quedado atr\u00e1s. En ese momento, no podr\u00eda haberme importado menos.<\/p>\n
Sin embargo, cuando ese peque\u00f1o paquete de alegr\u00eda finalmente hizo su entrada, tambi\u00e9n lo hicieron mis intensos antojos de caf\u00e9 y el deseo de vencer a los demonios en el \u00e1mbito digital. Hades acababa de llegar a Nintendo Switch y parec\u00eda divertido, pero los juegos segu\u00edan siendo una consideraci\u00f3n secundaria con un reci\u00e9n nacido aparentemente pegado a mi pecho 23,5 horas al d\u00eda. A pesar de los desaf\u00edos, persever\u00e9, aprovechando los momentos fugaces en los que mi reci\u00e9n nacido se quedaba dormido y Hades se convert\u00eda en un salvavidas, manteniendo mi cordura intacta durante esos maratones de lactancia en el sof\u00e1.<\/p>\n