{"id":983941,"date":"2024-01-28T02:23:38","date_gmt":"2024-01-28T02:23:38","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/al-firmar-cartas-abiertas-los-intelectuales-dejan-el-pensamiento-a-otros-se-esconden-detras-del-colectivo-y-se-degradan-a-activistas\/"},"modified":"2024-01-28T02:23:41","modified_gmt":"2024-01-28T02:23:41","slug":"al-firmar-cartas-abiertas-los-intelectuales-dejan-el-pensamiento-a-otros-se-esconden-detras-del-colectivo-y-se-degradan-a-activistas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/al-firmar-cartas-abiertas-los-intelectuales-dejan-el-pensamiento-a-otros-se-esconden-detras-del-colectivo-y-se-degradan-a-activistas\/","title":{"rendered":"Al firmar cartas abiertas, los intelectuales dejan el pensamiento a otros. Se esconden detr\u00e1s del colectivo y se degradan a activistas."},"content":{"rendered":"


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La letra colectiva se ha convertido en un deporte popular en tiempos de crisis. Su efectividad tiende a ser nula y el da\u00f1o que causa principalmente al remitente.<\/p>\n

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La premio Nobel francesa de literatura Annie Ernaux es extremadamente generosa a la hora de expresar protesta o solidaridad con su firma. <\/h2>\n

Anders Wiklund\/AP<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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En Alemania, los agricultores protestan y los maquinistas est\u00e1n en huelga. Y ya hay una sensaci\u00f3n de alarma. Las cosas podr\u00edan empeorar mucho. Porque ahora la cultura tambi\u00e9n est\u00e1 en huelga. Algunos DJs de renombre internacional se niegan a participar en un festival de m\u00fasica electr\u00f3nica en Berl\u00edn como protesta. Consideran insoportable el \u201cclima de represi\u00f3n\u201d que supuestamente prevalece en Alemania.<\/p>\n

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Se han unido a un llamamiento de boicot que se public\u00f3 hace dos semanas con el nombre \u201cHuelga Alemania\u201d y pide a los artistas y trabajadores culturales de todo el mundo que dejen de trabajar en Alemania. Los autores an\u00f3nimos de la convocatoria de huelga exigen que las autoridades alemanas protejan lo que afirman es una libertad de expresi\u00f3n enormemente restringida. Casi 1.500 personas e instituciones han firmado ya la declaraci\u00f3n de boicot.<\/p>\n

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Uno de ellos es el director Ayo Tsalithaba, originario de Ghana y residente en Canad\u00e1, que retir\u00f3 de la Berlinale su pel\u00edcula \u201cAtmospheric Arrivals\u201d. No puede conciliar la participaci\u00f3n con su conciencia, dice en<\/p>\n

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Esta descripci\u00f3n de la situaci\u00f3n alemana, distorsionada hasta convertirla en una caricatura, encaja perfectamente en la imagen distorsionada creada por el llamamiento al boicot. Entre otras cosas dice: \u00abEn lugar de abordar su propia pol\u00edtica racista y cada vez m\u00e1s neofascista, los medios y los pol\u00edticos alemanes se apresuran a culpar a la poblaci\u00f3n \u00e1rabe y musulmana de Alemania del llamado antisemitismo importado\u00bb.<\/p>\n

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Boicot sin consecuencias<\/span><\/h2>\n

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Entre los firmantes m\u00e1s destacados del boicot se encuentran: la premio Nobel de literatura Annie Ernaux<\/a>el americano Fil\u00f3sofa Judith Butler<\/a> y Catherine David, curadora de la Documenta de Kassel en 1997. Conocen Alemania por experiencia propia. El hecho de que se sumen a un boicot cuyos autores denuncian la pol\u00edtica alemana como racista y neofascista no es exactamente un testimonio de su capacidad para distinguir entre el an\u00e1lisis pol\u00edtico y las tonter\u00edas superiores. Lo mismo se aplica a los artistas de Suiza y Alemania que firmaron conjuntamente la convocatoria. Quiz\u00e1s ellos tambi\u00e9n lo sepan mejor.<\/p>\n

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Las consecuencias del boicot seguir\u00e1n siendo manejables. La firma de Annie Ernaux no significa nada m\u00e1s all\u00e1 de su contenido simb\u00f3lico y del peso de la reputaci\u00f3n de la escritora. Tambi\u00e9n se podr\u00eda decir: ni siquiera ella misma se toma en serio su amenaza de boicot. No prohibir\u00e1 a la editorial Suhrkamp vender sus libros. Y los teatros alemanes que en las pr\u00f3ximas semanas presentar\u00e1n dramatizaciones de sus novelas no tienen por qu\u00e9 cancelar sus estrenos. Annie Ernaux no pone en riesgo ni sus ingresos ni su reputaci\u00f3n.<\/p>\n

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Probablemente ni siquiera sepa el contenido exacto de la llamada. Despu\u00e9s de todo, no se puede leer detenidamente cada petici\u00f3n y cada carta abierta antes de firmarla. Lo principal es mostrar solidaridad con quienes supuestamente est\u00e1n oprimidos o preocupados por la injusticia. En marzo de 2023, Annie Ernaux firm\u00f3 una carta abierta contra la violencia sexual por parte de la polic\u00eda francesa. En mayo pidi\u00f3 la liberaci\u00f3n del periodista argelino encarcelado Ihsane al-Kadi. En junio firm\u00f3 un llamamiento en apoyo de la actriz Amber Heard y en octubre advirti\u00f3, junto con numerosos artistas, de las consecuencias de la IA para la creaci\u00f3n art\u00edstica.<\/p>\n

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Nada de esto es reprobable. Al contrario, el compromiso exige respeto. No hay nada deshonroso en utilizar la propia reputaci\u00f3n como moneda de cambio en una batalla de opiniones o para apoyar a quienes est\u00e1n siendo perseguidos. Pero es como cualquier moneda que tiene demasiada en circulaci\u00f3n: se deval\u00faa.<\/p>\n

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Una firma as\u00ed pierde especialmente credibilidad y, por tanto, peso cuando se la coloca bajo un llamamiento como \u201cHuelga Alemania\u201d, que difunde tonter\u00edas y divide al mundo en buenos y malos seg\u00fan una simple cuadr\u00edcula. Amigos y enemigos est\u00e1n divididos aqu\u00ed a lo largo de la l\u00ednea del conflicto entre Israel y Ham\u00e1s.<\/p>\n

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Los artistas son expertos en matices y ambig\u00fcedades. Sin embargo, algunas personas parecen olvidar, en su entusiasmo por mejorar el mundo, que en realidad no existe una soluci\u00f3n sencilla. Tambi\u00e9n en este caso las condiciones son siempre m\u00e1s confusas de lo que uno podr\u00eda pensar a primera vista. La firma de un panfleto que acusa a Israel de genocidio y de la complicidad de Alemania en \u00e9l atestigua, sobre todo, la capitulaci\u00f3n intelectual ante un mundo que no es en modo alguno tan subcomplejo como les gustar\u00eda a las personas inteligentes y de pensamiento sencillo.<\/p>\n

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Las cartas abiertas son una tonter\u00eda.<\/span><\/h2>\n

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Las numerosas crisis de nuestro tiempo han dado un enorme impulso al popular deporte de escribir cartas colectivas. Esto dijo el canciller Olaf Scholz tras el ataque de Rusia a Ucrania dos cartas abiertas<\/a> recibir. En un caso se le pidi\u00f3 que entregara armas a Ucrania y en el otro que no lo hiciera. Desde entonces, el medio de la ep\u00edstola p\u00fablica colectiva ha seguido abriendo nuevos campos.<\/p>\n

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La semana pasada, los obispos alemanes pidieron a la gente que no votara por el AfD. Los viajeros suizos exigieron a la consejera federal Elisabeth Baume-Schneider que condene la campa\u00f1a \u201cNi\u00f1os de la carretera rural\u201d como genocidio cultural. Y alrededor de 250 multimillonarios escribieron una carta a la \u00e9lite pol\u00edtica reunida en Davos, suplic\u00e1ndoles que por fin les impongan impuestos adecuados.<\/p>\n

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Se puede decir con seguridad que el n\u00famero de cartas abiertas es inversamente proporcional a su eficacia. Por regla general, se esfuman como desperdicio y no causan ning\u00fan da\u00f1o. Esto los hace a\u00fan m\u00e1s propensos a tener efectos secundarios insidiosos en sus remitentes. Porque las cartas abiertas son una especie de mensaje en una botella para el futuro: nunca se sabe cu\u00e1ndo llegar\u00e1n a qui\u00e9n. Y hasta hoy las firmas eran generalmente gratuitas, pero ahora tienen un precio, aunque el remitente a\u00fan no sabe qu\u00e9 precio exigir\u00e1 alg\u00fan d\u00eda el destinatario.<\/p>\n

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El curador y artista ginebrino Mohamed Almusibli podr\u00eda contarle un par de cosas al respecto. A mediados de noviembre ser\u00e1 presentado como nuevo director de la Basel Kunsthalle. S\u00f3lo pas\u00f3 un d\u00eda cuando dos cartas abiertas que hab\u00eda firmado un mes antes volaron por sus o\u00eddos.<\/p>\n

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El primero fue de Tilda Swinton<\/a> se inici\u00f3 y conden\u00f3 a los gobiernos occidentales no s\u00f3lo por tolerar cr\u00edmenes de guerra en Gaza, sino tambi\u00e9n por ayudarlos e instigarlos. La segunda carta fue publicada en la plataforma \u201cThe Arts Community\u201d y hablaba de cr\u00edmenes contra la humanidad y genocidio en Gaza. Inicialmente, en ambas cartas no se mencionaba la masacre de civiles israel\u00edes por parte de Ham\u00e1s.<\/p>\n

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El Basler Zeitung hizo p\u00fablico el asunto y plante\u00f3 la pregunta t\u00e1cita de si Mohamed Almusibli era un director adecuado de la Kunsthalle en tales condiciones. Un gran n\u00famero de artistas tard\u00f3 menos de una semana en escribir dos cartas abiertas. \u00bfDe qu\u00e9 otra manera? \u2013 expres\u00f3 su solidaridad con el director designado de Kunsthalle. <\/p>\n

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Lo que parece una farsa basada en un gui\u00f3n de segunda categor\u00eda es en realidad un duro despertar tras una quiebra intelectual. La cuesti\u00f3n de si Mohamed Almusibli fue agraviado puede dejarse de lado con seguridad. Su remordimiento expresado p\u00fablicamente por las firmas firmadas irreflexivamente sugiere que no encontr\u00f3 las gestiones en su contra completamente injustificadas.<\/p>\n

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Credibilidad da\u00f1ada<\/span><\/h2>\n

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De mayores consecuencias es la autodevaluaci\u00f3n y la autoabolici\u00f3n del intelectual p\u00fablico en el momento en que se esconde detr\u00e1s de un colectivo y firma una carta abierta. Hasta entonces se consideraba un individuo que contaba entre sus ventajas el uso independiente de la raz\u00f3n, pero ahora se desempodera y, con su firma, delega el pensamiento en un grupo que tambi\u00e9n puede permanecer en el anonimato. La argumentaci\u00f3n autorresponsable es reemplazada por una expresi\u00f3n barata de simpat\u00eda que no requiere esfuerzo mental ni moral por parte del remitente.<\/p>\n

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La carta abierta con sus declaraciones apod\u00edcticas y sus simples visiones del mundo no es m\u00e1s que una terminaci\u00f3n de la conversaci\u00f3n con el pretexto de buscar conversaci\u00f3n. Cuando el intelectual se refugia detr\u00e1s del cuerpo colectivo, renuncia a lo que lo define: ya no discute, se degrada a s\u00ed mismo hasta convertirse en un activista.<\/p>\n

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\u00bfQu\u00e9 les sucede a los artistas que se entregan complacientemente al activismo pol\u00edtico colectivo? El a\u00f1o pasado se pudo ver en la Documenta de Kassel.<\/a> El kitsch pol\u00edtico se mezcl\u00f3 con un crudo antisemitismo.<\/p>\n

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El activismo caracter\u00edstico de Annie Ernaux tambi\u00e9n tendr\u00e1 consecuencias, aunque no parezca poner nada en riesgo. Pero su credibilidad y honestidad intelectual se ver\u00e1n da\u00f1adas. Cuando alguien como ella, cuya existencia art\u00edstica est\u00e1 indisolublemente ligada a la autenticidad de su lenguaje individual, deja que otros hablen por s\u00ed misma, algo se rompe. A partir de ahora, la sospecha ensombrecer\u00e1 sus libros y todo lo que diga p\u00fablicamente. \u00bfEs ella quien habla? \u00bfO deja que alguien m\u00e1s hable por s\u00ed mismo, incluso muchos otros?<\/p>\n

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