{"id":991013,"date":"2024-02-01T22:18:42","date_gmt":"2024-02-01T22:18:42","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/feud-ve-a-capote-en-blanco-y-negro\/"},"modified":"2024-02-01T22:18:45","modified_gmt":"2024-02-01T22:18:45","slug":"feud-ve-a-capote-en-blanco-y-negro","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/feud-ve-a-capote-en-blanco-y-negro\/","title":{"rendered":"Feud ve a Capote en blanco y negro"},"content":{"rendered":"


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Es una especie de logro hacer que el Baile Blanco y Negro, uno de los trucos sociales m\u00e1s infames de Truman Capote, parezca aburrido. Pelea: Capote contra los cisnes<\/em> dedica un episodio de flashback a la \u201cfiesta del siglo\u201d de Capote en 1966 en el Hotel Plaza, donde los invitados llevaban m\u00e1scaras, los manteles eran rojos y la lista de invitados inclu\u00eda a todos, desde Andy Warhol hasta Lynda Bird Johnson. Fue el punto culminante de cierto tipo de exceso estadounidense, pronto visto con menos cari\u00f1o a la luz de la guerra de Vietnam, y una \u00e9poca en la que los escandalosos y aristocr\u00e1ticos se met\u00edan todos en la misma licuadora de celebridad: lo que cada Met Ball ahora quiere serlo. Feudo <\/em>aborda el espect\u00e1culo a trav\u00e9s de un documental en blanco y negro, inventado con el fin de contar historias, en el que Capote se arregla y se prepara para el baile mientras acompa\u00f1a a su grupo de damas de la alta sociedad con la promesa de que una ser\u00e1 la invitada de honor. El espect\u00e1culo ofrece la malicia, el glamour y los hechos, como que Capote sirvi\u00f3 a todos espaguetis y picadillo de pollo junto con champ\u00e1n. Pero pasa por alto una visi\u00f3n m\u00e1s profunda de por qu\u00e9 la lista de invitados de Capote fue tan revolucionaria o de c\u00f3mo la sociedad de los a\u00f1os 60 estaba cambiando a medida que suced\u00eda. Feudo<\/em> Elige temas m\u00e1s f\u00e1ciles. Capote est\u00e1 perseguido por el fantasma de su madre (Jessica Lange), quien monologa con evidente acento sobre su resentimiento de clase. (\u00a1No m\u00e1s narraciones a trav\u00e9s de fantasmas, por favor!) La invitada de honor Katharine Graham se presenta como una ocurrencia tard\u00eda, un s\u00edmbolo de la traici\u00f3n de Capote a sus cisnes. Tendr\u00edas que hacer tu propia investigaci\u00f3n para aprender m\u00e1s sobre el editor del Washington Correo<\/em>.<\/p>\n

Siete a\u00f1os despu\u00e9s de su primera temporada, que recalent\u00f3 tibiamente las peleas entre Joan Crawford y Bette Davis, la serie antol\u00f3gica de Ryan Murphy regresa para representar una batalla m\u00e1s conceptual: Capote adoraba y era adorado por sus cisnes, estas mujeres de la jet-set, en su mayor\u00eda neoyorquinas. Luego los traicion\u00f3 por amor al arte (o tal vez como una forma de morderse las manos que lo alimentaban y suicidarse en su carrera; todo es discutible). En 1975, don<\/em> public\u00f3 un extracto apenas an\u00f3nimo de su novela planeada Oraciones contestadas<\/em>, \u201cLa C\u00f4te Basque, 1965\u201d, que muestra todos los trapos sucios de su c\u00edrculo \u00edntimo (literalmente, hay un pasaje sobre una amante que deja sangre menstrual en la tapicer\u00eda). Los Cisnes, liderados por la famosa y bella y elegante \u201cBabe\u201d Paley, congelaron a Truman en represalia. Su carrera, ya tambaleante, nunca se recuper\u00f3. Muri\u00f3 en 1984 por insuficiencia hep\u00e1tica tras a\u00f1os de abuso de drogas y alcohol. Oraciones contestadas<\/em> inconcluso.<\/p>\n

Es todo un material muy rico y, como muchas series producidas por Murphy, Feudo <\/em>comienza con un piloto convincente. Capote contra los cisnes<\/em> est\u00e1 todo escrito por Jon Robin Baitz, dramaturgo y creador de Hermanos hermanas<\/em>y dirigida principalmente por Gus Van Sant (Leche<\/em>, Mi Idaho privado<\/em>, y mucho m\u00e1s). Hacen buen uso de un conjunto bien armado: Naomi Watts, que siempre merece un material ligeramente mejor que el que le dan, aporta su fragilidad educada a Babe, una mujer atrapada por la adoraci\u00f3n que gener\u00f3. Treat Williams, en su \u00faltima actuaci\u00f3n filmada como el mujeriego marido de Babe, el director de CBS, Bill Paley, es a la vez c\u00e1lido y brutalmente chovinista: con diferencia, el mejor trabajo de la serie. Como los propios cisnes, Feudo <\/em>presenta a mujeres justo al borde de la apreciaci\u00f3n camp: Diane Lane entregando los m\u00e1s duros desprecios como la realeza de California Slim Keith; Chlo\u00eb Sevigny regalando la melanc\u00f3lica realeza WASP como CZ Guest; Calista Flockhart indagando en las inseguridades de Lee Radziwill (hermana de Jackie Kennedy); Demi Moore como la inestable Ann Woodward, quien, seg\u00fan Capote, mat\u00f3 intencionalmente a su marido; y Molly Ringwald como Joanne Carson, m\u00e1s indulgente y residente en la costa oeste (casada con Johnny, por un tiempo). Una vez que Capote (Tom Hollander) comienza a revelar sus secretos en el primer episodio, obtienes todas las escenas previas dignas de broma.Amas de casa<\/em> zingers por los que quiz\u00e1s hayas venido a la serie. Ann se inclina hacia Truman y lo llama \u00abpeque\u00f1o maric\u00f3n venenoso\u00bb. Babe se refiere a \u00e9l como un \u00abbuf\u00f3n de la corte homosexual\u00bb. CZ enciende un cigarrillo y murmura: \u00ab\u00c9l tiene una m\u00e1quina de escribir y t\u00fa no\u00bb. Truman respondi\u00f3 de inmediato y le anunci\u00f3 a Woodward que \u00abpens\u00e9 en ser un maric\u00f3n y mostrarte lo que un maric\u00f3n puede hacer cuando est\u00e1 enojado\u00bb.<\/p>\n

El conflicto mutuamente depredador entre mujeres heterosexuales y hombres homosexuales se encuentra en el coraz\u00f3n de esta temporada, y es una din\u00e1mica que vale la pena seguir con una serie, si tan solo la serie pudiera superar su comprensi\u00f3n superficial. En los \u00faltimos a\u00f1os, hemos visto investigaciones similares sobre las formas en que las palabras con F y las brujas pueden usarse y abusar entre s\u00ed, como en Maestro<\/em> o El loto blanco<\/em> o incluso la din\u00e1mica madre-hijo en Todos nosotros extra\u00f1os<\/em>. Feudo <\/em>describe algunos detalles de la vida gay de mediados de siglo (la apertura y elisi\u00f3n simult\u00e1neas que requer\u00eda el armario anterior a Stonewall) con un detalle convincente; Al principio, vemos a Capote navegando en busca de comercio (Russell Tovey) en los Ba\u00f1os Rusos y luego, desastrosamente, llev\u00e1ndolo a almorzar con los Swan. Pero Feudo<\/em> se obsesiona con interpretaciones predecibles del conflicto. Las mujeres est\u00e1n atrapadas y son a\u00fan m\u00e1s privilegiadas, y Capote es a la vez su sirviente y su titiritero. Se trata de una representaci\u00f3n cierta, pero sencilla, que podr\u00eda enriquecerse con m\u00e1s especificidad, pero no lo est\u00e1.<\/p>\n

Los \u00faltimos episodios de Feud cambian a un modo m\u00e1s melanc\u00f3lico cuando Capote reflexiona sobre lo que su maldad ha provocado -un ritmo que merece una pausa para la introspecci\u00f3n cuando el sustento de uno depende de ser gay, ingenioso y malo-, pero estos episodios se estancan dram\u00e1ticamente. Porque Feudo<\/em> Utiliza la \u00fanica fisura importante en este conflicto, la publicaci\u00f3n de \u201cLa C\u00f4te Basque\u201d, en su estreno, la serie confunde la l\u00ednea de tiempo a medida que avanza, deshaci\u00e9ndose la coherencia con cada episodio que pasa. Hollander, rodeado por representaciones m\u00e1s famosas de Capote, enfatiza los tics vocales y la extravagancia de Truman, ofreciendo una actuaci\u00f3n que es convincentemente t\u00edmida y herida, pero pierde la oportunidad de revelar m\u00e1s la vulnerabilidad del personaje. Los escritos de Baitz, para ser justos, no le dan mucho espacio. El di\u00e1logo nunca deja de ser acertado, especialmente en un episodio imperdonablemente torpe en el que Capote deambula con su colega gay James Baldwin (en la vida real, los dos no eran cercanos) discutiendo, entre otras cosas, si Capote es racista. Como Baldwin, Chris Chalk hace lo mejor que puede con el material, pero la escena parece mal, los personajes hablan como si vivieran en 2024 en lugar de en su propia era. Se pierde la sensaci\u00f3n de que hay personas reales viviendo en la historia y, en cambio, se ve a un escritor comentando desde la distancia.<\/p>\n

Es una cr\u00edtica de mala calidad sugerir que una obra de arte represente lo que quieres en lugar de aquello en lo que se elige centrarse, pero simplemente queda mucho fuera de Capota<\/em> contra los cisnes<\/em>‘ marco. \u00bfQu\u00e9 pasa, por ejemplo, con la relaci\u00f3n de Capote con Harper Lee? Los dos crecieron juntos, estuvieron muy involucrados en el trabajo del otro (como lo han explorado estudios recientes, ella fue crucial para En sangre fria<\/em>), luego se separaron tan pronto como Matar a un ruise\u00f1or<\/em> se convirti\u00f3 en un \u00e9xito de ventas. (\u201cHice algo que Truman no pudo perdonar\u201d, fue su frase. \u201cEscrib\u00ed una novela que se vendi\u00f3\u201d). No ver\u00e1s eso en Feudo<\/em>, pero \u00bfno ser\u00eda un contrapunto intrigante a su din\u00e1mica con los Swans? \u00bfY d\u00f3nde est\u00e1 el inter\u00e9s por los propios escritos de Capote? Cuando sigues describiendo a los escritores como depredadores, debes explorar si la carne vale la pena. Por muy viscoso que pudiera ser Capote, traspas\u00f3 la piel de la vida social para mostrar la anatom\u00eda interior de una manera que Feudo<\/em> nunca lo hace. Capote contra los cisnes<\/em> Nos da mucha superficie de Capote, de los bons mots p\u00fablicos, pero tiene problemas para entrar en su ser creativo. Hay un fest\u00edn en el caos de la vida de Capote, pero Feudo<\/em> picadillo de pollo servido.<\/p>\n<\/p><\/div>\n


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