Cada vez que cada pel\u00edcula en el John mecha<\/em><\/u> franquicia<\/u> sale, siempre sabes que habr\u00e1 escenas de acci\u00f3n locas, Muertes violentas en todos los sentidos.<\/u> y algo perros que roban escenas<\/u>. A veces, incluso aparece una escena que presenta los tres aspectos, como la absurdamente asombrosa secuencia de Par\u00eds en John Wick: Cap\u00edtulo 4<\/em> que ve al asesino titular de Keanu Reeves abrirse camino a trav\u00e9s de calles concurridas, monumentos nacionales, una casa en ruinas y las escaleras m\u00e1s largas fuera de un dibujo de MC Escher.<\/p>\n Pero el aspecto m\u00e1s rid\u00edculo de esa secuencia no incluye a John Wick o al Marqu\u00e9s Vincent Bisset de Gramont de Bill Skarsg\u00e5rd, pero s\u00ed involucra orina de perro, agujeros de bala y Chidi de Marko Zaror, y una gran historia del director Chad Stahelski.<\/p>\n