{"id":930735,"date":"2023-12-17T07:49:48","date_gmt":"2023-12-17T07:49:48","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/cuando-no-componia-ni-jugaba-al-tenis-ethel-smyth-practicaba-tirar-piedras-a-los-escaparates\/"},"modified":"2023-12-17T07:49:50","modified_gmt":"2023-12-17T07:49:50","slug":"cuando-no-componia-ni-jugaba-al-tenis-ethel-smyth-practicaba-tirar-piedras-a-los-escaparates","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/cuando-no-componia-ni-jugaba-al-tenis-ethel-smyth-practicaba-tirar-piedras-a-los-escaparates\/","title":{"rendered":"Cuando no compon\u00eda ni jugaba al tenis, Ethel Smyth practicaba tirar piedras a los escaparates"},"content":{"rendered":"


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Una nueva edici\u00f3n de sus memorias da vida a esta colorida personalidad.<\/p>\n

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La primera compositora cuya \u00f3pera se represent\u00f3 en el Met de Nueva York: Dame Ethel Smyth (1858-1944) con su perro.<\/h2>\n

Sasha\/Hulton\/Getty<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Ni siquiera hab\u00eda comenzado sus estudios musicales cuando escribi\u00f3 en su diario que su mayor deseo era que se representara una \u00f3pera en Alemania antes de los cuarenta a\u00f1os. El deseo dice mucho sobre la personalidad de la compositora inglesa Ethel Smyth. Nacida en 1858, hija de un oficial brit\u00e1nico de alto rango que hab\u00eda servido en la India y de una madre con talento art\u00edstico, creci\u00f3 con sus hermanos en una finca de campo en Kent. Era una ni\u00f1a salvaje y poco femenina, una jinete audaz, educada con mucha libertad, a pesar de las institutrices francesas y alemanas.<\/p>\n

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Uno de estos educadores hab\u00eda estudiado en el conservatorio de Leipzig. Fue ella quien abri\u00f3 el mundo de la m\u00fasica cl\u00e1sica a un ni\u00f1o de doce a\u00f1os. Escuchar una sonata de Beethoven por primera vez fue una revelaci\u00f3n para Ethel Smyth. A partir de entonces s\u00f3lo tuvo un objetivo: estudiar m\u00fasica en Leipzig. Durante siete a\u00f1os luch\u00f3 con su padre para obtener su consentimiento, m\u00e1s recientemente con una huelga de hambre. Luego, en 1877, finalmente pudo emprender el viaje.<\/p>\n

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Aunque sus conocimientos previos eran modestos, r\u00e1pidamente descubri\u00f3 que el maestro de capilla de la Gewandhaus de Leipzig y el director del conservatorio, Carl Reinecke, no era un profesor inspirador. La animada vida musical de la ciudad y el contacto con los principales c\u00edrculos donde se cultivaba la m\u00fasica house y donde los artistas invitados iban y ven\u00edan le reportaron mayores beneficios: con la familia editorial Brockhaus, el concertino de la Gewandhaus R\u00f6ntgen y el director del Bach de Leipzig. Sociedad, Enrique de Herzogenberg. \u00c9l le ense\u00f1\u00f3 en privado, mientras ella pronto tuvo \u201cla relaci\u00f3n m\u00e1s tierna\u201d con su esposa Elisabeth, una confidente de Johannes Brahms.<\/p>\n

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Adem\u00e1s de su talento, su acceso a estos c\u00edrculos probablemente se deb\u00eda a su condici\u00f3n de inglesa libre, para la que se toleraban ciertas \u00abincorrecci\u00f3n\u00bb, como ir a un restaurante o salir por la noche sin compa\u00f1\u00eda. Por el contrario, reaccion\u00f3 con indignaci\u00f3n ante la sumisi\u00f3n de las esposas de los profesores de Leipzig, que empezaban cada frase con la frase \u00abMi marido dice\u00bb.<\/p>\n

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Alemania como patria espiritual<\/span><\/h2>\n

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Lo m\u00e1s destacado de los a\u00f1os de estudio en Leipzig fueron los encuentros con Brahms, Clara Schumann, Edvard Grieg, Joseph Joachim y la hija menor de Mendelssohn, Lili Walch, de quien se hizo una \u00edntima amiga. Durante una estancia en Florencia en 1882, conoci\u00f3 al escritor estadounidense Henry Brewster, que estaba casado con Julia, la hermana de Elisabeth von Herzogenberg, con quien posteriormente entabl\u00f3 no s\u00f3lo una relaci\u00f3n laboral sino tambi\u00e9n rom\u00e1ntica, paralela a sus relaciones con mujeres, que a su vez provoc\u00f3 una ruptura con Elisabeth von Herzogenberg.<\/p>\n

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Despu\u00e9s de sus estudios, Ethel Smyth tuvo una residencia permanente cerca de su lugar de nacimiento, pero Alemania sigui\u00f3 siendo su hogar espiritual. Regres\u00f3 all\u00ed una y otra vez, incluso a Leipzig, donde tuvo un encuentro memorable con Peter Tchaikovsky, quien la anim\u00f3 a prestar m\u00e1s atenci\u00f3n a la instrumentaci\u00f3n de sus obras. En Berl\u00edn frecuent\u00f3 el palacio del canciller del Reich von B\u00fclow y fue dama de mesa del k\u00e1iser Guillermo II.<\/p>\n

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El objetivo de estas estancias era siempre el mismo: buscar oportunidades para la representaci\u00f3n de sus obras o prepararse para las mismas. Porque el \u00e9xito en el extranjero era el requisito previo para hacerse notar en Inglaterra. Como ning\u00fan editor har\u00eda esto por ella, la propia Ethel Smyth se present\u00f3 a directores y directores de orquesta y utiliz\u00f3 todas sus conexiones para que se escucharan sus composiciones.<\/p>\n

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El hecho de que su insistencia no fue bien recibida en todas partes lo demuestra la aguda observaci\u00f3n de Vita Sackville-West: \u00abA menudo era molesta, pero nunca aburrida\u00bb. Sin embargo, no fue raro su empe\u00f1o para lograr su objetivo, como cuando logr\u00f3 estrenar su primera \u00f3pera, \u201cFantasio\u201d, en Weimar unos d\u00edas antes de cumplir 40 a\u00f1os, tal como lo hab\u00eda planeado cuando era ni\u00f1a. .<\/p>\n

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Con las sufragistas<\/span><\/h2>\n

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Uno de sus mecenas m\u00e1s influyentes fue la emperatriz Eugenia, que vivi\u00f3 exiliada en Inglaterra en el barrio del compositor y estaba particularmente comprometida con la interpretaci\u00f3n de la Misa en re mayor de Smyth, que fue compuesta en gran parte en su yate en Cap Martin. Fue el primer gran \u00e9xito de Smyth en Londres. A trav\u00e9s de la emperatriz Eugenia tambi\u00e9n entr\u00f3 en contacto con la reina Victoria, quien le hizo interpretar algunas de sus obras en el castillo de Balmoral en Escocia.<\/p>\n

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En Viena logr\u00f3 convencer al director Bruno Walter de su condici\u00f3n de compositora y conoci\u00f3 a Arthur Schnitzler y Hugo von Hofmannsthal. El m\u00e1s trascendental, sin embargo, fue un encuentro con el escritor vien\u00e9s Hermann Bahr y su esposa Anna Bahr-Mildenburg, la gran cantante de Wagner y ex amante de Gustav Mahler, en el Lido de Venecia. Fue a trav\u00e9s de ella que tom\u00f3 conciencia de la importancia del movimiento sufragista, que luchaba por el derecho al voto de las mujeres en Inglaterra.<\/p>\n

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A partir de entonces, Ethel Smyth se dedic\u00f3 por completo a esta lucha durante dos a\u00f1os completos, de 1911 a 1913, y compuso el himno sufragista \u201cMarcha de las Mujeres\u201d,<\/a> particip\u00f3 en manifestaciones y actividades de lanzamiento de piedras contra escaparates y fue encarcelada junto con sus compa\u00f1eros activistas. Luego realiz\u00f3 una estancia de recuperaci\u00f3n en Egipto, entonces bajo dominio brit\u00e1nico. Aqu\u00ed volvi\u00f3 a componer, pero tambi\u00e9n se dedic\u00f3 a sus deportes favoritos: golf y tenis en la arena del desierto y realiz\u00f3 viajes en camello. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, volvi\u00f3 a dejar de lado su trabajo art\u00edstico y se form\u00f3 como asistente de rayos X en Par\u00eds.<\/p>\n

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Nuevos recuerdos<\/span><\/h2>\n

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Como resultado, se crearon varias composiciones de gran tama\u00f1o hasta 1939, cinco a\u00f1os antes de su muerte, aunque le resultaba cada vez m\u00e1s dif\u00edcil interpretar m\u00fasica debido a problemas de audici\u00f3n. En sus \u00faltimos a\u00f1os qued\u00f3 casi completamente sorda. Pero adem\u00e1s de la m\u00fasica y el deporte, entre los que tambi\u00e9n estaba el hasta ahora \u00abindecente\u00bb ciclismo, Ethel Smyth ten\u00eda otro talento: escribir. Esto se evidencia en varios vol\u00famenes de escritos autobiogr\u00e1ficos y una gran cantidad de correspondencia.<\/p>\n

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Recientemente, Heddi Feilhauer public\u00f3, edit\u00f3 y tradujo del ingl\u00e9s una nueva edici\u00f3n de sus memorias. Estos son extractos de varias publicaciones y proporcionan una imagen clara de la personalidad y el mundo de Smyth, sus relaciones art\u00edsticas y sociales y tambi\u00e9n su capacidad de observaci\u00f3n.<\/p>\n

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Describe acertadamente el ambiente desfavorable de los profesores de Leipzig, el esp\u00edritu sumiso en la capital imperial, Berl\u00edn, y el esp\u00edritu comunitario de las sufragistas. Por \u00faltimo, pero no menos importante, registra v\u00edvidamente encuentros con celebridades: con Clara Schumann, por ejemplo, que lloraba regularmente en su camerino hasta el \u00faltimo momento antes de los conciertos, \u00abque no pod\u00eda salir al escenario\u00bb. O con Brahms, a quien admiraba pero cuyas opiniones sobre las mujeres la molestaban, a pesar de que \u201ccoincid\u00edan con las que prevalec\u00edan en Alemania en ese momento\u201d.<\/p>\n

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Adem\u00e1s, en sus descripciones conocemos a la l\u00edder sufragista Emmeline Pankhurst, que practic\u00f3 con poco \u00e9xito el lanzamiento de piedras para las campa\u00f1as de escaparates, y a la resistente a la intemperie reina Victoria, que no cerr\u00f3 la capota de su carruaje a pesar de la lluvia y el fr\u00edo en Escocia. La Reina parec\u00eda peque\u00f1a, digna y capaz de \u201cla sonrisa m\u00e1s cautivadora que jam\u00e1s haya visto en un rostro\u201d.<\/p>\n

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Defectos editoriales<\/span><\/h2>\n

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Lamentablemente, la edici\u00f3n no contiene una biograf\u00eda ni un cat\u00e1logo razonado del compositor, ni hay informaci\u00f3n sobre las personas mencionadas por Smyth. La editora dedica su \u201cEp\u00edlogo\u201d a la relaci\u00f3n de Smyth con Virginia Woolf, 23 a\u00f1os menor que ella, apellido en el extenso \u201cCat\u00e1logo de pasiones\u201d, que enumera \u201clas ni\u00f1as y mujeres que ser\u00edan consideradas para mi propuesta de matrimonio si fuera un hombre.\u00bb<\/p>\n

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La nueva edici\u00f3n no sustituye a la edici\u00f3n agotada de Eva Rieger, que se public\u00f3 en 1988 con el t\u00edtulo \u00abUn invierno tormentoso\u00bb con toda la informaci\u00f3n relevante. Tambi\u00e9n se analiza por qu\u00e9 Smyth tuvo que luchar constantemente contra la resistencia, a pesar de algunos \u00e9xitos triunfales, por ejemplo en el Met de Nueva York con el drama musical \u00abThe Forest\u00bb, que compuso bas\u00e1ndose en un libreto escrito por ella misma en alem\u00e1n.<\/p>\n

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