{"id":973307,"date":"2024-01-20T13:39:45","date_gmt":"2024-01-20T13:39:45","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/que-era-la-bodega\/"},"modified":"2024-01-20T13:39:47","modified_gmt":"2024-01-20T13:39:47","slug":"que-era-la-bodega","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/que-era-la-bodega\/","title":{"rendered":"\u00bfQu\u00e9 era la bodega?"},"content":{"rendered":"


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\n Foto: Cortes\u00eda de la artista, Galer\u00eda Pilar Corrias y Galerie Eva Presenhuber<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

En la d\u00e9cada de 1980, cuando viv\u00eda solo en un estudio sin calefacci\u00f3n y gratuito de 275 pies cuadrados, propiedad de una ex superestrella de Warhol que era heredera de una fortuna inmobiliaria, compraba exclusivamente en mis dos bodegas locales en la Avenida B. Abajo viv\u00edan traficantes de drogas. Sus perros patrullaban los pasillos. Me robaron m\u00e1s veces de las que puedo recordar, incluida una vez cuando desenroscaron la puerta de entrada de sus bisagras.<\/p>\n

Las bodegas eran oasis de relativa calma. Alphabet City, donde cada domingo cobra vida un encantador mercado de agricultores en Tompkins Square Park, alguna vez fue lo que podr\u00edamos llamar un vecindario desatendido, un desierto alimentario. Las bodegas, a menudo dirigidas entonces como ahora por gente de color, eran minicentros comerciales donde no s\u00f3lo se vend\u00edan frijoles enlatados y refrescos, sino tambi\u00e9n pa\u00f1ales, detergente, cigarrillos sueltos y cerveza. (Compr\u00e9 Marlboros sueltos durante a\u00f1os mientras intentaba dejar de fumar y no lo consegu\u00ed). Algunos vend\u00edan drogas. Otros ten\u00edan un gato acurrucado en la ventana, tomando una siesta entre cacer\u00edas de ratones. Podr\u00edas pagar a trav\u00e9s de un grueso plexigl\u00e1s mientras un par de clientes habituales se sentaban en cajas de pl\u00e1stico y te miraban de reojo. O re\u00eda y hablaba en espa\u00f1ol. Estos no eran necesariamente lugares en los que uno se quedaba. Pero no hubi\u00e9ramos sobrevivido sin ellos.<\/p>\n

Desde entonces, la bodega se ha convertido en un objeto de nostalgia suave. \u201cBodega Run\u201d del artista Tschabalala Self, un proyecto que recientemente abarc\u00f3 el Instituto Suizo durante s\u00f3lo tres d\u00edas, del 11 al 13 de enero, es un intento de evocarlo con mayor precisi\u00f3n, en lo que Self llama \u201cuna colecci\u00f3n de animales de barrio\u201d.<\/p>\n

Nacido en Harlem en 1990, Self es un mago de la materia, que combina pulpa de papel fundido, objetos encontrados y telas (terciopelo, encaje) para crear v\u00edvidas obras de escultura y pintura. No est\u00e1 atada a ning\u00fan medio en particular y se siente tan c\u00f3moda con el collage como con los retratos de gran formato. Su trabajo a menudo presenta hombres y mujeres negros fuertes en poses estilizadas o espacios imponentes, aunque ha realizado esculturas abyectas con piernas arqueadas y sin torsos. Todo es parte de lo que se ha convertido en una investigaci\u00f3n de larga duraci\u00f3n sobre las vicisitudes de la identidad afroamericana, aunque ese no es el l\u00edmite de sus preocupaciones. Su trabajo se extiende m\u00e1s all\u00e1 de este momento en ambas direcciones, el pasado y el futuro.<\/p>\n

\u201cBodega Run\u201d es como entrar a una tienda de comestibles de la mente. Self, que vive en Hudson Valley, estren\u00f3 el proyecto en la galer\u00eda londinense Pilar Corrias en 2017 y desde entonces lo ha actualizado y elaborado en el Hammer Museum de Los \u00c1ngeles y otros lugares. Las exhibiciones anteriores presentaron retratos de mujeres caminando por pasillos luminosos, cajas de metal y cortadas con l\u00e1ser, gatos negros hechos de madera contrachapada y naturalezas muertas de carnes de cabeza de jabal\u00ed. La \u00faltima versi\u00f3n de este proyecto ampli\u00f3 lo que podr\u00eda verse como la versi\u00f3n muy neoyorquina de Self de un C\u00e1mara de maravillas. <\/em>Aparentemente un evento para promover el nuevo libro de Self que recopila las obras de \u201cBodega Run\u201d, la inauguraci\u00f3n en el Swiss Institute estuvo repleta de gente ansiosa por que el artista firmara sus copias.<\/p>\n

En las paredes colgaban dos enormes retratos de un hombre y una mujer, respectivamente, contra una superficie de mosaico de envoltorios pintados de M&M, paquetes de vitamina C de Vicks y barras de Hershey, con un billete de un d\u00f3lar cosido en la superficie. Los colores pop y el embalaje animado sugieren una sensaci\u00f3n de asombro ante la abundancia de opciones que ofrece el mercado, pero las l\u00edneas tambaleantes de Self tambi\u00e9n te hacen sentir mareado, como si sus modelos estuvieran caminando a trav\u00e9s de un sal\u00f3n de espejos. Frente a las pinturas, Self apil\u00f3 grandes r\u00e9plicas de latas de frijoles La Morena, un juego de cajas Brillo de Warhol, que ofrece un comentario sobre las enga\u00f1osas comodidades de la producci\u00f3n en masa. En las paredes hab\u00eda modelos tridimensionales de papel fundido de art\u00edculos t\u00edpicos de las tiendas de la esquina, como 7UP y Clorox (dos tipos diferentes de veneno), mientras que en una esquina hab\u00eda cajas cubiertas de billetes de loter\u00eda raspables.<\/p>\n

En todas partes del programa de Self se pod\u00eda sentir una tensi\u00f3n. Por un lado, est\u00e1 su afecto por estas empresas familiares que son parte de un tapiz urbano moribundo; por el otro, su ambivalencia sobre la forma en que la pobreza y sus consecuencias (adicci\u00f3n, desnutrici\u00f3n, escapismo contraproducente) se reflejan en ellos y se perpet\u00faan a trav\u00e9s de ellos.<\/p>\n

Muchas de las funciones principales de la bodega se han vuelto redundantes debido a Whole Foods, las aplicaciones de entrega y Amazon Prime. Los comestibles y porros que venden las tiendas de marihuana legales y semilegales son ahora tan omnipresentes como las propias bodegas. Todo esto ha convertido a la bodega en un s\u00edmbolo rosado de la Nueva York anal\u00f3gica anterior a la gentrificaci\u00f3n, un lugar donde \u201clos dependientes compartir\u00e1n contigo las historias de sus vidas\u201d y a su vez \u201cte contar\u00e1n todas las formas en que est\u00e1s arruinando tu relaci\u00f3n rom\u00e1ntica\u201d. vida\u201d, como un neoyorquino Veces<\/em> El art\u00edculo de opini\u00f3n lo describi\u00f3 en 2017. No es exactamente as\u00ed.<\/p>\n

\u00bfEran las polvorientas bodegas de anta\u00f1o superiores a los espacios an\u00f3nimos y aplanados donde muchos de nosotros ahora compramos nuestra comida? Si y no. El show pop-up de Self fue un hito en un proyecto que demuestra que, especialmente en esta ciudad, no existe el amor sin complicaciones.<\/p>\n