{"id":998420,"date":"2024-02-07T04:36:49","date_gmt":"2024-02-07T04:36:49","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/algunas-notas-editoriales-sobre-the-connector\/"},"modified":"2024-02-07T04:36:52","modified_gmt":"2024-02-07T04:36:52","slug":"algunas-notas-editoriales-sobre-the-connector","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/algunas-notas-editoriales-sobre-the-connector\/","title":{"rendered":"Algunas notas editoriales sobre The Connector"},"content":{"rendered":"


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\n Foto: Joan Marcus\/todos los derechos reservados<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

La tentaci\u00f3n, cuando ves una obra de arte sobre un mundo con el que est\u00e1s \u00edntimamente familiarizado, es sacar un bol\u00edgrafo rojo mientras miras y anotar todos los lugares donde los hechos no est\u00e1n bien. No es necesariamente una manera saludable o caritativa de responder, y si el resto del art\u00edculo es coherente y atractivo en sus propios t\u00e9rminos, no deber\u00eda importar, pero puede ser dif\u00edcil resistir el impulso instintivo de decir: \u201cbueno, , no es as\u00ed como funciona\u201d. Todo eso se vuelve mucho m\u00e1s dif\u00edcil cuando un programa busca ese tipo de respuesta, como ocurre con El<\/em> Conector<\/em>un nuevo musical de Jason Robert Brown sobre trabajar (y, de hecho, verificar datos) en una famosa revista de Nueva York.<\/p>\n

Para ser justo, El conector <\/em>est\u00e1 ambientado a finales de la d\u00e9cada de 1990, una era para esos medios que era mucho m\u00e1s saludable que en la que he trabajado. No hay solos sobre optimizaci\u00f3n SEO o cifras de producci\u00f3n sobre fusiones y despidos, para bien o para mal. Un joven graduado de Princeton llamado Ethan Dobson (Ben Levi Ross) ha tenido la suerte de conseguir un excelente trabajo en una revista, que a su vez se llama El conector<\/em>, con un editor en jefe leonino llamado Conrad O’Brien (Scott Bakula), que surgi\u00f3 en los d\u00edas del nuevo periodismo con personas como Tom Wolfe. El lugar tiene un legado que mantener y un famoso departamento de verificaci\u00f3n de datos; el ambiente est\u00e1 en alg\u00fan lugar entre el de El neoyorquino<\/em>, La Nueva Rep\u00fablica<\/em>, y la revista que paga mis propias facturas, pero acaba de ser comprada por nuevos propietarios que buscan una buena rentabilidad, lo que nos proporciona las necesarias nubes de tormenta de peligrosos incentivos capitalistas en el horizonte. Adem\u00e1s, varada en el escritorio de la revista, est\u00e1 Robin Mart\u00ednez (Hannah Cruz), que sue\u00f1a con publicar su propio trabajo, pero no puede entrar en el club de viejos chicos blancos de la misma manera que Ethan puede y lo hace.<\/p>\n

Brown y la directora Daisy Prince, que colabor\u00f3 \u200b\u200bcon el compositor en Canciones para un mundo nuevo<\/em> y Los \u00faltimos cinco a\u00f1os <\/em>y concibieron este proyecto, son buenos para establecer el mohoso asombro que atrae a cierto tipo de persona a una instituci\u00f3n sagrada. Tanto Ethan como Robin est\u00e1n cautivados por El conector<\/em>de la historia, y desde el principio participan en una especie de himno comunitario al legado de la revista, en el que la partitura de teclado de Brown recuerda el sonido de la gente escribiendo. Brown dramatiza bien sus fantas\u00edas al principio de su carrera: cuando los dos toman unas copas en un bar despu\u00e9s de que se publica el primer art\u00edculo de Ethan (elecci\u00f3n precisa), comparten un dueto sobre c\u00f3mo abandonar sus estados de origen por la emoci\u00f3n de estar en Nueva York. \u201cTodo el mundo es un idiota en Texas\u201d, dice, \u201cespecialmente Dallas\u201d, un verdadero neoyorquino del alma. Entrecierra los ojos y est\u00e1s viendo otra versi\u00f3n de Los \u00faltimos cinco a\u00f1os<\/em>Son Jamie y Cathy, hasta su no-no<\/em>-Habilidad de escritura autobiogr\u00e1fica de ni\u00f1a prodigio y su resentimiento latente. Ella tambi\u00e9n recibe una canci\u00f3n de despedida m\u00e1s adelante, aunque la versi\u00f3n de Brown de la furia en nombre de las mujeres agraviadas es tan abrasadora como inespec\u00edfica.<\/p>\n

\u00c9ste es el punto en el que los hechos, en El conector<\/em>, empieza a volverse borroso. Eso es en parte intencional: las historias de Ethan, a medida que tiene cada vez m\u00e1s \u00e9xito, parecen demasiado buenas para ser verdad, y probablemente lo sean. Aunque el libro, de Jonathan Marc Sherman, tarda demasiado en llegar a esa revelaci\u00f3n, eso no es exactamente un spoiler. Prince, Brown y el escritor Jonathan Marc Sherman han hablado de haberse inspirado en los casos de Stephen Glass, quien invent\u00f3 una serie de historias para La Nueva Rep\u00fablica<\/em>y Jayson Blair, quien lo hizo en el Veces<\/em>. (El conector<\/em> podr\u00eda simplemente llamarse Vidrio roto<\/em>: El musical<\/em>, hasta el hecho de que Ben Levi Ross, con una voz ronca y gafas delicadas, seguramente te recordar\u00e1 a un joven Hayden Christensen.) Dobson comienza con caracter\u00edsticas de inter\u00e9s humano, pero luego pasa a primicias pol\u00edticas, afirmando haber encontrado un hombre con una cinta de v\u00eddeo de un alcalde fumando crack con un adolescente, un punto de la trama que tambi\u00e9n evoca a Gawker y la grabaci\u00f3n de Rob Ford. El art\u00edculo es una trampa para su jefe, quien pasa por encima de los verificadores de datos para publicarlo.<\/p>\n

All\u00ed mismo sonaron mis alarmas. El verdadero Stephen Glass hizo algo as\u00ed, difamar al aliado de Clinton, Vernon Jordan, mediante fuentes inventadas, pero esas eran ficciones incrustadas dentro de una narrativa atractiva, lo que la hac\u00eda jugosa, no una historia construida en torno a un \u00fanico personaje y artefacto no verificable. Es dif\u00edcil imaginar que una revista seria avance a toda velocidad con eso, y a\u00fan m\u00e1s con la excusa de Ethan de que es un estudio de personajes destinado a preguntar: \u00ab\u00bfQu\u00e9 es?\u00bb verdad<\/em>?\u201d Claro, necesitas algo obvio para que incluso los miembros menos atentos de la audiencia sientan que algo anda mal, pero El conector<\/em>, en su conjunto, escatima continuamente en los detalles esenciales. \u00bfC\u00f3mo es un proceso de edici\u00f3n y c\u00f3mo se puede jugar con \u00e9l exactamente? (Vidrio roto<\/em> lo hizo excepcionalmente bien, mostrando precisamente c\u00f3mo falsific\u00f3 a su propio verificador de hechos.) Me encanta una buena canci\u00f3n sobre procedimiento; en la memoria reciente, Kimberly Akimbo<\/em> me ense\u00f1\u00f3 mucho<\/em> sobre lavar cheques, y hay mucho en la maquinaria del periodismo para dramatizar: las entrevistas, la primera edici\u00f3n, la segunda edici\u00f3n, los hechos, incluso peleas sobre qu\u00e9 oraciones perder cuando se corta para ajustarse a un dise\u00f1o de impresi\u00f3n.<\/p>\n

Brown, un rom\u00e1ntico con R may\u00fascula, sin embargo, escribe hacia las emociones, no hacia las minucias. Vemos la escritura de Ethan a trav\u00e9s de piezas musicales que se centran en las historias mismas, no en el trabajo que podr\u00eda haberse realizado en ellas. Se reproducen sobre Beowulf Borritt. tron <\/em>cuadr\u00edcula de un <\/em>conjunto (MCC puede reutilizarlo si alguna vez organiza una Ajedrez <\/em>revival) con una ocupada coreograf\u00eda gestual de Karla Puno Garc\u00eda. Al principio, hay un n\u00famero verbalmente h\u00e1bil sobre una estrella del Scrabble, luego un solo para ese informante no verificable y m\u00e1s tarde un n\u00famero de grupo desconcertante para una historia ambientada en el Muro de las Lamentaciones. El encuadre nos deja a oscuras sobre los detalles de c\u00f3mo se inform\u00f3 o, alternativamente, se falsific\u00f3 todo este material. El propio Glass era una estrella de teatro de secundaria que hizo todo lo posible para que su trabajo pareciera real (en su novela tal vez confesional, \u00a1un personaje interpreta una transcripci\u00f3n telef\u00f3nica consigo mismo!) Y cualquier periodista le dir\u00e1 que ese es el tipo de detalles. que hacen cantar una historia. Hay un buen musical en esos esquemas, pero \u00e9ste pierde los \u00e1rboles y se convierte en un bosque m\u00e1s vago.<\/p>\n

A medida que la tensi\u00f3n aumenta El conector<\/em>Tambi\u00e9n me pregunt\u00e9 si Brown, Prince y Sherman se estar\u00edan poniendo del lado de Ethan. La estructura ofrece su merecido, pero hay una parte lateral de reflexi\u00f3n melanc\u00f3lica en su defensa, en la l\u00ednea de esa vieja pepita, \u00ab\u00bfqu\u00e9 es?\u00bb \u00bfverdad?<\/em>\u201cCreemos lo que creemos \/ Y todo lo que queremos es que alguien lo confirme\u201d, canta Ethan. \u201cCreemos lo que creemos \/ Nos rodeamos de personas que \/ Creen como nosotros\u201d. La afirmaci\u00f3n suena actual (y la canci\u00f3n se acelera para incluir, de alguna manera, a quienes niegan el holocausto), pero equivale a agitar tem\u00e1ticamente una bandera blanca. Por qu\u00e9 <\/em>\u00bfCreemos algunas mentiras m\u00e1s que otras? \u00bfQu\u00e9 tiene su construcci\u00f3n? Hay material en las discusiones sobre la verdad. La vida \u00fatil de un hecho<\/em> se situ\u00f3 en el \u00e1rea gris entre la prueba y una buena historia, pero si quieres hacerlas, debes comprometerte a un nivel serio y meticuloso.<\/p>\n

El conector<\/em> es demasiado simplista para eso, aunque da la casualidad de que tiene una canci\u00f3n llamada \u00abProof\u00bb. Eso se lo entrega a la jefa del departamento de informaci\u00f3n de la revista, una veterana llamada Muriel, interpretada con f\u00e9rrea certeza por Jessica Molaskey. Es el tipo de solo tard\u00edo que sabes que tiene que llegar.finalmente, <\/em>Pens\u00e9, alguien del lado de los hechos tendr\u00e1 su d\u00eda<\/em>\u2014pero la escritura fracasa. Muriel no ofrece mucha defensa de las pruebas y canta que \u201cel peligro, supongo, es \/ Tu mente se cierra por completo \/ Y no crees ni una puta cosa\u201d. All\u00ed tuve que sacar mi bol\u00edgrafo rojo. Para m\u00ed, la verificaci\u00f3n de hechos siempre me ha parecido un ejercicio exigente pero esperanzador, basado en la idea de que siempre es posible acercarse a algo real, si tan solo puedes hacer una llamada telef\u00f3nica m\u00e1s y realmente precisar los detalles. Levantar las manos y decir \u201c\u00a1bueno, todo es relativo!\u201d, es algo m\u00e1s parecido a cerrar la mente.<\/p>\n

El conector est\u00e1 en el teatro MCC<\/em>.<\/p>\n