{"id":963848,"date":"2024-01-13T18:21:08","date_gmt":"2024-01-13T18:21:08","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-santa-misa-del-esqui\/"},"modified":"2024-01-13T18:21:10","modified_gmt":"2024-01-13T18:21:10","slug":"la-santa-misa-del-esqui","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-santa-misa-del-esqui\/","title":{"rendered":"La Santa Misa del esqu\u00ed"},"content":{"rendered":"


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En las carreras del Lauberhorn el deporte se convierte en un acontecimiento: 38.000 aficionados celebran a las estrellas y un poco a s\u00ed mismos. La Odiman\u00eda tambi\u00e9n alimenta el ambiente.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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En Wengen se celebra un servicio religioso cada dos semanas, pero aqu\u00ed s\u00f3lo se celebra la Santa Misa por el esqu\u00ed suizo una vez al a\u00f1o. Luego, decenas de miles peregrinan al Lauberhorn, mientras suenan los cencerros en lugar de las campanas de la iglesia. Y mucho antes del amanecer.<\/p>\n

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Los aficionados ser\u00e1n transportados hasta el pueblo de monta\u00f1a a partir de las 4:40 a. m. del d\u00eda de salida. En Lauterbrunnen se apretujan en el tren de cremallera, las ruedas chirr\u00edan y las tapas de las latas de cerveza se rompen. Hay una anticipaci\u00f3n exuberante. Encima del vag\u00f3n de equipajes abierto situado delante de la locomotora hay una bater\u00eda. Unas horas m\u00e1s tarde estar\u00e1 sobre la nieve a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar y se trabajar\u00e1 en \u00e9l fren\u00e9ticamente.<\/p>\n

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Conductores y aficionados se encuentran en el tren.<\/span><\/h2>\n

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La l\u00ednea ferroviaria que va a Wengen y luego a Kleine Scheidegg es el sustento de las carreras del Lauberhorn. No se puede llegar al pueblo en coche, incluso los atletas tienen que tomar el tren si quieren llegar a la salida. Hay carruajes reservados para ellos, pero a menudo se encuentran en medio de los aficionados. Se les vigila, pero se les deja en paz.<\/p>\n

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Las carreras son una mezcla de orgullo nacional, esp\u00edritu deportivo y fiesta folcl\u00f3rica.<\/h2>\n

flori\u00e1n primavera<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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S\u00f3lo los mejores expertos suizos tienen el privilegio de volar en helic\u00f3ptero. Esto, por supuesto, se aplica a Marco Odermatt, que no se deja atrapar por la man\u00eda de Odi durante su preparaci\u00f3n. Pero el mejor esquiador de hoy tambi\u00e9n est\u00e1 omnipresente: en los carteles publicitarios, en las pancartas de los aficionados, en la canci\u00f3n de Odi que suena por los altavoces.<\/p>\n

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El jurado se desplaza a la monta\u00f1a a las 8 de la ma\u00f1ana antes que los deportistas. Ella comprueba si la pista est\u00e1 lista para la carrera y, si es necesario, realiza peque\u00f1os retoques con la pala. Los miembros del jurado y los entrenadores se distinguen por el hecho de que no llevan casco y no llevan bastones. En las carreras de esqu\u00ed, el requisito del casco s\u00f3lo se aplica a los deportistas. Y los palos s\u00f3lo estorbar\u00edan cuando se trabajara en la monta\u00f1a. <\/p>\n

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Cuando el director de carrera, Markus Waldner, llega a la salida, un grupo de soldados con palas se deslizan ordenadamente por la curva de salida. Los hombres con trajes de camuflaje echar\u00e1n una mano m\u00e1s tarde cuando as\u00ed lo ordene el general de pista Waldner. En los altavoces del Start Bar suenan animados Schwyzer\u00f6rgeli, los primeros fans ya est\u00e1n all\u00ed, huele a caf\u00e9 Luz.<\/p>\n

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Por los altavoces suena Schwyzer\u00f6rgeli y huele a caf\u00e9 Luz.<\/h2>\n

flori\u00e1n primavera<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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No todos los aficionados son profesionales. Uno se\u00f1ala la casa de salida y pregunta: \u201cDisculpe. . . \u00bfLos atletas saldr\u00e1n m\u00e1s tarde?\u00bb. S\u00ed, pero a\u00fan as\u00ed tardar\u00e1s m\u00e1s de tres horas en llegar. Los helic\u00f3pteros traquetean por el aire, transportando material. Los voluntarios han llegado a la cima y preguntan: \u00abHola z\u00e4me, alegre B\u00fcez para \u00fcs?\u00bb<\/p>\n

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Martin Rufener tambi\u00e9n es una de las personas que viaj\u00f3 aqu\u00ed espec\u00edficamente para ayudar. Alguna vez fue entrenador en jefe en Suiza y luego en Canad\u00e1. Ahora trabaja como piloto de helic\u00f3ptero y apaga incendios forestales en Canad\u00e1 durante el verano. Ahora el equipo canadiense lo ha colocado en la Br\u00fcggli-S y le molesta que sus atletas no puedan controlar esta doble curva.<\/p>\n

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Odermatt lo repasa con soltura, pero es imposible copiar su l\u00ednea. Para Rufener, el trabajo temporal como entrenador s\u00f3lo dura hasta el final de la carrera. La pr\u00f3xima semana pilotar\u00e1 a sus clientes practicando heliesqu\u00ed en Canad\u00e1.<\/p>\n

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Una pista de nieve se convierte en zona de fiesta<\/span><\/h2>\n

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Se necesitan m\u00e1s de mil ayudantes para realizar este descenso. Pero los espectadores tambi\u00e9n est\u00e1n trabajando duro. Los anfitriones llegaron temprano a Girmschbiel, una pendiente frente al Hundschopf. Aqu\u00ed construyeron peque\u00f1as barreras para la nieve, colocaron sillas, incluso levantaron mesas e instalaron quemadores de gas. <\/p>\n

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Cada pocos metros chisporrotea una raclette y la gente revuelve una fondue. Afortunadamente, no tuvieron que cargar el refrigerador, la cerveza se mantiene fresca y agradable si pones las latas en la nieve. Un grupo de antiguos amigos de la universidad est\u00e1 aqu\u00ed por cuarta o quinta vez. Ahora hay caf\u00e9 y croissants, m\u00e1s tarde diversas formas de queso derretido.<\/p>\n

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Construyen barras para la nieve, colocan sillas y mesas, instalan quemadores de gas: los espectadores se ponen c\u00f3modos.<\/h2>\n

flori\u00e1n primavera<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Unos cuantos ni\u00f1os arrastran una figura de cart\u00f3n de tama\u00f1o natural de Wendy Holdener. Cuando se les pregunt\u00f3 si probablemente estaban en la carrera equivocada, respondieron: \u201cWendy est\u00e1 lesionada, as\u00ed que ahora puede mirar con nosotros\u201d. Comprendido.<\/p>\n

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Un poco m\u00e1s arriba, sobre la nieve asoman los cuellos de las botellas de champ\u00e1n. No se descorchar\u00e1 simplemente si gana Odermatt, dice alguien. De cualquier manera, aqu\u00ed la gente celebra. Los miembros del Guggenmusik, que se han colocado en medio de la multitud, tambi\u00e9n lo ven as\u00ed. Uno de ellos est\u00e1 trabajando en los bidones que fueron cargados en el tren por la ma\u00f1ana.<\/p>\n

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\u201cAhora viene nuestro orgullo nacional\u201d<\/span><\/h2>\n

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Regreso al siguiente remonte, hasta el inicio. Miles de personas se quedan all\u00ed y miran al cielo. No, no esperan una aparici\u00f3n de San Marcos, sino la Patrulla Suiza. Una mujer dice que en realidad s\u00f3lo vino por el espect\u00e1culo a\u00e9reo y que no estaba particularmente interesada en la carrera de esqu\u00ed. El Start-Bar ahora ha pasado de Hudig\u00e4\u00e4ggeler a pop y rock.<\/p>\n

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Miles de personas miran al cielo: aparici\u00f3n de la Patrouille Suisse. <\/h2>\n

flori\u00e1n primavera<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Justo antes de que los aviones rugieran, suena el himno nacional por los altavoces. Algunos fans cantan con las manos en el coraz\u00f3n. Cuando la \u00faltima nota se ha desvanecido, alguien grita: \u201c\u00a1Odi!\u201d La gente aplaude. Entonces un padre le dice a su hijo: \u201cAhora viene nuestro orgullo nacional\u201d. Y los aviones de combate ya est\u00e1n entrando con fuerza.<\/p>\n

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Las carreras del Lauberhorn son una colorida mezcla de orgullo nacional, deportividad y fiesta popular. Llevas una camiseta de Edelweiss y ondeas banderas suizas, comes queso y bebes Fendant. Pero esto parece m\u00e1s una postura que un fervor patri\u00f3tico. El p\u00fablico tambi\u00e9n es m\u00e1s joven de lo que cabr\u00eda esperar en un evento de estas caracter\u00edsticas. Se celebra un evento, como se hace en el festival de lucha libre o en el festival al aire libre.<\/p>\n

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Cabe se\u00f1alar que en Girmschbiel tambi\u00e9n hay una zona VIP, junto a la colina conquistada por la infanter\u00eda. 750 personas disfrutan de buena comida y bebida y disfrutan de las vistas al Hundschopf y al C\u00fcpli. La entrada costaba 950 francos y las 750 plazas se agotaron r\u00e1pidamente. Los asientos en el pueblo tampoco son baratos; Pag\u00f3 95 francos por la entrada del Lauberhorn.<\/p>\n

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Pero el dinero pasa a un segundo plano cuando finalmente comienza el gran espect\u00e1culo. En Girmschbiel suenan las campanas y, cuando se apaga el \u00faltimo repique, el p\u00fablico aplaude: el primer piloto ya est\u00e1 en camino. Un orador tambi\u00e9n calienta el ambiente. \u00ab\u00a1A los dispositivos! \u00a1A las campanas! \u00a1A las banderas!\u201d, cant\u00f3. Y luego: \u201c\u00a1Aqu\u00ed viene!\u201d<\/p>\n

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\u00c9l es el franc\u00e9s Adrien Th\u00e9aux. Mientras corre sobre la cabeza del perro, parece como si estuviera saltando desde el tercer piso. Luego pasa por el Canadian Corner y el resto s\u00f3lo se puede ver en la pantalla grande. Un poco m\u00e1s tarde se oye un fuerte ruido que baja del Girmschbiel: \u201c\u00a1Odi! \u00a1Odi! En cada tiempo parcial se escucha un \u201c\u00a1Oh!\u201d, un \u201c\u00a1Ah!\u201d El mejor momento: \u00a1levanten sus vasos, levanten sus latas de cerveza!<\/p>\n

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Pero entonces Aleksander Kilde cae en la meta S y parece que alguien lo ha desconectado. Los organizadores inmediatamente apagaron la m\u00fasica, el altavoz guard\u00f3 silencio y algunos j\u00f3venes removieron en silencio su fondue. Se necesita mucho tiempo hasta que Kilde sea rescatado en helic\u00f3ptero, y durante ese tiempo habr\u00e1 paz. La fiesta s\u00f3lo contin\u00faa cuando un corredor finalmente vuelve a estar en la caseta de salida.<\/p>\n

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Mientras corre hacia la l\u00ednea de meta, hay v\u00edtores y ajetreo nuevamente. El canadiense James Crawford es recibido como si hubiera ganado la carrera. Est\u00e1 a 4,4 segundos. Las gradas se convierten en un mar de banderas, y los gritos probablemente tambi\u00e9n alivian la tensi\u00f3n que se hab\u00eda acumulado mientras Kilde yac\u00eda en la nieve, no lejos de los espectadores.<\/p>\n

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Y entonces queda claro que Odermatt gan\u00f3 la carrera. La Odiman\u00eda comienza en la zona de meta y m\u00e1s tarde en la ceremonia de entrega de premios en el pueblo, que se convierte en la caba\u00f1a del festival. Mucha gente celebra hasta el cansancio. Hay trenes nocturnos hasta Lauterbrunnen. Y en lugar de las campanas del domingo, vuelven a sonar los cencerros.<\/p>\n

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