Esencialmente, el futuro presidente de Panem, Coriolanus Snow, se convirtió en un hombre capaz de superar el escenario de Kobayashi Maru cambiando las condiciones de la prueba. Todo comenzó cuando Snow fue asignado como mentor de un tributo que se dio cuenta de que nunca podría ganar, Lucy Gray Baird. A pesar de no ser una ganadora obvia, es capaz de cautivar al público con su canto. Esto lleva a Snow a hacer todo lo que esté en su poder para poner a la joven frente a una audiencia y hacer de los juegos tanto un concurso de popularidad como una lucha a muerte para que ella tenga una oportunidad.
En el transcurso de «La balada de los pájaros cantores y las serpientes», vemos cómo a Snow se le ocurren elementos que hacen de los Juegos del Hambre lo que son en la época de Katniss. Convierte el combate de gladiadores en una telenovela bárbara donde la gente se involucra e inspira a los luchadores. Con la tarea de aumentar los índices de audiencia televisiva de los juegos, se da cuenta de que si el público se involucra en los tributos como personas en lugar de simplemente como luchadores, en realidad verán los juegos y se preocuparán por quién vive y quién muere. Sin embargo, a medida que se enamora de Lucy Gray, los intentos de Snow de hacer trampa o cambiar el juego para mantenerla con vida conducen a la introducción de nuevas reglas, como las que implican que los patrocinadores envíen ayuda a los tributos a mitad del juego.
Básicamente, cuanto más trabajaba Snow para hacer que los juegos fueran más populares y duraderos, más creaba las condiciones que inevitablemente llevarían a que un tributo fuera tan carismático y querido que pudiera iniciar una revolución contra el propio Capitolio. Su fallido romance con Lucy Gray terminó siendo su propia sentencia de muerte.