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Incluso en el idilio m\u00e1s hermoso, los destellos siniestros de sus historias. Los demonios y los \u00e1ngeles gobiernan en el universo de Gotthelf. El hombre est\u00e1 tan a merced de poderes superiores como sus pares.<\/p>\n
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Dise\u00f1o de escena de la adaptaci\u00f3n cinematogr\u00e1fica de Markus Fischer del cuento de Jeremias Gotthelf \u00abLa ara\u00f1a negra\u00bb, 2022.<\/h2>\n \u00c9lite de Ascot<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
El a\u00f1o 1831 empez\u00f3 muy mal para Albert Bitzius. El joven te\u00f3logo predic\u00f3 durante un a\u00f1o y medio como vicario en la iglesia del Esp\u00edritu Santo de Berna en la ciudad de Berna. Sin embargo, su esperanza de conseguir un puesto permanente como pastor es en vano. Se elegir\u00e1 a otro en su lugar. Una vez m\u00e1s tiene que irse; una vez m\u00e1s, un intento de establecerse y encontrar un lugar en la vida y en la sociedad termina en decepci\u00f3n.<\/p>\n
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Ni en Utzenstorf, donde su padre hab\u00eda trabajado como pastor, nadie quer\u00eda al exaltado revolucionario, ni en Herzogenbuchsee, donde se enfureci\u00f3 en el p\u00falpito durante casi cinco a\u00f1os y luch\u00f3 contra las costumbres y condiciones tradicionales del pueblo. No les deb\u00eda nada a los agricultores ni a las autoridades, y ellos tampoco le deb\u00edan nada a \u00e9l.<\/p>\n
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Albert Bitzius luch\u00f3 por una mejora del sistema escolar; exigi\u00f3 salarios m\u00e1s altos para los profesores y nuevos edificios escolares. Sospechaba que los mayores no cambiar\u00edan, por lo que hizo campa\u00f1a a favor de los j\u00f3venes y en torno a ellos. \u00c9l todav\u00eda era joven, ten\u00eda en la cabeza las ideas de una era moderna, democr\u00e1tica y liberal, y era un delantero y un impulsor. Para \u00e9l, la revoluci\u00f3n no pod\u00eda llegar lo suficientemente r\u00e1pido; All\u00e1 donde iba mov\u00eda cielo e infierno. No es de extra\u00f1ar que lo despidieran nuevamente.<\/p>\n
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Amarga derrota<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Aunque a los 15 a\u00f1os viaj\u00f3 a Berna y asisti\u00f3 a la escuela, Bitzius, nacido en Murten en 1797, en el fondo sigui\u00f3 siendo un ni\u00f1o de campo. Su juventud en el Mittelland bern\u00e9s lo hab\u00eda formado, por eso quer\u00eda volver al campo, donde conoc\u00eda bien la gente, pero tambi\u00e9n los animales y la naturaleza. Pero el amor, en lo que respecta a las personas, con demasiada frecuencia no fue correspondido. Entonces regres\u00f3 a Berna como vicario. El resultado es conocido. La ciudad lo escupi\u00f3 nuevamente.<\/p>\n
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La derrota fue a\u00fan m\u00e1s amarga porque en los meses anteriores la Revoluci\u00f3n de Julio de 1830 en Par\u00eds se hab\u00eda extendido a Suiza y hab\u00eda provocado tambi\u00e9n en Berna una fiebre febril. Ahora los principios de libertad e igualdad deber\u00edan volver a incluirse en la constituci\u00f3n, la nueva era podr\u00eda despegar y Gotthelf era parte de su vanguardia.<\/p>\n
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Pero el d\u00eda de A\u00f1o Nuevo de 1831, antes de que se consumara el levantamiento, sali\u00f3 de la ciudad a caballo. Es una despedida y el comienzo de una transformaci\u00f3n.<\/p>\n
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Bitzius vuelve a ocupar un puesto de vicariato y espera volver a trabajar como pastor en el futuro. Tiene 33 a\u00f1os y sigue sin trabajo. Su solicitud a la parroquia de L\u00fctzelfl\u00fch en Emmental parece una admisi\u00f3n de un gran fracaso. Con suerte, escribe, la gente entender\u00e1 \u00ablo desagradable que es comer el pan de otra persona a esta edad, tal vez ni siquiera para poder encontrar el pan de otra persona, sino para vivir de Borg, teniendo que reducir el salario futuro a trav\u00e9s de deudas\u00bb.<\/p>\n
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Un buen a\u00f1o despu\u00e9s fue elegido pastor de L\u00fctzelfl\u00fch y un a\u00f1o m\u00e1s tarde, en enero de 1833, se cas\u00f3 con la nieta de su predecesor. Llega a la vida de clase media. La fiebre revolucionaria est\u00e1 retrocediendo, su tono se est\u00e1 moderando y tambi\u00e9n est\u00e1 surgiendo la desilusi\u00f3n pol\u00edtica. Sin embargo, contin\u00faa trabajando para hacer realidad las ideas de una nueva era en el sistema escolar. \u201cCon esta resignada persistencia llev\u00f3 a cabo su m\u00e1s bella obra de reforma\u201d, escribe Walter Muschg en su monograf\u00eda Gotthelf de 1954: crea una instituci\u00f3n educativa para ni\u00f1os abandonados.<\/p>\n
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El narrador an\u00e1rquico<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
As\u00ed fue como el revolucionario Albert Bitzius se transform\u00f3 en un reformador moderado, ahora pastor y padre. Al mismo tiempo, silenciosamente y en direcciones opuestas, se est\u00e1 produciendo una segunda metamorfosis. El furor busca otra forma de expresi\u00f3n. En 1837, la Suiza literaria vio nacer a un escritor con esp\u00edritu de rebeli\u00f3n y conocimiento despiadado de la naturaleza humana. Albert Bitzius se convierte en Jeremias Gotthelf, el predicador enojado tiene dos caras: la ira b\u00edblica de Jerem\u00edas se combina con la mano amiga de Dios.<\/p>\n
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Es un nacimiento repentino: aparece de la nada un libro que pone el mundo patas arriba para que finalmente pueda ser reconocido correctamente. A los cuarenta a\u00f1os, Albert Bitzius public\u00f3 su primera novela, \u00abEl espejo campesino o historia de vida de Jeremias Gotthelf, descrita por \u00e9l mismo\u00bb. Es todo menos la historia de vida de Jeremias Gotthelf, es su nacimiento como uno de los poetas \u00e9picos m\u00e1s importantes de lengua alemana.<\/p>\n
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Con la fuerza del narrador an\u00e1rquico, Gotthelf, que en adelante publicar\u00e1 sus obras con este nombre, crea una \u201ccomedia humana\u201d: implacable en la precisi\u00f3n casi quir\u00fargica con la que el mal del mundo es arrastrado a la luz brillante; encantador en las descripciones del paisaje; desgarrador en su descripci\u00f3n provocativa y pr\u00e1ctica de la miseria humana. Ante los ojos de los granjeros, Gotthelf destroza la hermosa apariencia del idilio rural al que debe sus recuerdos m\u00e1s fuertes de la infancia.<\/p>\n
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Al a\u00f1o siguiente se public\u00f3 el largo cuento \u201cC\u00f3mo cinco chicas mueren miserablemente en brandy\u201d, en el que Gotthelf denuncia el consumo generalizado de alcohol y, en las primeras l\u00edneas, analiza de cerca las diferencias sociales entre ricos y pobres: \u201cVinieron de los ricos Algunos perdieron la vida, otros perdieron sus riquezas, los pobres cayeron en una profunda miseria\u201d. Nadie que no haya le\u00eddo a Gotthelf puede imaginar lo que realmente significa la miseria.<\/p>\n
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Gotthelf no lo describe. Simplemente lo demuestra en sus manifestaciones horriblemente crueles. Aqu\u00ed escribe sobre una mujer borracha y desatendida que tiene seis hijos entre manos y no sabe qu\u00e9 hacer con el primero. Luego dice de ella: \u00abCada vez que enterraban ni\u00f1os, Lisabeth se quejaba de que si las cosas iban bien, algunos tendr\u00edan que morir, pero nunca se deja morir a ninguno\u00bb.<\/p>\n
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Qui\u00e9n sabe de d\u00f3nde sac\u00f3 Gotthelf esas frases y de d\u00f3nde tuvo el valor para escribirlas. Mir\u00f3 el alma de las personas como nadie m\u00e1s lo hace. Podr\u00edan haberle ense\u00f1ado a tener miedo, pero \u00e9l se mantiene firme, sabe que a las personas en la tierra no se les puede ayudar; s\u00f3lo se les puede salvar. Lo hace a su manera: los inmortaliza como s\u00edmbolo de lo que es posible para el hombre en el camino de lo inaudito e incomprensible.<\/p>\n
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