\n<\/aside>\n<\/p>\n
Las fiestas pueden ser una \u00e9poca de fiestas, eventos, cenas, salidas, encuentros improvisados… y estr\u00e9s. \u00bfEs realmente una obligaci\u00f3n decir s\u00ed a cada invitaci\u00f3n? \u00bfAsistir a la fiesta anual de su\u00e9teres feos de la t\u00eda Tillie no significar\u00e1 una prohibici\u00f3n permanente? Rechazar algunas de esas invitaciones que esperan con impaciencia una confirmaci\u00f3n de asistencia puede parecer un riesgo.<\/p>\n
\u00a1Pero espera! Rechazar una invitaci\u00f3n no necesariamente tendr\u00e1 las duras consecuencias que a menudo se temen (especialmente en esta \u00e9poca del a\u00f1o). Un grupo de investigadores dirigido por el psic\u00f3logo y profesor asistente Julian Givi de la Universidad de West Virginia someti\u00f3 a sujetos de prueba a una serie de experimentos para ver si la reacci\u00f3n de un anfitri\u00f3n ante el rechazo de una invitaci\u00f3n ser\u00eda realmente tan terrible como el invitado tem\u00eda. En los experimentos, aquellos que rechazaron las invitaciones no fueron culpabilizados ni incluidos en la lista negra de quienes las invitaron. Resulta que los anfitriones no estaban tan molestos como los invitados pensaban que estar\u00edan cuando alguien no pudiera asistir.<\/p>\n
\u00abLos invitados tienen preocupaciones exageradas sobre hasta qu\u00e9 punto el rechazo enojar\u00e1 al que invita, indica que al invitado no le importa el que invita, hace que sea poco probable que el que invita ofrezca otra invitaci\u00f3n en el futuro, etc.\u00bb, dijeron los investigadores en un estudio publicado. por la Asociaci\u00f3n Americana de Psicolog\u00eda.<\/p>\n
Est\u00e1s invitado… \u00bfy ahora qu\u00e9?<\/h2>\n \u00bfPor qu\u00e9 estamos tan nerviosos de que rechazar invitaciones aniquile nuestra vida social? Dar la impresi\u00f3n de que no nos importa el anfitri\u00f3n es una raz\u00f3n obvia. El equipo de investigaci\u00f3n tambi\u00e9n cree que hay una explicaci\u00f3n adicional detr\u00e1s de esto: exageramos mentalmente cu\u00e1nto se concentra el invitado en el rechazo y subestimamos cu\u00e1nto considera lo que podr\u00eda estar pasando en nuestras cabezas y en nuestras vidas. Esto nos hace creer que no hay manera de que el que invita entienda cualquier excusa.<\/p>\n
Toda esta ansiedad significa que a menudo terminamos arrastr\u00e1ndonos de mala gana a ver una pel\u00edcula o cena navide\u00f1a o a esa infame fiesta de su\u00e9teres feos, y diciendo que s\u00ed a cada invitaci\u00f3n, incluso si eso eventualmente nos lleva al agotamiento navide\u00f1o.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nPara determinar si nuestros miedos est\u00e1n justificados, los psic\u00f3logos que realizaron el estudio se centraron en tres cosas. El primero fue rechazar invitaciones para actividades sociales divertidas, como patinar sobre hielo en el parque. El segundo foco fue hasta qu\u00e9 punto los invitados exageraron las consecuencias esperadas del rechazo. Finalmente, el tercer enfoque se centr\u00f3 en c\u00f3mo los invitados tambi\u00e9n exageraron en qu\u00e9 medida los anfitriones se vieron afectados por el rechazo en s\u00ed, en contraposici\u00f3n a las razones que dio el invitado para rechazar la invitaci\u00f3n.<\/p>\n
El espect\u00e1culo (o fiesta, o lo que sea) debe continuar<\/h2>\n Hubo un total de cinco experimentos que evaluaron si alguien que rechazaba una invitaci\u00f3n se sent\u00eda m\u00e1s ansioso de lo que deber\u00eda. En estos experimentos, los invitados eran los sujetos que ten\u00edan que rechazar una invitaci\u00f3n, mientras que los anfitriones eran los sujetos que ten\u00edan la tarea de reaccionar ante una invitaci\u00f3n rechazada.<\/p>\n
En el primer experimento, los sujetos imaginaron que un amigo hipot\u00e9tico los hab\u00eda inventado para una exhibici\u00f3n en un museo, pero rechazaron la invitaci\u00f3n. A continuaci\u00f3n, el invitado deb\u00eda describir las posibles consecuencias negativas de decir no. A otros sujetos de este experimento se les pidi\u00f3 que imaginaran ser quienes invitaban al amigo que los rechaz\u00f3 y que luego informaran c\u00f3mo se sentir\u00edan.<\/p>\n
La mayor\u00eda de los que se imaginaban ser los invitados sobrestimaron cu\u00e1l ser\u00eda la reacci\u00f3n del anfitri\u00f3n.<\/p>\n
Los invitados predijeron que un anfitri\u00f3n rechazado experimentar\u00eda enojo y decepci\u00f3n, y asumir\u00edan que al invitado no le importaba lo suficiente el anfitri\u00f3n. A largo plazo, tambi\u00e9n esperaban que su relaci\u00f3n con el anfitri\u00f3n se da\u00f1ara. No les preocupaba especialmente no ser invitados a eventos futuros o que los anfitriones tomaran represalias rechaz\u00e1ndolos si les enviaban invitaciones.<\/p>\n
Los cuatro experimentos restantes alteraron ligeramente las circunstancias y midieron estas mismas consecuencias potenciales, obteniendo resultados similares. El segundo experimento utiliz\u00f3 anfitriones e invitados que eran parejas en la vida real y que se daban invitaciones y rechazos reales en lugar de simplemente imaginarlos. Los invitados nuevamente sobrestimaron cu\u00e1n negativas ser\u00edan las reacciones de los anfitriones. En el tercer experimento, se pidi\u00f3 a observadores externos que leyeran un resumen de la invitaci\u00f3n y el rechazo y luego predijeran las reacciones de los anfitriones. Los observadores nuevamente pensaron que quienes invitaron reaccionar\u00edan mucho m\u00e1s negativamente de lo que realmente lo hicieron.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nEn el cuarto experimento, hab\u00eda m\u00e1s en juego porque se pidi\u00f3 a los sujetos que imaginaran el escenario de invitaci\u00f3n y rechazo que involucraba a un amigo real, aunque no estuviera presente en el experimento. Los invitados ten\u00edan que predecir qu\u00e9 tan negativa ser\u00eda la reacci\u00f3n de sus amigos a su respuesta y tambi\u00e9n la opini\u00f3n de sus amigos sobre por qu\u00e9 podr\u00edan haber rechazado. Quienes invitaban ten\u00edan que describir sus reacciones ante un rechazo y predecir las expectativas de sus amigos sobre c\u00f3mo reaccionar\u00edan. Los invitados tendieron a predecir m\u00e1s reacciones negativas que los anfitriones.<\/p>\n
Finalmente, en el quinto experimento tambi\u00e9n los sujetos trabajaron individualmente, esta vez poni\u00e9ndose en el lugar tanto del anfitri\u00f3n como del invitado. Tuvieron que leer y responder a un escenario de rechazo de invitaci\u00f3n desde la perspectiva de ambos roles, con el orden en que manejaban al anfitri\u00f3n y al invitado al azar. Quienes asumieron el papel de anfitriones se dieron cuenta por primera vez de que los anfitriones suelen empatizar con las razones por las que alguien no puede asistir, lo que hace que sea poco probable que predigan reacciones muy negativas ante una invitaci\u00f3n rechazada cuando se les pregunta m\u00e1s tarde.<\/p>\n
Sobreestimaci\u00f3n<\/h2>\n A pesar de sus diferencias, todos estos experimentos apuntan en una direcci\u00f3n similar. \u00abDe acuerdo con nuestra teorizaci\u00f3n, los invitados tendieron a sobreestimar las ramificaciones negativas del rechazo de la invitaci\u00f3n\u00bb, dijeron los investigadores en el mismo estudio.<\/p>\n
Evidentemente, la t\u00eda Tilly no se sentir\u00e1 muy decepcionada si su sobrino o sobrina favorito no puede asistir a su fiesta de su\u00e9teres feos este a\u00f1o; resulta que algunos eventos est\u00e1n programados en momentos especialmente inconvenientes. Sin embargo, este estudio no prob\u00f3 las ramificaciones de la disminuci\u00f3n de las invitaciones a eventos m\u00e1s importantes pero menos frecuentes, como bodas y baby showers. Seg\u00fan los resultados de eventos m\u00e1s peque\u00f1os, es probable que la idea de rechazar una invitaci\u00f3n de este tipo genere a\u00fan m\u00e1s ansiedad. La pregunta clave es si los anfitriones ser\u00e1n menos comprensivos con los grandes eventos.<\/p>\n
Givi y su equipo siguen se\u00f1alando que aceptar invitaciones puede tener efectos positivos. Los seres humanos se benefician de estar rodeados de otras personas y el aislamiento puede ser perjudicial. A\u00fan as\u00ed, debemos recordar que demasiado de algo bueno puede ser demasiado: todos necesitamos tiempo para recargarnos. Incluso con el gran sentimiento de obligaci\u00f3n que conlleva ser invitado a alg\u00fan lugar, rechazar una o dos invitaciones probablemente no iniciar\u00e1 un apocalipsis navide\u00f1o, a menos que su t\u00eda sea una excepci\u00f3n.<\/p>\n
Revista de Personalidad y Psicolog\u00eda Social, 2023. DOI: 10.1037\/pspi0000443.supp<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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