{"id":881223,"date":"2023-11-12T04:23:53","date_gmt":"2023-11-12T04:23:53","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/una-escuela-judia-acoge-a-40-ninos-de-israel-luego-viene-el-miedo-un-estudiante-de-13-anos-dice-ya-no-uso-mi-estrella-de-david\/"},"modified":"2023-11-12T04:23:57","modified_gmt":"2023-11-12T04:23:57","slug":"una-escuela-judia-acoge-a-40-ninos-de-israel-luego-viene-el-miedo-un-estudiante-de-13-anos-dice-ya-no-uso-mi-estrella-de-david","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/una-escuela-judia-acoge-a-40-ninos-de-israel-luego-viene-el-miedo-un-estudiante-de-13-anos-dice-ya-no-uso-mi-estrella-de-david\/","title":{"rendered":"Una escuela jud\u00eda acoge a 40 ni\u00f1os de Israel; luego viene el miedo. Un estudiante de 13 a\u00f1os dice: \u201cYa no uso mi estrella de David\u201d."},"content":{"rendered":"


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La guerra en Oriente Medio tiene consecuencias inesperadas en una escuela de Zurich.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Huele como en los colegios: sudor, snacks y bolsas de deporte mojadas. Suena como suena en las escuelas: pisotones, gritos, con la voz tranquila de un profesor de por medio. Y los escritorios, las pizarras, los percheros y la mesa de ping pong de fuera tambi\u00e9n parecen completamente normales, como la infancia y la vida escolar sin preocupaciones.<\/p>\n

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Si no fuera por el muro que rodea el patio de la escuela, la seguridad en cada entrada, las c\u00e1maras de vigilancia y los cristales a prueba de balas. Le da a la luz del interior un tono azul fr\u00edo. Como si quisiera recordar a los visitantes de la escuela que aqu\u00ed, en la escuela jud\u00eda Noam de Zurich, hoy en d\u00eda muchas cosas parecen iguales. Pero debajo de la superficie hay una profunda inseguridad.<\/p>\n

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\u201cYa no uso mi kip\u00e1 en el tranv\u00eda\u201d, dice el director. \u201cHay gente en todas partes a la que no le agradamos\u201d, dice un estudiante. \u201cLlevo aqu\u00ed 21 a\u00f1os y esta es la primera vez que tengo miedo\u201d, dice una profesora.<\/p>\n

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Al igual que la comunidad jud\u00eda en toda Suiza y especialmente la de Zurich, que es una de las m\u00e1s grandes de Europa, la escuela Noam tambi\u00e9n busca la manera adecuada de afrontar esta incertidumbre. Ahora que hay otra vez guerra en Medio Oriente tras el ataque terrorista de Ham\u00e1s a Israel.<\/p>\n

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La ayuda: 40 ni\u00f1os de Israel<\/span><\/h2>\n

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Zsolt Balkanyi s\u00f3lo se dio cuenta de lo que le esperaba unos d\u00edas despu\u00e9s de la masacre de Ham\u00e1s. Eran vacaciones escolares y el director de Noam hab\u00eda estado en Israel el fin de semana y hab\u00eda regresado apresuradamente. En casa vio fotograf\u00edas y v\u00eddeos de la regi\u00f3n fronteriza con Gaza. Entonces llegaron las llamadas.<\/p>\n

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\u00abSe dec\u00eda: hay gente de Israel que quiere enviar a sus hijos a la escuela en Z\u00farich\u00bb, dice Balkanyi sentado en la sala de reuniones de la escuela y mirando a trav\u00e9s del cristal blindado. Unos d\u00edas m\u00e1s tarde los ni\u00f1os estaban sentados en su sal\u00f3n de clases. Al final deber\u00edan ser cuarenta, una buena quinta parte de todo el alumnado.<\/p>\n

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Carteles de bienvenida en las puertas. \u201c\u00a1Pueblo de Israel, viva!\u201d, escrito con letras infantiles en las ventanas de la escalera. Piedras pintadas de blanco en las que cada ni\u00f1o dibuja una estrella de David azul, pero, al menos el primer d\u00eda, no hubo ning\u00fan gran acontecimiento sobre la guerra. Balkanyi dice: \u00abQuer\u00edamos darles a los ni\u00f1os y a sus padres un poco de normalidad\u00bb.<\/p>\n

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Zsolt Balkanyi, director de Noam: \u201cSe dec\u00eda: hay gente de Israel que quiere enviar a sus hijos a la escuela en Zurich\u201d.<\/h2>\n

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Hebreo, gimnasia, dibujo, ingl\u00e9s: los ni\u00f1os israel\u00edes estudian estas materias junto con sus compa\u00f1eros suizos. Por la tarde hay un programa especial con juegos y conocimiento.<\/p>\n

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La ayuda no es s\u00f3lo un esfuerzo log\u00edstico sino tambi\u00e9n emocional para Noam y sus 180 alumnos. La escuela existe desde hace casi 50 a\u00f1os y ense\u00f1a nueve grados desde el primer grado de primaria hasta el tercer grado de secundaria. Desde hace 35 a\u00f1os tiene su hogar en una antigua f\u00e1brica en Zurich Enge. Quien env\u00eda a sus hijos aqu\u00ed paga 1.600 francos mensuales por ni\u00f1o; No hay financiaci\u00f3n p\u00fablica.<\/p>\n

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Ahora, durante la peor escalada del conflicto de Oriente Medio en d\u00e9cadas, el ambiente en la escuela es mixto. Por un lado, si quieres ayudar, alza la voz. Por otro lado, mucha gente aqu\u00ed tiene miedo. Balkanyi dice: \u201cLa gran pregunta para todos nosotros es: \u00bfnos retiramos o incluso lo hacemos p\u00fablico?\u201d<\/p>\n

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El propio rector no tiene respuesta a esto. Quiere que los suizos adopten una posici\u00f3n clara a favor de Israel. Sobre la postura de su escuela dice: \u201cNuestra solidaridad est\u00e1 claramente de un lado. No es el lugar ni el momento para diferenciarse\u201d.<\/p>\n

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Al mismo tiempo, Balkanyi se ha vuelto m\u00e1s cauteloso. Por lo general, lleva su kip\u00e1 como algo natural cuando regresa a casa en el tranv\u00eda. Se mantuvo firme incluso despu\u00e9s de que un hombre le escupiera hace seis meses mientras el hijo de Balkanyi se quedaba quieto.<\/p>\n

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Pero ahora, tras el ataque de Ham\u00e1s, el rector de Noam ya no lleva una kip\u00e1 en el tranv\u00eda, sino una discreta gorra de b\u00e9isbol.<\/p>\n

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El aumento de los incidentes y graffitis antisemitas, las manifestaciones pro palestinas con miles de participantes y algunos esl\u00f3ganes antisemitas, todo esto le preocupaba.<\/p>\n

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\u201cDurante mucho tiempo tuvimos la ilusi\u00f3n de que para nosotros, los jud\u00edos en Suiza, todo estaba bien\u201d, afirma. \u201cAhora ya no avanzamos en las discusiones. Tenemos que admitirlo ante nosotros mismos: s\u00ed, cuando se trata de apoyar a Israel, siempre hay un pero\u201d.<\/p>\n

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\"Huele <\/div>
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Huele como en los colegios: sudor, snacks y bolsas de deporte mojadas. Pero debajo de la superficie hay una profunda inseguridad.<\/h2>\n

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El miedo: no m\u00e1s hebreo en \u201cStarbucks\u201d<\/span><\/h2>\n

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A veces, cuando sus nuevos compa\u00f1eros israel\u00edes no se sienten observados, Yael mira en su direcci\u00f3n. \u00abSi nadie los mira, parecen tristes\u00bb, dice. \u201cComo si se sintieran mal por estar aqu\u00ed\u201d.<\/p>\n

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Yael est\u00e1 en primer grado de secundaria y camina relajada por los estrechos pasillos en los que sus compa\u00f1eros m\u00e1s j\u00f3venes corren desenfrenados. Tiene 13 a\u00f1os y habla como si fuera mucho mayor. \u00bfTu asignatura favorita? \u201cPromoci\u00f3n de personas superdotadas\u201d. \u00bfEl aumento de la seguridad, los padres voluntarios para vigilar? \u00abBastante normal.\u00bb<\/p>\n

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Tambi\u00e9n quiere ayudar a los ni\u00f1os de Israel. Les habla y los invita a tomar un caf\u00e9 en Starbucks, \u201cpara que se sientan mejor, ya que aqu\u00ed no conocen a nadie\u201d.<\/p>\n

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Pero Yael tambi\u00e9n tiene miedo. Ella no lo demuestra, pero se nota cuando con calma y objetividad dice frases como estas:<\/p>\n

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\u00abYa no me permiten hablar hebreo en la calle; mis padres me lo han prohibido\u00bb.<\/p>\n

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\u00abEl s\u00e1bado, cuando volvemos de la sinagoga, nos vamos r\u00e1pidamente a casa; ya se nota que somos jud\u00edos\u00bb.<\/p>\n

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\u00abYa no uso mi collar de la Estrella de David afuera\u00bb.<\/p>\n

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\"Yael, <\/div>
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Yael, estudiante de secundaria de 13 a\u00f1os, dice: \u201cEl s\u00e1bado, cuando venimos de la sinagoga, nos vamos r\u00e1pido a casa\u201d.<\/h2>\n

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Cuando ve \u201cPalestina libre\u201d pintado con spray en la pared, se siente inc\u00f3moda. Tampoco puede creer que a sus amigos jud\u00edos en las escuelas p\u00fablicas nunca les pregunten c\u00f3mo les va. Suiza: un lugar donde de repente hay gente en todas partes a la que no le gustan las mujeres jud\u00edas como ella, que no se preocupan por ellas: ese es el sentimiento que persiste en Yael despu\u00e9s de las \u00faltimas semanas.<\/p>\n

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Inmediatamente despu\u00e9s del ataque, el ambiente en la escuela era particularmente deprimente. \u201cMuchos estaban en Israel durante el ataque. \u201cEl primer d\u00eda simplemente hablamos de ello\u201d, dice Yael. Mientras tanto, se discuten, discuten y se r\u00eden de otras cosas. Y los estudiantes israel\u00edes se rieron.<\/p>\n

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Como la mayor\u00eda de los alumnos de Noam, Yael pertenece a una familia ortodoxa moderna. Esto significa: se observan las normas jud\u00edas sobre alimentaci\u00f3n y vestimenta, al igual que las reglas durante el s\u00e1bado. Entonces a los creyentes no se les permite hacer ning\u00fan trabajo ni utilizar ning\u00fan dispositivo electr\u00f3nico. Despu\u00e9s de visitar la sinagoga, Yael pasa buena parte del s\u00e1bado viendo pasar a la gente en un centro comercial.<\/p>\n

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Todav\u00eda lo hace ahora, a pesar de toda la incertidumbre. A menos que vuelva a ver la bandera de \u201cPalestina Libre\u201d. \u00abEntonces me ir\u00e9 a casa r\u00e1pidamente\u00bb.<\/p>\n

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La reuni\u00f3n prevista en \u201cStarbucks\u201d con un colega israel\u00ed tambi\u00e9n fue cancelada despu\u00e9s de muchas idas y venidas. Los dos se sent\u00edan demasiado inc\u00f3modos hablando hebreo en p\u00fablico. \u201cAhora simplemente nos vemos en mi casa\u201d, dice Yael, como si fuera lo m\u00e1s normal del mundo.<\/p>\n

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\"El <\/div>
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El colegio quiere dar a los ni\u00f1os y a sus padres la mayor normalidad posible. Deseos de paz en papel. <\/h2>\n

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El coraje: hablar en lugar de callar<\/span><\/h2>\n

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Perach Sabbagh puede decir exactamente cu\u00e1ndo volvi\u00f3 a sentir esperanza despu\u00e9s del 7 de octubre. Era el segundo d\u00eda de clases con los ni\u00f1os reci\u00e9n admitidos de Israel. \u00abEsa fue la primera vez que o\u00ed re\u00edr a uno de los ni\u00f1os\u00bb, dice Sabbagh. \u00abEse fue el momento en el que ya no me sent\u00ed tan impotente\u00bb.<\/p>\n

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Sabbagh tiene 45 a\u00f1os, es originaria de Israel y ha sido maestra de primaria en Noam durante ocho a\u00f1os. Es alguien que prefiere hacer algo antes que llorar, que quiere alzar la voz en lugar de permanecer en silencio, especialmente ahora.<\/p>\n

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Sabbagh se encuentra en la sala de profesores de la escuela, una amplia sala con sof\u00e1s y una vista del patio amurallado de la escuela. Ella cuenta c\u00f3mo se mud\u00f3 de Israel a Suiza hace 21 a\u00f1os por amor. Y c\u00f3mo se siente insegura aqu\u00ed por primera vez. \u00abCasi no nos dieron tiempo para llorar\u00bb, dice. \u201cInmediatamente vinieron las relativizaciones\u201d.<\/p>\n

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Les parece que el apoyo a los jud\u00edos s\u00f3lo dura mientras ellos sigan desempe\u00f1ando el papel de v\u00edctimas. \u00abTan pronto como Israel se defiende, la solidaridad desaparece\u00bb.<\/p>\n

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Sabbagh alent\u00f3 y organiz\u00f3 la admisi\u00f3n de ni\u00f1os israel\u00edes en Noam. Acogi\u00f3 a las ni\u00f1as y a los ni\u00f1os, los abraz\u00f3 y los cuid\u00f3.<\/p>\n

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Perach Sabbagh, profesor de primaria: \u201cTengo pasaporte suizo, ese tambi\u00e9n es mi pa\u00eds\u201d.<\/h2>\n

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Y ahora, cuando empiezan a regresar los primeros, ella es quien recibe el m\u00e1s c\u00e1lido abrazo de despedida. \u00abUna chica se acerc\u00f3 a m\u00ed y me dijo: ‘\u00a1No quiero ir!’. Eso demuestra que estaba en buenas manos con nosotros\u00bb.<\/p>\n

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Ha pasado un mes desde que Hamas atac\u00f3 y los combates ahora se desarrollan principalmente en la Franja Palestina de Gaza. En consecuencia, cada vez m\u00e1s familias se atreven a regresar a Israel. La escuela est\u00e1 eliminando gradualmente su programa. En las clases, los estudiantes suizos escriben ahora m\u00e1s cartas de despedida que carteles de bienvenida.<\/p>\n

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Pero para Sabbagh, la historia no termina ah\u00ed. Su sobrino est\u00e1 luchando en Gaza, su hijo viaja de Zurich a Jerusal\u00e9n para ayudar all\u00ed. La mayor parte de su familia vive en un pa\u00eds en guerra. Y en Suiza \u2013su segundo hogar\u2013 los incidentes antisemitas est\u00e1n aumentando.<\/p>\n

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\u00abNo nos vamos a rendir\u00bb, dice Sabbagh. Luego, como si estuviera acostumbrada a enfatizar esto, a\u00f1ade: \u00abTengo pasaporte suizo, ese tambi\u00e9n es mi pa\u00eds\u00bb.<\/p>\n

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F\u00fatbol: un objetivo para Israel<\/span><\/h2>\n

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Las dos chicas se contienen. Uno en vaqueros y descalzo, el otro en medias, est\u00e1n detr\u00e1s del banco de madera que sirve de puerta para sus compa\u00f1eros. <\/p>\n

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Lecciones de educaci\u00f3n f\u00edsica en el gimnasio Noam, un elaborado edificio subterr\u00e1neo nuevo, realizado gracias a las donaciones de un mecenas. Unos 15 ni\u00f1os juegan al f\u00fatbol. Todo el mundo lleva pantalones cortos y zapatillas deportivas, excepto las dos chicas. Su equipo de gimnasia est\u00e1 en su casa en Israel. D\u00f3nde estar\u00edan las chicas si no hubiera estallado la guerra.<\/p>\n

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Los otros ni\u00f1os corren y gritan, protestan y caen dram\u00e1ticamente al suelo cuando se cometen faltas. Entonces la pelota, de color rosa brillante, en realidad un globo mejor, vuela hacia las dos chicas. Uno se queda de pie, pero el otro salta sobre el banco de madera y atrapa la pelota.<\/p>\n

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Dos pasos, un tiro, directo a la porter\u00eda. La ni\u00f1a hace girar una rueda y todos aplauden.<\/p>\n

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\"Noam <\/div>
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Noam ha acogido en Z\u00farich a cuarenta estudiantes israel\u00edes, una quinta parte del total de estudiantes.<\/h2>\n

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