Actividad física, terapia en la depresión en niños y adolescentes


Diez mil pasos y más. Conocemos los efectos protectores de la actividad física (AF) frente a la depresión en adultos. Un estudio de la Universidad de Hong Kong publicado en febrero en Jama Pediatría muestra su interés por actuar sobre el de los niños y adolescentes, que puede manifestarse mediante el dramaticing out, quejas somáticas, irritabilidad… Resultados bienvenidos, sobre todo teniendo en cuenta que los trastornos del estado de ánimo van en aumento entre los jóvenes, debido en particular a la Covid-19 epidemia, con alrededor de uno de cada seis adolescentes afectados.

En este metaanálisis de 21 estudios, con un total de 2.441 pacientes, la práctica de AF (en promedio tres sesiones de 50 minutos por semana, durante al menos cuatro semanas) se asocia con una mayor reducción de los síntomas depresivos que en el grupo control, en participantes de 13 años o más, y en aquellos con diagnóstico de enfermedad mental y/o depresión. La hipótesis de Francesco Recchia y sus colegas es que “Los mayores de 13 años, que son más sedentarios, son más receptivos que los niños pequeños, que pueden ser suficientemente activos y por tanto menos sensibles a la actividad física adicional”.

Los estudios futuros deberían examinar la frecuencia, la duración y el tipo de sesión para determinar la dosis ideal y el modo de intervención, continúan los autores. Por ejemplo, el ejercicio aeróbico (correr, saltar, etc.), apto para niños, puede implementarse fácilmente en las clases de educación física en la escuela.

Siempre culpa de las pantallas

Pero, ¿cómo actúa AP sobre los síntomas de la depresión? Aunque los mecanismos son numerosos y no siempre aclarados, se ha establecido que, en adultos, el movimiento favorece la liberación de neurotransmisores cerebrales (serotonina, dopamina, norepinefrina) que aumentan la sensación de bienestar, activan el circuito de recompensa y reducen los niveles de estrés. . También estimula la circulación sanguínea y la neurogénesis en el hipocampo. “Los modelos neuropsicológicos reportan funciones ejecutivas mejoradas (planificación, coordinación, enfoque, aprendizaje)”, indica el informe pericial colectivo del Inserm de 2019 sobre actividad física. Además, la AF fortalece la autoestima y las interacciones sociales. “Entre estos mecanismos y procesos explicativos, no se puede excluir totalmente el efecto placebo”especifica Inserm.

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Al mismo tiempo, de nuevo en adultos, se ha establecido que la presencia de síntomas depresivos se asocia con un nivel de práctica por debajo de las recomendaciones sanitarias. Un hallazgo confirmado entre los adolescentes, 8 de cada 10 de los cuales no alcanzan el umbral de las recomendaciones, destacando las pantallas.

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