Ante la posible victoria de Giorgia Meloni en Italia, miedos e interrogantes en Bruselas


En menos de un año, las tres primeras economías de la Unión Europea (UE) habrán cambiado de jefes de estado o de gobierno. En diciembre de 2021, los alemanes llevaron a Olaf Scholz a la cancillería de Berlín. En abril, los franceses devolvieron a Emmanuel Macron al Elíseo, y el 25 de septiembre será el turno de los italianos de elegir el Parlamento que nombrará al sucesor de Mario Draghi. Entre la guerra en Ucrania, el alza de los precios de la energía y la recesión que se avecina, a los europeos les habría ido bien sin la partida del exbanquero central y esta elección de alto riesgo, que abre un nuevo período de incertidumbres.

Si Giorgia Meloni emerge de las elecciones en condiciones de ser el próximo presidente del Consejo italiano, como predicen la mayoría de las encuestas, “Será la primera vez que la extrema derecha estará al frente de un país fundador de la Unión Europea”se emociona el eurodiputado liberal (Renovar) Sandro Gozi. “Tenemos una guerra, una crisis energética, una crisis alimentaria mundial, una crisis económica que se avecina. Un posfascista al frente del gobierno italiano será un elemento más en este telescopio de crisis monstruosas.dice un alto funcionario europeo.

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Este verano, tanto en las instituciones europeas como en las capitales de los Estados miembros, hemos seguido con la mayor atención la caída del gobierno de Draghi y el inicio de la campaña del presidente de Fratelli d’Italia (posfascista), que, aliado con la Liga (extremo derecho), de Matteo Salvini, y Forza Italia (derecha), de Silvio Berlusconi, bien podría obtener una clara mayoría en la tarde del 25 de septiembre. Con una pregunta muy simple: ¿debemos estar preparados para incesantes equilibrio de poder que, tarde o temprano, amenazará la cohesión de la UE, o será posible construir una colaboración constructiva con el futuro gobierno italiano?

“Anti-Bruselas pero no anti-europeo”

A pocos días de las elecciones, aunque no descartan nada, es el segundo escenario el que parece más probable. Giorgia Meloni, sabiendo que estaba en la posición de favorita, hizo un serio esfuerzo hacia la comunidad empresarial y los socios internacionales de Italia para tranquilizarlos. Frente a la Comisión, ha moderado sus críticas y parece mucho menos agresiva que el Sr. Salvini. Sobre Rusia, se ha mostrado más fiel a la línea de gobierno que muchos de los partidarios de Draghi, y sigue dando promesas de atlantismo. “Será un gobierno anti-Bruselas pero no anti-europeo”, resume Sébastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors, quien señala que el euroescepticismo ya no es tan popular en la opinión italiana como lo era hace unos años. En cuestiones económicas también debe prevalecer el pragmatismo, esperan los europeos. Desde este punto de vista, “La Italia de Meloni no debería ser muy diferente a la de Draghi. Está a favor de una política que apoye la inversión y modernice la economía.Juez Sandro Gozi.

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