Como cualquier buen villano, William obtiene su merecido de los instrumentos de muerte que construyó para llevar a cabo sus asesinatos. Al colarse en la pizzería para recolectar los residuos sobrenaturales de sus víctimas que quedan en los animatrónicos, William es emboscado por sus fantasmas que acechan los trajes robóticos. William es metido en un animatrónico Spring Bonnie de repuesto y aplastado hasta la muerte de la misma manera que los asesinatos que llevó a cabo. Sin embargo, al igual que aquellos a los que asesinó, William encuentra su espíritu acechando al animatrónico en el que lo matan, tomando el apodo de Springtrap.
Igual de mortal después de la muerte, el espíritu de William persigue a otros animatrónicos en juegos posteriores después de que Springtrap finalmente se destruya. La franquicia necesita un antagonista que sea humano, no solo un animatrónico en gran parte silencioso, y William cumple con eso mientras se suma a la tradición. La eventual muerte de William a manos de sus creaciones asesinas se siente tanto catártica como poética, y corresponde a sus crímenes. Y si hay algo que podría establecer una posible secuela, el monstruoso renacimiento de William como Springtrap se presta perfectamente a esa posibilidad.