Es un tiro de advertencia: acostumbrado a un discurso mesurado, Arcom expresó, el martes 22 de noviembre, su «preocupación profunda» en la «La capacidad de Twitter para mantener un entorno seguro para los usuarios de su servicio». En un oficio dirigido a la dirección de la red social, el ex Consejo Superior del Audiovisual teme que los numerosísimos despidos a los que ha procedido el nuevo propietario, Elon Musk, pongan en peligro la moderación de contenidos ilícitos, de odio, discriminatorios, engañosos… .
Ahora responsable de supervisar las plataformas digitales en varias áreas, Arcom ya le está dando un primer ultimátum a la empresa comprada por el jefe de Tesla y SpaceX: esta última está obligada a enviarle, “a más tardar el jueves 24 de noviembre”, el detalle de «recursos humanos y tecnológicos» dedicado al cumplimiento de sus obligaciones.
El tono firme resume el estado de ánimo de los reguladores franceses y europeos, incluso estadounidenses: se espera a Elon Musk en el turno. Su deseo de adquirir Twitter, en nombre de » la libertad de expresión «, Ya se sabía desde hace unas semanas cuando, el pasado 23 de abril, se selló el acuerdo político sobre el reglamento European Digital Services Act (DSA), que establece nuevas obligaciones de medios para las plataformas. La irrupción, en el terreno de las redes sociales, del capo libertario y atípico, apoyado por los seguidores de Donald Trump, contribuyó a la dinámica política de este texto.
El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, también ha insistido, desde el 9 de mayo, en conocer en persona al campeón de los coches eléctricos, en su fábrica texana de Austin, durante una secuencia retransmitida por un pequeño vídeo en Twitter. «En Europa, el pájaro volará según nuestras reglas»había advertido el francés. “Estamos en la misma onda”, había asegurado el Sr. Musk, entonces candidato a la toma de control de la red social.
Multas de hasta 20 millones de euros
Desde entonces, en Bruselas como en París, se escudriñan las maniobras del empresario. Cuando, una semana después de la adquisición efectiva de Twitter, a fines de octubre, Musk despidió brutalmente a la mitad de sus 7.500 empleados, Arcom verificó que sus interlocutores, en particular en la sede europea en Irlanda, aún estuvieran en su lugar.
Desde entonces, sin embargo, el nuevo propietario ha ido más allá y ha «rompió el contrato de varios miles de proveedores de servicios, o alrededor del 75% de ellos, según estimaciones externas», escribe la Autoridad. Sin embargo, la moderación está asegurada notablemente por un equipo de 1.876 de estos trabajadores subcontratados en todo el mundo, según cifras transmitidas, en 2020, por Twitter, un nivel ya considerado bajo. Sin mencionar que el jefe de asuntos públicos de Bruselas ha sido despedido y el jefe de Twitter Francia ha dimitido…
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