Casas “embrujadas”, espiritismo, telepatía… Los investigadores abordan fenómenos inexplicables


Este verano, un colega me envió este SMS, tras una serie de artículos sobre castillos “embrujados”: “No creo en fantasmas, pero sí. » Reformulando a su manera esta confesión de la marquesa de Deffand, mujer de letras, que declaró en el siglo XVIIImi siglo : “No creo en los fantasmas, pero les tengo miedo. » Según numerosos estudios realizados durante los últimos cincuenta años en países industrializados, entre el 50% y el 70% de las personas encuestadas dicen creer en este tipo de manifestaciones, y entre el 30% y el 50% creen haber tenido al menos una experiencia paranormal. Una noción global que abarca una nebulosa de fenómenos, que van desde apariciones espectrales, incluso marianas (la Virgen María), hasta poltergeists (desplazamientos de objetos, golpes sonoros, etc.), pasando por los ovnis, el espiritismo, la telepatía, la telequinesis, el magnetismo o incluso Sueños premonitorios. “Eventos” inexplicables por la ciencia que fascinan y cuestionan nuestra relación con la realidad.

Desde hace unos diez años, una treintena de investigadores de las ciencias humanas y de la psicología trabajan sobre este tema tan criticado, como la etnóloga Fanny Charrasse, el antropólogo Grégory Delaplace, el filósofo Bertrand Méheust, el médico forense Philippe Charlier o el psicólogo Renaud Evrard. Dibujando así los comienzos de un enfoque multidisciplinario en Francia, basado en el modelo que ya existe en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Suecia. El objetivo hoy ya no es demostrar científicamente la veracidad de estos fenómenos, sino comprender sus mecanismos y su impacto en la sociedad, liberándonos de la eterna división entre creyentes y escépticos.

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“Mi trabajo es abstenerme de querer explicar para dar cuenta del fenómeno, lo que hace visible a través de las sociedades humanas, lo que pone en movimiento”, testifica Grégory Delaplace, profesor-investigador de la Escuela Práctica de Altos Estudios. El antropólogo establece un vínculo entre el renovado interés académico, ciertamente minoritario, por estas cuestiones y la importancia que las cuestiones ambientales han adquirido en el debate público: “Estamos más atentos a lo que no entendemos, a lo que no es necesariamente visible pero que, sin embargo, existe. »

Abandonar la visión puramente racionalista

Un enfoque que se inscribe en el pensamiento constructivista y en la sociología de lo no humano defendida por Bruno Latour y Philippe Descola, desde los años 1990, según la cual no existe una división clara entre ciencias duras y ciencias blandas, entre naturaleza y sociales, sino una interacción constante entre estos dos dominios. Vemos claramente que los animales son seres sociales. Las orcas tienen modas: en un momento dado, se ponen un pez en la cabeza. Y las plantas también forman sociedades., explica Pierre Lagrange, sociólogo de la ciencia y autor de varios trabajos sobre los ovnis. Con la crisis ecológica comprendimos que teníamos que ampliar nuestra concepción de la sociedad para poder integrar a estas multitudes de no humanos. Ahora podemos añadir a esta lista los ovnis, los fantasmas y el yeti. No sólo existimos en el plano real, sino también en el imaginario. » En resumen, si queremos entender lo paranormal, debemos sacarlo de la visión puramente racionalista, según estos investigadores.

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