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La sociedad moderna ha tomado el lugar del juez divino y est\u00e1 representando el Juicio Final en el escenario mundial. Pero ella desempe\u00f1a mal este papel. Grace es eliminada del gui\u00f3n.<\/p>\n
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La Capilla Sixtina con los famosos frescos de Miguel \u00c1ngel, antes de la renovaci\u00f3n.<\/h2>\n Im\u00e1genes de akg<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
En las \u00faltimas semanas, casi todos los d\u00edas han sido d\u00edas de negociaci\u00f3n. La Iglesia Cat\u00f3lica y las Iglesias Libres estaban en el banquillo. El p\u00fablico represent\u00f3 el Juicio Final, y todo sin un Dios enojado.<\/p>\n
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Como es bien sabido, Dios como juez del mundo fue juzgado en la \u00e9poca de la Ilustraci\u00f3n. Fue desterrado al museo y s\u00f3lo lo encontramos en la Capilla Sixtina o en el trueno musical de \u201cDies Irae\u201d. El D\u00eda de la Ira es una escena de una cultura religiosa y de una piedad popular desaparecidas hace mucho tiempo; el \u00daltimo D\u00eda es historia. Qu\u00e9 bueno, se podr\u00eda pensar. No m\u00e1s l\u00f3gica de crueldad, no m\u00e1s con un Dios juez que prometi\u00f3 el llanto y el crujir de dientes y asust\u00f3 a generaciones enteras.<\/p>\n
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Arrastrado ante el Tribunal Mundial<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Pero en lugar de desaparecer por completo, el Juicio Final simplemente fue secularizado en secreto. S\u00f3lo lo encontramos en la moderna \u201csociedad excesivamente tribunalizada\u201d (Odo Marquard), que cree que el reparto final de culpas debe hacerse aqu\u00ed abajo. Ahora el hombre est\u00e1 siendo arrastrado ante el tribunal mundial por sus pares.<\/p>\n
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Las \u00faltimas semanas han demostrado lo que sucede cuando esto entra en acci\u00f3n: prejuicios interminables, juicios farsa en los medios y el frenes\u00ed de los indignados. Las sentencias que el Juicio Final dictar\u00e1 en manos de los hombres no carecen de severidad y ciertamente no de convicci\u00f3n sobre d\u00f3nde se encuentra la culpa: la coartada, en otra parte.<\/p>\n
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Gracia a aquellos que est\u00e1n en el ojo p\u00fablico y no cumplen con sus est\u00e1ndares morales y se vuelven culpables de algo. Los autoproclamados asesores aparecen inmediatamente en escena en el Juicio Final. En las redacciones y en las estaciones de televisi\u00f3n, en las presidencias y en los comit\u00e9s ejecutivos del partido, juzgan a quienes se han atribuido culpas reales o percibidas. En su lucha incansable contra el mal que siempre est\u00e1 con los dem\u00e1s, pronuncian el veredicto indiscutible. Son despiadados en la elecci\u00f3n de los medios. Tu deseo por el tribunal no tiene l\u00edmites.<\/p>\n
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A diferencia del Juicio Final del tipo antiguo, tal como lo pint\u00f3 Miguel \u00c1ngel en el techo de la Capilla Sixtina, en el Juicio Final de este mundo no hay lugar para la misericordia. Lo \u00faltimo que se puede esperar en la sociedad actual excesivamente tribunalizada es el perd\u00f3n y el perd\u00f3n. Cualquiera que sea la autoridad que tenga el poder para hacerlo.<\/p>\n
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En la sociedad moderna, que ha dejado atr\u00e1s la fe en Dios, la gente ya no tiene que temer el Juicio Final, sino que debe temer constantemente el juicio del p\u00fablico y est\u00e1 expuesta al tormento de las constantes revelaciones.<\/p>\n
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Puede que la idea de un tribunal divino se haya desvanecido, pero en una sociedad excesivamente juzgada hay que vivir bajo la condici\u00f3n agravante de que la acusaci\u00f3n ya no puede ir acompa\u00f1ada de la absoluci\u00f3n divina y el acusado ya no puede esperar clemencia.<\/p>\n
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