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Adi Naali (izquierda), director ejecutivo del Consejo Ole\u00edcola de Oliva, visita Hovav Ofer y otros agricultores en la zona fronteriza de Gaza para ver cu\u00e1n grave es la situaci\u00f3n aqu\u00ed. <\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Vista desde la ciudad israel\u00ed de Sderot, en la parte noreste de Gaza, donde sale humo de los edificios en llamas.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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El hijo de Hovav sirve como reservista en la Franja de Gaza. El padre est\u00e1 muy preocupado por \u00e9l. Sigue nerviosamente durante todo el d\u00eda las noticias sobre los soldados ca\u00eddos en su tel\u00e9fono m\u00f3vil. No teme por s\u00ed mismo, dice Hovav. Lleva una pistola en el bolsillo del pantal\u00f3n. Ahora siempre lleva el arma consigo, en el campo, en casa; quiere estar preparado si los terroristas llegan a su pueblo.<\/p>\n
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Decenas de trabajadores tailandeses asesinados y secuestrados<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Hovav posee 6 hect\u00e1reas de olivares y produce 15.000 litros de aceite en los a\u00f1os buenos. Este a\u00f1o se espera alcanzar un m\u00e1ximo de 4.000 litros, un resultado demoledor tras un a\u00f1o de duro trabajo.<\/p>\n
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Pero otras empresas est\u00e1n a\u00fan peor. Varios agricultores de pueblos m\u00e1s al norte fueron asesinados o secuestrados en el brutal ataque de Ham\u00e1s. Muchos otros han sido llamados a filas como reservistas y ya no pueden cuidar de sus \u00e1rboles y campos.<\/p>\n
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Sin embargo, todas las empresas sufren por la falta de trabajadores de la cosecha. La agricultura israel\u00ed depende en gran medida de la mano de obra palestina barata. Gracias a un acuerdo especial de contrataci\u00f3n de mano de obra con Tailandia, m\u00e1s de 20.000 trabajadores agr\u00edcolas tailandeses trabajaban en granjas locales antes de la guerra, alrededor de 5.000 de ellos en la zona fronteriza con la Franja de Gaza.<\/p>\n
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Los palestinos de Gaza y de Cisjordania no han venido a Israel desde que comenz\u00f3 la guerra. Adem\u00e1s, miles de tailandeses han regresado a casa en avi\u00f3n. En la masacre del 7 de octubre, 32 trabajadores agr\u00edcolas tailandeses fueron asesinados y otros 23 fueron tomados como rehenes en Gaza. Esto conmocion\u00f3 a la comunidad.<\/p>\n
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Hovav ten\u00eda siete trabajadores tailandeses, seis de los cuales abandonaron el pa\u00eds, s\u00f3lo uno se qued\u00f3 y le ayuda con la cosecha de aceitunas. Nunca contrat\u00f3 a palestinos. Dice que nunca confi\u00f3 en ellos y siente que su postura se ha visto confirmada por los acontecimientos recientes.<\/p>\n
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La cosecha a\u00fan no ha terminado, pero Tsuri Stivi ya sabe que la ca\u00edda de la producci\u00f3n ser\u00e1 dram\u00e1tica. Lleva cinco a\u00f1os dirigiendo una prensa de aceite de oliva en las afueras de la ciudad de Sderot, a s\u00f3lo cinco kil\u00f3metros de Gaza. Un centenar de peque\u00f1os y grandes agricultores de la zona hacen prensar sus aceitunas en su casa. El a\u00f1o pasado procesaron 1,2 millones de kilogramos de fruta.<\/p>\n
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El propietario de la almazara Tsuri Stivi cultiva aceitunas desde hace d\u00e9cadas. Nunca hab\u00eda vivido un a\u00f1o tan malo.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Debido a la guerra, los agricultores producen menos aceitunas y la fruta es de peor calidad. <\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
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Hoy en d\u00eda, sin embargo, los agricultores s\u00f3lo aportan una fracci\u00f3n de la cantidad habitual. Adem\u00e1s, la calidad de muchas aceitunas es mala. Son peque\u00f1os y arrugados, porque en las \u00faltimas semanas no se han regado adecuadamente, porque se han recogido demasiado tarde o porque no se han llevado a la prensa con suficiente rapidez. El momento y la velocidad de recolecci\u00f3n son cruciales para las aceitunas.<\/p>\n
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