Ataques de enero de 2015: cadena perpetua y veinte años de prisión requeridos en apelación contra los dos acusados


La fiscalía solicitó, el martes 18 de octubre, penas máximas, cadena perpetua y veinte años de prisión, respectivamente acompañadas de veintidós años y dos tercios de seguridad, para Ali Riza Polat y Amar Ramdani, los dos acusados ​​juzgados nuevamente en apelación por su papel en los ataques de enero de 2015.

Ali Riza Polat está acusado de complicidad en los crímenes cometidos por Amedy Coulibaly y los hermanos Saïd y Chérif Kouachi entre el 7 y el 9 de enero de 2015. No importa si este amigo cercano de Coulibaly no conocía a los hermanos Kouachi, explicó la abogada general Manon. Brignol, su complicidad se extiende a todos los actos cometidos por los coautores de los atentados terroristas que actuaron concertadamente. Para dar lugar a una condena, esta acusación implica que Polat era consciente, no solo del carácter yihadista de Coulibaly, sino también de sus planes de actos violentos, y que lo ayudó a sabiendas.

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Amar Ramdani, también cercano a Amedy Coulibaly, está acusado por su parte de «asociación criminal terrorista», delito que no implica que conociera los planes de atentados de su amigo sino que le prestara ayuda con conocimiento de su radicalismo yihadista, aunque no lo compartió.

Ali Riza Polat, de 37 años, fue sentenciado a treinta años de prisión en primera instancia, la sentencia más severa entre los once acusados ​​en ese momento. Antes de centrarse en los detalles de los numerosos actos de preparación de los que se acusa a Polat, el Abogado General trató de identificar la relación entre Polat, «un pequeño jefe que vive sin dinero, en una pequeña semana», en Coulibaly, un “Islamista radical perfectamente reivindicado y asumido”. “Hay admiración y fascinación”, dice Manon Brignol. Hasta el punto de que la fecha de la «conversión» de Polat, nacido en el seno de una familia turca aleví y poco practicante, corresponde a la salida de prisión de Coulibaly, en la primavera de 2014. En el momento, también, cuando la organización Estado Islámico multiplica las conquistas y se prepara para proclamar su califato.

Polat, el manitas de Coulibaly

El magistrado, que insistió largamente en el radicalismo religioso de Polat, ve en esta conversión “una forma de ser mejor aceptado” por Coulibaly, que disfruta en la ciudad de Grigny (Essonne), donde ambos crecieron, » respeto « de un todo «tribunal de obligados». A diferencia de los abogados de Polat, para quienes no es un radical religioso, el Abogado General considera que“Uno solo puede entender las acciones criminales de Polat, como Coulibaly, a la luz de su compromiso ideológico”.

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