{"id":941905,"date":"2023-12-26T15:40:45","date_gmt":"2023-12-26T15:40:45","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/por-que-me-siento-mas-solo-con-la-familia\/"},"modified":"2023-12-26T15:40:48","modified_gmt":"2023-12-26T15:40:48","slug":"por-que-me-siento-mas-solo-con-la-familia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/por-que-me-siento-mas-solo-con-la-familia\/","title":{"rendered":"\u00bfPor qu\u00e9 me siento m\u00e1s solo con la familia?"},"content":{"rendered":"


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Todav\u00eda me da verg\u00fcenza cuando pienso en ello. En una tarde sofocantemente calurosa de este verano, escudri\u00f1\u00e9 a la multitud en busca de mis padres en el bar de un resort caribe\u00f1o. Hab\u00edamos acordado unas horas antes que ellos dos, mi marido y yo, y mi hermano y su pareja, nos disfrazar\u00edamos y nos tomar\u00edamos fotos antes de nuestra reserva para cenar para conmemorar nuestras primeras vacaciones familiares como adultos. No hab\u00edamos hecho un viaje como este juntos desde que me mud\u00e9 de Puerto Rico para asistir a la escuela de posgrado en Nueva York hace nueve a\u00f1os. Encontr\u00e9 a mis padres charlando en un banco y les pregunt\u00e9 d\u00f3nde estaba mi hermano. \u00c9l y su novia estaban tomando un refrigerio antes de la cena en el buffet, dijo mi pap\u00e1. Luego agreg\u00f3: \u201cVinieron a tomar una copa a nuestra habitaci\u00f3n y tomamos algunas fotos antes de bajar\u201d. Repiti\u00f3 un chiste que me cont\u00f3 mi hermano y que ahora ni siquiera recuerdo. Fue un comentario inofensivo, pero me golpe\u00f3 en el est\u00f3mago. Sent\u00ed mi cara enrojecerse y las l\u00e1grimas picaban mis ojos. Escup\u00ed: \u201c\u00bfA alguno de ustedes se le ocurri\u00f3 decirme que viniera o no existo?\u201d<\/p>\n

Que a nadie se le ocurriera enviarme un mensaje de texto fue, en el peor de los casos, un poco grosero. Pero en ese momento, el hecho de que mi familia me hubiera excluido fue devastador. Me los imagin\u00e9 a los cuatro hablando un lenguaje secreto creado al compartir recuerdos que no me incluyen a m\u00ed: todos los cumplea\u00f1os y d\u00edas festivos que me perd\u00ed, las salidas espont\u00e1neas de fin de semana, las cenas dominicales en la sala de mis padres.<\/p>\n

Cuando decid\u00ed dejar la isla a los 21 a\u00f1os, pens\u00e9 que ser\u00eda temporal. Esperaba que continuar mis estudios me diera una ventaja en un mercado laboral ya brutal en mi pa\u00eds. En cambio, el gobierno puertorrique\u00f1o anunci\u00f3 que estaba en quiebra apenas unos meses antes de que me graduara, y las limitadas oportunidades profesionales disminuyeron a\u00fan m\u00e1s. Tambi\u00e9n estaba enamorada de mi ahora esposo y emocionada por vivir en Nueva York. Entonces me qued\u00e9. Desde entonces he construido una significativa <\/strong>vida y carrera, pero me pregunto si vali\u00f3 la pena el costo. Nuestras vidas discurren por caminos paralelos que s\u00f3lo se cruzan brevemente. Mi familia y mis amigos me aman profundamente y me siento realmente feliz cuando puedo abrazarlos despu\u00e9s de meses de separaci\u00f3n. Pero el tiempo que pasamos juntos cuando los visito una o dos veces al a\u00f1o no puede compensar la separaci\u00f3n prolongada. No importa qu\u00e9 tan bien estemos en contacto o cu\u00e1nto intenten hacerme sentir c\u00f3modo, me siento como un invitado en sus vidas que est\u00e1 de paso.<\/p>\n

Mi arrebato en el resort traicion\u00f3 un sentimiento que recientemente me he admitido a m\u00ed mismo: me siento m\u00e1s solo cuando estoy en casa con mi familia. Esa noche tuve la oportunidad de decirles c\u00f3mo me sent\u00eda realmente, pero no la aprovech\u00e9. Simplemente les dije que olvidarme incluirme era de mala educaci\u00f3n y que me hac\u00eda sentir mal porque ya tengo muy poco tiempo con ellos. Decirle a mi familia que me siento solo cuando estoy con ellos. me siento tan sola <\/em>\u2013 habr\u00eda arruinado unas vacaciones que de otro modo ser\u00edan perfectamente agradables. S\u00e9 que mis padres ya luchan con mi ausencia. Lo veo en cada despedida en el aeropuerto, en la aplicaci\u00f3n de cuenta regresiva que mi pap\u00e1 descarga para cada visita, en la forma esperanzada en que me empujan a regresar. \u00bfQu\u00e9 clase de hija ser\u00eda yo para cargarles con mis sentimientos? \u00bfNo es lo suficientemente bueno lo que tengo?<\/p>\n

La escritora Athena Dixon aborda esta cuesti\u00f3n en su colecci\u00f3n de ensayos. Los archivos de la soledad<\/em>. Al leerlo, me encontr\u00e9 conectando profundamente con los pasajes en los que ella regresa a su hogar en Ohio. Su ciudad, \u201cuna vez construida sobre las espaldas de acer\u00edas y f\u00e1bricas\u201d, ha evolucionado profundamente, escribe. Personas, empresas, casas… muchos de ellos han desaparecido y otros se han transformado en algo irreconocible. \u201cCada una de estas peque\u00f1as muertes significa que el mundo tal como lo conoc\u00eda ya no existe\u201d, escribe Dixon. Esas l\u00edneas me hacen pensar en la maleza que crece en el campo de b\u00e9isbol abandonado donde sol\u00eda jugar mi hermano menor y en las ventanas cerradas de los negocios cerca de la plaza de mi ciudad natal que no han sobrevivido a la \u00faltima d\u00e9cada de crisis en Puerto Rico.<\/p>\n

A diferencia de mis seres queridos, yo no he vivido ninguno de esos cambios profundos. Siento que el abismo entre nosotros se ampl\u00eda cuando mi madre describe la forma en que las paredes de concreto de la casa de mi infancia temblaron durante horas mientras el hurac\u00e1n Mar\u00eda asolaba la isla. Lo siento cuando mi mejor amiga, enojada, me dice que no puede comprar una casa porque los estadounidenses se est\u00e1n mudando. <\/strong>a la isla para obtener una reducci\u00f3n de impuestos han hecho que los precios de las viviendas est\u00e9n mucho m\u00e1s all\u00e1 de lo que ella puede pagar. Lo siento cuando mi hermano habla de lugares donde ya no pasa el rato porque hay mucha violencia armada cerca.<\/p>\n

Todos hemos cambiado tan inmensamente con el tiempo que no podemos vernos claramente unos a otros. Sus v\u00ednculos se han forjado a fuego mientras yo los observaba desde lejos. Cuando hablamos de los desaf\u00edos de mi trabajo o de mi ambivalencia hacia la maternidad, siempre hay una pregunta en sus ojos. S\u00e9 que intentan comprender esta nueva versi\u00f3n de m\u00ed, pero no creo que puedan comprenderla por completo. Me duele sentirme desde afuera mirando hacia adentro, pero me abruma la verg\u00fcenza: por no estar f\u00edsicamente presente para ayudarlos a recuperarse de una enfermedad o un desastre natural, por tener estos sentimientos en primer lugar.<\/p>\n

Mi esposo y yo volamos a Puerto Rico antes de Navidad. La noche que aterrizamos, los vi a los cuatro (mis padres, mi hermano, su pareja) retirarse a su propia burbuja entre platos de mofongo y rondas de Medalla en la cena. Recordaron una reciente <\/strong>Fiesta familiar a la que asistieron, pero sent\u00ed como si nadie me estuviera contando nada. Simplemente hablaron entre ellos. Cuando comenc\u00e9 a sentirme ansioso por <\/strong>Al ser excluida nuevamente, pens\u00e9 en una conversaci\u00f3n que hab\u00eda tenido con Dixon sobre c\u00f3mo ella decidi\u00f3 que necesitaba regresar a casa despu\u00e9s de a\u00f1os fuera. \u00bfQu\u00e9 tipo de recuerdos podr\u00eda haber compartido con mis seres queridos si hubiera sabido la diferencia entre lo que pensaba que quer\u00eda y lo que ya no quer\u00eda?<\/em> <\/strong>se pregunt\u00f3 a s\u00ed misma. Dejar Puerto Rico fue una herida autoinfligida que no puedo sanar del todo. Pero mi familia tambi\u00e9n ten\u00eda una celebraci\u00f3n de Nochebuena y yo iba a estar all\u00ed. \u00bfNo pensaron que nuestro partido ser\u00eda mejor?<\/em> Me inclin\u00e9 y les pregunt\u00e9. Mientras estoy aqu\u00ed, todav\u00eda tenemos nuestro propio idioma compartido.<\/p>\n

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