Ataque de Hamás: el acercamiento entre Israel y Arabia Saudita puesto a prueba por la guerra


Visto desde Riad, Tel Aviv y Washington, el tren de normalización entre Arabia Saudita e Israel parecía estar en camino. El reino saudí estaba negociando, con el equipo del presidente estadounidense Joe Biden, los detalles de un pacto de seguridad y un programa nuclear, a cambio del reconocimiento del Estado judío. Presentado como «sustancial»Sin embargo, la cuestión palestina parecía secundaria, casi insignificante. La explosión provocada por la mortífera ofensiva lanzada contra Israel por el movimiento islamista palestino Hamás el sábado 7 de octubre detuvo esta dinámica y puso la cuestión palestina en primer plano.

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La complejidad de la operación sugiere que Hamás había estado planeando esta ofensiva durante meses, que sacudió el status quo con Israel. “Hamas arrojó una bomba en la habitación. El objetivo es empujar a los israelíes a tomar represalias que hagan imposible que los sauditas avancen con la normalización»., estima Hussein Ibish, investigador del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington. El propio Hezbollah sugirió esta lectura al calificar este “operación heroica” de “mensaje al mundo árabe y musulmán (…)especialmente a aquellos que buscan normalizar sus relaciones” con Israel.

Preparación de los luchadores.

Un acuerdo de normalización con Arabia Saudita sería, para Hamás y sus partidarios dentro del “eje de resistencia” a Israel liderado por Irán, más peligroso que el acercamiento sellado en 2020 por los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos con Israel. La cuestión palestina podría resolverse con descuento. La alianza de seguridad entre Israel y las potencias del Golfo, bajo el patrocinio estadounidense, se reforzaría en detrimento de Irán, mientras Riad y Teherán siguen compitiendo por la supremacía regional, a pesar de la firma de un acuerdo de distensión en marzo.

La participación directa de Hezbollah e Irán en el ataque no está establecida en este momento. A lo largo de los años, han ayudado a Hamás y a la Jihad Islámica, financieramente y mediante transferencias de tecnología y experiencia, a construir un sofisticado arsenal balístico y preparar a sus combatientes. “Su mensaje está coordinado: sin concesiones sustanciales, no habrá acuerdo de normalización, y es Irán, no los árabes, quien sigue en posesión del expediente palestino”, añade un buen conocedor del tema. Teherán estaba empezando a mostrar signos de impaciencia ante las especulaciones sobre la normalización. “Una capitulación”, “una puñalada por la espalda al pueblo palestino y a la resistencia palestina”había denunciado, al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 20 de septiembre, el presidente iraní, Ebrahim Raïssi.

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