Hubo serios enfrentamientos en el centro de Nápoles entre los fanáticos del Eintracht Frankfurt y la policía antes del partido de la Liga de Campeones del equipo alemán contra el Napoli el miércoles.
Se rompieron las ventanas de los automóviles y los fanáticos lanzaron bengalas, sillas y otros objetos mientras los transeúntes inocentes se refugiaban en bares y restaurantes. Un coche de policía y otros vehículos fueron incendiados.
La policía con equipo antidisturbios finalmente logró calmar la situación, llevando a los fanáticos a los autobuses para llevarlos a sus hoteles.
Se evitaron más enfrentamientos ya que se impidió que la mayoría de los «ultras» del Napoli, los fanáticos incondicionales del equipo local, entraran en contacto con los fanáticos alemanes. Sin embargo, arrojaron piedras y botellas a los autobuses.
El alcalde de Nápoles, Gaetano Manfredi, dijo que el incidente creó «un clima inaceptable de guerra de guerrillas» en la ciudad.
La ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, acudió a Twitter para condenar los enfrentamientos y dijo que «la violencia y los hooligans destruyen el deporte».
No hubo información inmediata sobre arrestos o heridos.
La policía había estado en alerta máxima en la ciudad italiana (se habían desplegado alrededor de 800 agentes) cuando llegaron más de 600 fanáticos de Alemania a pesar de que los fanáticos de Frankfurt no podían comprar boletos luego de los disturbios entre los aficionados durante el partido de ida en Alemania.