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La raz\u00f3n de la longevidad de la Ley Jones, dice Colin Grabow, investigador del Instituto Cato, un grupo de expertos libertario, es que si bien tiende a beneficiar s\u00f3lo a unas pocas personas y empresas, la ley pasa desapercibida porque hay muchos pagadores que comparten el aumento de costos.<\/p>\n
La Ley Jones forma parte de una serie de leyes proteccionistas (que se remontan a la Ley Arancelaria de 1789) dise\u00f1adas para impulsar las industrias mar\u00edtimas estadounidenses. La existencia de la Ley Jones estaba destinada a garantizar un suministro listo de barcos y marineros en caso de guerra. Sus autores razonaron que la protecci\u00f3n contra la competencia extranjera fomentar\u00eda eso.<\/p>\n
\u00abEl estadounidense promedio no tiene idea de que la Ley Jones existe\u00bb, dice Grabow. \u00abNo supone un cambio de vida para mucha gente\u00bb, a\u00f1ade. Pero \u00abtodos los estadounidenses se ven perjudicados por la Ley Jones\u00bb. En este caso, eso se logra frenando la capacidad de Estados Unidos para alcanzar sus propios objetivos de energ\u00eda e\u00f3lica.<\/p>\n
Grabow dice que quienes m\u00e1s expresan su opini\u00f3n sobre la ley (las personas que construyen, operan o sirven en barcos que cumplen con las normas) generalmente quieren mantenerla vigente.<\/p>\n
Por supuesto, con el lento despliegue de la energ\u00eda e\u00f3lica marina en el pa\u00eds est\u00e1n sucediendo m\u00e1s cosas que una simple ley de transporte mar\u00edtimo de un siglo de antig\u00fcedad. Se necesitaron una serie de factores para hundir las instalaciones Ocean Wind planeadas en Nueva Jersey, dice Abraham Silverman, experto en energ\u00eda renovable de la Universidad de Columbia en Nueva York.<\/p>\n
En \u00faltima instancia, dice Silverman, el aumento de las tasas de inter\u00e9s, la inflaci\u00f3n y otros factores macroecon\u00f3micos atraparon los proyectos de Nueva Jersey en su etapa m\u00e1s vulnerable, inflando los costos de construcci\u00f3n despu\u00e9s de que \u00d8rsted ya hab\u00eda asegurado su financiamiento.<\/p>\n
A pesar de los reveses, el potencial de generaci\u00f3n de energ\u00eda e\u00f3lica marina en Estados Unidos es enorme. El NREL estima que los parques e\u00f3licos marinos de fondo fijo en el pa\u00eds podr\u00edan generar te\u00f3ricamente unos 1.500 gigavatios de energ\u00eda, m\u00e1s de lo que Estados Unidos es capaz de generar hoy.<\/p>\n
Hay mucho que Estados Unidos puede hacer para que su expansi\u00f3n hacia la energ\u00eda e\u00f3lica marina sea m\u00e1s eficiente. Y ah\u00ed es donde debemos centrarnos ahora mismo, dice Matthew Shields, ingeniero del NREL especializado en econom\u00eda y tecnolog\u00eda de la energ\u00eda e\u00f3lica.<\/p>\n
\u00abSi construimos 15, 20 o 25 gigavatios de energ\u00eda e\u00f3lica marina para 2030, eso probablemente no cambie mucho la situaci\u00f3n desde una perspectiva clim\u00e1tica\u00bb, dice Shields. Pero si la construcci\u00f3n de esas primeras turbinas permite al pa\u00eds construir 100 o 200 gigavatios de capacidad e\u00f3lica marina para 2050, dice, entonces eso marca la diferencia. \u00abSi hemos solucionado todos estos problemas y nos sentimos bien con el avance de nuestro desarrollo sostenible, para m\u00ed creo que es una verdadera victoria\u00bb.<\/p>\n
Pero hoy en d\u00eda, algunos de los problemas de la industria e\u00f3lica marina surgen, ineludiblemente, de la Ley Jones. Esas ineficiencias significan p\u00e9rdida de d\u00f3lares y, quiz\u00e1s lo m\u00e1s importante en la carrera hacia la neutralidad de carbono, p\u00e9rdida de tiempo.<\/p>\n<\/div>\n